ENTREVISTA

"Nunca se ha conseguido una vacuna de la gripe tan efectiva como las que tenemos para prevenir la covid-19"

El virólogo Alberto Domingo López, investiga sobre el coronavirus en el Instituto Americano de Alergia y Enfermedades Infecciosas, donde ha descubierto una proteína "clave" para investigar sobre el coronavirus

Alberto Domingo López, en su laboratorio.

Alberto Domingo López, en su laboratorio. / R. D. C.

Ana Lucas

Alberto Domingo López Muñoz (Caravaca de la Cruz, Murcia, 1990) es investigador postdoctoral trabajando en covid-19 en el Laboratorio de Enfermedades Virales del Instituto Americano de Alergia y Enfermedades Infecciosas en Bethesda, Maryland (EEUU). Tras obtener su doctorado en Biociencias Moleculares y su máster en Biomedicina Molecular en la Universidad Autónoma de Madrid, investigando los mecanismos de patogénesis de los virus del herpes simplex, durante su formación doctoral como virólogo realizó estancias de investigación en el Imperial College de Londres (Reino Unido) y en el Instituto Americano de Alergia y Enfermedades Infecciosas (EEUU).

Ahora, investiga sobre el coronavirus en el Instituto Americano de Alergia y Enfermedades Infecciosas, donde ha descubierto una proteína "clave" para investigar sobre el coronavirus.

Entre otros, ha recibido el Premio Extraordinario Fin de Carrera en su promoción universitaria, un contrato para la realización de su tesis doctoral del Ministerio de Educación otorgado en competición nacional, la mención Summa Cum Laude en su tesis doctoral, además de otros reconocimientos a jóvenes científicos por sociedades científicas europeas.

La llegada del coronavirus cambió el rumbo de su carrera, por razones de fuerza mayor. ¿En qué le habría gustado centrarse si no hubiese habido pandemia?

Mi formación como virólogo me ha proporcionado las herramientas y conocimientos necesarios para estudiar y entender una gran diversidad de microorganismos, en especial, virus humanos. Aunque el objetivo principal de mi tesis doctoral en Madrid se centró en estudiar los virus del herpes simplex, pocos meses antes de la llegada del coronavirus había empezado, en Estados Unidos, un nuevo proyecto de investigación centrado en el virus de la gripe en uno de los laboratorios de referencia mundial para este virus.

Los virus respiratorios emergentes son los que representan una mayor e inmediata amenaza para el bienestar y supervivencia de nuestras sociedades modernas, por lo que intentar contribuir a prevenir, entender y controlar estas amenazas siempre ha sido mi objetivo profesional. Como nota personal puedo añadir que a principios de 2020, entendí rápidamente que esta pandemia podía suponer una oportunidad de oro para mi carrera como virólogo.  

¿En qué se centran sus trabajos en Estados Unidos para combatir la covid?

El laboratorio del que formo parte ha sido pionero en entender aspectos críticos del virus de la gripe en los últimos 30 años. Este ambiente de trabajo, en el cual estoy rodeado de expertos internacionales y con la mejor tecnología, es el escenario idóneo para hacer y contestar preguntas que nos ayudan a entender cómo infecta el virus, como se multiplica o qué hace este virus para ocultarse de la respuesta de nuestro sistema inmunitario. Contestar a estas preguntas de manera acertada es lo que luego permite desarrollar vacunas y tratamientos efectivos que previenen la enfermedad y salvan vidas.

Podríamos decir que laboratorios como al que pertenezco somos el primer eslabón de la cadena que ha puesto las vacunas de la covid en el brazo de la humanidad. Mis investigaciones en covid se han centrado en entender cómo el virus es capaz de multiplicarse y proliferar sin ser detectado por el sistema inmunitario, y por tanto, evitando que desarrollemos síntomas durante los primeros, o incluso todos, los días de la infección. Otros fenómenos observados en pacientes de covid, como respuestas exageradas del sistema inmunitario, los episodios de trombosis e ictus, o los efectos a largo plazo de la covid, permanecen sin una explicación clara.

Recientemente he descubierto que una proteína clave del virus, los 'ladrillos' o piezas que lo forman, es capaz de bloquear componentes esenciales para respuesta inmunitaria normal. Esta es la primera proteína de un coronavirus que se ha descrito hasta la fecha, capaz de unir y bloquear estas funciones de la primera línea de defensa de nuestro cuerpo contra patógenos. Esta proteína del virus también podría estar jugando un papel importante a la hora de entender esos episodios de trombos. Algunos datos curiosos de otros laboratorios sobre esta proteína del virus es que se ha encontrado en pulmones de pacientes que fallecieron de covid-19, mientras que no se encontraron rastros del virus. Más sorprendente: se ha encontrado esta proteína en biopsias de intestino de pacientes que superaron la covid19, ¡cuatro meses después del último test negativo!

¿Qué tiene este coronavirus que no se haya observado en otros?

Esta es una pregunta muy interesante. Lo que más asombra es la rapidez con la que este coronavirus es capaz de mutar o variar. Esto es lo que ha provocado la gran cantidad de variantes que han aparecido y que podrían tambalear la eficacia de las vacunas. Un ejemplo que nos puede ayudar a entender la gran capacidad de mutación de este virus, nunca vista hasta la fecha, es compararlo con otros virus respiratorios. Por ejemplo, el virus de la gripe suele acumular 1 o 2 cambios, de media, entre un invierno y el siguiente. La variante ómicron acumula unas 50 mutaciones, 36 de ellas localizadas en la proteína de la espícula, esta última usada para inmunizarnos contra la covid-19.

Otra característica remarcable, como comentaba antes, es la capacidad del virus para infectar evitando que desarrollemos síntomas de la enfermedad. Los síntomas de una infección viral es lo que nos alerta de que algo anormal está ocurriendo. Si los síntomas y la ventana en la que un individuo es infeccioso solapan, es más fácil controlar y reducir contagios, mediante el aislamiento de las personas que presentan síntomas. Esto es lo que sucedió con el brote del virus SARS en 2002-2003. Con el actual coronavirus, hemos tenido y tenemos medidas de distanciamiento social muy estrictas para reducir y controlar este fenómeno, ayudado más recientemente por el uso masivo de los test rápidos de antígenos. 

¿Qué papel desempeñan las proteínas del virus en su pervivencia?

Como mencionaba antes, las proteínas son los 'ladrillos' que los virus, las bacterias y nuestras células usan para su construcción y el desarrollo de sus procesos biológicos. Cada proteína del virus suele desarrollar varias funciones, aunque muchas de estas funciones no están claras o requieren años de investigación. En el coronavirus, las proteínas permiten su multiplicación, ensamblaje y capacidad de infectar a otras células e individuos. El desarrollo de esos procesos del virus es lo que causa los síntomas de la enfermedad, pero algunas proteínas virales están encargadas de disimular o camuflar la presencia del virus en el cuerpo humano. Otras proteínas del virus pueden permanecer en el organismo incluso cuando el virus ya no está multiplicándose o causando la enfermedad.

Por otra parte, cambios en estas proteínas pueden ayudar al virus a multiplicarse más rápido, ser más o menos efectivo a la hora de infectar nuevos individuos, o incluso escaparse de los anticuerpos que hemos generado con la vacunación. Todo esto hace que las vacunas y los tratamientos que hoy son eficaces puedan dejar de serlos el día de mañana, por lo que continuar estudiando y analizando estas proteínas virales es esencial para nuestra protección a largo plazo.

¿Tendremos pronto una vacuna universal?

En más de 50 años de investigación sobre el virus de la gripe no se ha conseguido una vacuna universal efectiva y duradera. Los virus respiratorios tienen esta capacidad de infectarnos una y otra vez, a pesar de estar vacunados o de haber pasado la enfermedad. Esto hecho, junto con la habilidad de los virus de mutar muy rápidamente hacen tremendamente difícil desarrollar vacunas universales. Tenemos que entender que una vacuna se considera efectiva si previene o reduce los síntomas de la enfermedad y los contagios. En última instancia sería ideal que esa vacuna también nos haga completamente inmunes a la infección, pero esa es una barrera mucho más alta de alcanzar.

No obstante, nunca se ha conseguido una vacuna de la gripe tan efectiva como las que tenemos para prevenir la covid-19. Esto ha sido posible gracias una tecnología que se había estado desarrollando durante 20 años, así como a la inversión y colaboración científica mundiales sin precedentes. La compañía Moderna está utilizando esta tecnología para desarrollar una vacuna actualizada contra ómicron, pero lo que es más esperanzador es que también están ensayando clínicamente vacunas contra la gripe, el virus del sida y el de la mononucleosis infecciosa. Incluso se habla de futuras vacunas trivalentes, contra la gripe, covid-19 y otros virus respiratorios combinadas en una sola inyección. Estamos ante el comienzo de una nueva era contra las enfermedades infecciosas.

Y desde su punto de vista...

Por otra parte, y desde una perspectiva más personal, ¿qué sentido tiene tener disponible una vacuna universal y altamente efectiva si solo la mitad de la población confía en su seguridad y está dispuesta a usarla? La vacunación es un arma que se usa a nivel poblacional para atacar a un virus, por eso se habla de campañas de vacunación. La declaración de la erradicación de la viruela en 1980, un hito histórico para la humanidad, solamente fue posible gracias una campaña de vacunación global contra la misma. Recordemos que es en personas no vacunadas donde el coronavirus tiene menos restricciones para multiplicarse, mutar e infectar a otros. Evaluar la seguridad y efectividad de las vacunas no es una tarea que el público general esté capacitado para desarrollar, discutir u opinar; al igual que todos entendemos que no lo está para ejecutar el diagnóstico y tratamiento de un paciente enfermo en un hospital. El deber cívico también pasa por asumir nuestra responsabilidad individual en términos de enfermedades infecciosas y salud pública, contribuyendo al bienestar general evitando que el virus pueda ganar terreno mutando y poniendo en peligro ese esfuerzo colectivo que es una campaña de vacunación.

Un ejemplo personal sobre mi confianza en la seguridad de las vacunas fue mi participación como uno de los primeros 30.000 voluntarios en recibir una dosis experimental de la vacuna de Moderna durante el ensayo clínico que desarrollaron en agosto de 2020. Contemplar todo el proceso de diseño y desarrollo en primera persona, desde el principio hasta recibir el pinchazo en el brazo, te hace darte cuenta de la alta regulación y seguridad que tienen las vacunas.

¿Ve recomendable, como científico, el regreso de eventos multitudinarios?

Estos dos eventos, como caravaqueño y murciano que soy, tiene una significancia emocional especial para mí. Además, tienen en común que son eventos exteriores al aire libre. Como estos, otros eventos multitudinarios en los cuales se pueda garantizar el estado de vacunación de los participantes y se refuerce el uso de mascarilla, son escenarios con bajo riesgo para el contagio y la transmisión masiva del virus. En la región, como en el resto del levante mediterráneo, gozamos de temperaturas cálidas que permiten disfrutan de los eventos exteriores al aire libre durante la gran mayoría del año. Esto es un privilegio que debemos explotar para poder recuperar tradiciones y eventos multitudinarios que definen nuestra esencia e identidad. Personalmente, soy partidario de que estos eventos vuelvan a la nueva normalidad en las circunstancias que comentaba y bajo la supervisión de expertos en salud pública. 

¿Se atrevería usted a poner una fecha al fin de la pandemia?

Si entender el fin de la pandemia implica volver en toda su extensión al estilo de vida de 2019, probablemente años o incluso nunca llegue a suceder en su totalidad. Este virus ya es, y será, parte de nuestro día a día, como lo han sido otros coronavirus respiratorios durante décadas (estos últimos responsables aproximadamente del 30% de los resfriados en los países desarrollados). Antes de la pandemia, la sociedad no vivía en un estado de constante psicosis en el cual los virus respiratorios eran el epicentro de la vida. Si hemos hecho todo lo que podemos hacer, es decir, estamos vacunarnos y llevamos nuestra mascarilla cuando corresponde, entonces es momento de desprendernos del miedo psicológico y continuar disfrutando de nuestra idiosincrasia con los pequeños cambios que hemos aprendido e incorporado a nuestro día a día.

Personalmente, para mí la pandemia ha terminado. Me pondré mi siguiente vacuna cuando sea el momento, llevaré mi mascarilla dentro de un avión o bar, pero eso no me ha impedido viajar desde EEUU para visitar a mi familia y amigos estas pasadas navidades, disfrutar de mi región y viajar por Europa.