PSICOLOGÍA

Día Mundial de Lucha contra la Depresión: ¿Puede la salud mental afectar a la fertilidad?

Se estima que alrededor de unas 800.000 parejas en España, lo que supone una de cada seis en edad reproductiva, tienen problemas de fertilidad

Día Mundial de Lucha contra la Depresión: ¿Puede la salud mental afectar a la fertilidad?

Día Mundial de Lucha contra la Depresión: ¿Puede la salud mental afectar a la fertilidad? / Freepik

Rafa Sardiña

Rafa Sardiña

Un estudio publicado en la revista The Lancet señala que los casos de

depresión

mayor y trastornos de ansiedad en el mundo aumentaron durante la pandemia de la COVID-19 un 28% y un 26%, respectivamente.

Esto quiere decir que en 2020 se produjeron unos 53 millones de trastornos depresivos y 76 millones de diagnósticos de ansiedad, especialmente, en mujeres y jóvenes.

En España, de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), a mediados de 2020 había 2,21 millones con depresión (5,25% de la población mayor de 15 años). Y se estima que afecta al 4,7% de los hombres y al 7% de las mujeres. 

Hablamos de un problema de salud mental que poco o nada tiene que ver con estar bajo de ánimo o decaído. Según el Colegio Oficial de Psicología de Madrid, es un trastorno que “se caracteriza por diversos síntomas que generan malestar significativo en el paciente, en algunos casos durante un periodo prolongado de tiempo”.

El suicidio, un problema de salud público

El 61 % de los pacientes depresión o ansiedad no sigue el tratamiento correctamente. / FREEPIK

Los cinco síntomas que indican que se padece depresión

Para diagnosticar este trastorno, explican los psicólogos, deben estar presentes al menos cinco síntomas, que permiten diferenciar si estamos sufriendo una emoción coyuntural o una depresión. Pero, además, el bajo estado de ánimo y la pérdida de interés, resaltan, tienen que permanecer durante unas dos semanas.

  • Estado de ánimo deprimido o irritabilidad.
  • Falta de interés por cualquier actividad.
  • Aumento o pérdida de peso.
  • Trastornos del sueño como insomnio o hipersomnia (sensación de sueño a deshoras).
  • Falta de energía.
  • Problemas de concentración.
  • Pensamientos de muerte recurrentes.

Mitos sobre la depresión

Estar deprimido es lo mismo que estar triste. No, no es lo mismo. "Hay que entender que hay una diferencia significativa y es que la tristeza es una emoción o un síntoma, mientras que la depresión es un trastorno mental que engloba una serie de síntomas que afectan de manera considerable en la vida del paciente que la padece".

La gente sin recursos es más propensa a sufrir depresión. La depresión no distingue el origen, el nivel económico, ni la edad. Puede aparecer en cualquier clase social. Lo único que ocurre es que los pacientes con menos recursos tienen más dificultades para acceder a un profesional de la psicología para tratarse.

La depresión es una cuestión de actitud o voluntad. Como ya hemos visto, este trastorno puede deberse a múltiples factores (biológicos, sociales, etc).

La depresión dura toda la vida. Los psicólogos madrileños aclaran que «la duración de un episodio depresivo puede ser diferente en función de diversas variables, pudiendo durar meses o incluso años».

La depresión se puede fingir. «Los criterios diagnósticos que encajan con un diagnóstico de depresión son muy complejos de fingir. Y no hay que olvidar el enorme sufrimiento que produce en la persona que la padece».

No requiere de tratamiento. La única forma de que un paciente con depresión mejore es acudir un profesional que le diagnostique y le trate.

La ansiedad por quedar embarazada: un círculo vicioso

La

infertilidad

está íntimamente relacionada con problemas de salud mental, como son la depresión o la ansiedad. Se estima que alrededor de unas 800.000 parejas en España, lo que supone una de cada seis en edad reproductiva, tienen problemas de fertilidad.

Y muchas de ellas, tienen que recurrir a tratamientos de reproducción asistida, como la inseminación artificial o la fecundación in vitro.

Las expectativas, el deseo del embarazo, la presión del entorno o el sentimiento de frustración pueden derivar en reacciones fisiológicas que afecten al normal funcionamiento del sistema reproductivo, como subraya Begoña Ramos, psicóloga de las clínicas Ginefiv, a este portal. 

Imagen de una mujer embarazada recibiendo una ecografía.

Imagen de una mujer embarazada recibiendo una ecografía. / UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA

Los problemas pueden empezar “desde antes de tomar la decisión del embarazo”. En los tratamientos de fertilidad, además, se suman otros factores que la propia pareja no puede controlar, como es, por ejemplo, la fecha de la transferencia embrionaria.

  • “Una carga de estrés y emocional añadida que, sin embargo, no debería suponer ningún riesgo para el embarazo o para el tratamiento de reproducción asistida. Pero la realidad es que afecta, y mucho, tanto a las mujeres como a los hombres, con ciclos menstruales irregulares, que dificultan el momento de la ovulación, o a la calidad de los espermatozoides”.

Un círculo vicioso que entorpece, y de qué manera, el inicio de la gestación. Y aunque no se ha demostrado que la depresión sea el causante de la infertilidad, el estado emocional (tanto antes de la idea del embarazo como durante el proceso) disminuye la capacidad reproductiva de hombres y mujeres.

“Es un factor de riesgo para una buena salud, pero no es lo habitual, ya que con los niveles de estrés que soportamos en nuestro día a día no debería haber problemas a la hora de quedarse embarazada. En todo caso, es una suma de factores, es decir, puede acentuar la predisposición a la infertilidad, pero siempre hay detrás otros problemas de base”.

Y ante esta situación, Ramos recomienda “pedir ayuda a un profesional e identificar las fuentes que nos están generando estrés y cuáles son realmente evitables”. 

Así, el especialista puede darnos herramientas que podemos instaurar en nuestro día a día, como técnicas de relajación, que permiten rebajar el estrés fisiológico, e intentar llevar a cabo actividades agradables para disminuir los niveles de estrés que están impidiendo el éxito de la gestación.

  • “Es fundamental la ayuda de un profesional de la salud mental, primero, y luego ya plantearnos la búsqueda de la maternidad o paternidad”.

Y no tanto por el riesgo que pueda suponer para el embarazo o el feto, “sino también para la propia experiencia vital, ya que no es aconsejable afrontar este periodo con un estado emocional desagradable, porque se va a vivir todo el proceso de una manera negativa”.

La ansiedad y la depresión son los trastornos más comunes entre los adolescentes europeos

La ansiedad y la depresión son los trastornos más comunes entre los adolescentes europeos / Pexels

¿Cómo superar la frustración de no quedar embarazada?

El paso más complicado es la aceptación, indica la especialista. “Entender que estamos en esta situación y que hay recursos para buscar ayuda o plantear otras opciones, como es el caso de los tratamientos de fertilidad”. 

Y es que, el retraso en la edad, tanto en la mujer como en el hombre para decidir tener hijos y los hábitos de vida, junto a las razones fisiológicas producidas por problemas hormonales, explican que cada vez haya más hombres y hombres con problemas de infertilidad.

Cuando la búsqueda de la maternidad o paternidad falla, la pareja se enfrenta a un duelo, diferente a la pérdida de un familiar, pero sí de las propias capacidades naturales. Las consecuencias psicológicas, además, no serán las mismas entre la persona que se queda embarazada y quien acompaña en todo el proceso.

Begoña Ramos resalta que “es fundamental la comunicación y aceptar que cada uno de los miembros de la pareja experimenta unos sentimientos diferentes. Por eso, es esencial llegar a un entendimiento común, primero con un trabajo individual y, posteriormente, con una puesta en común”.

La infertilidad puede llegar a tener un fuerte impacto en la vida íntima de la pareja y afectar no solo a su sexualidad, sino a la capacidad de afrontar decisiones sobre los tratamientos de reproducción asistida a los que, según el INE, se han sometido más del 8% de las mujeres españolas entre 40 y 44 años de edad.