NEUROLOGÍA

Una molécula nanoscópica podría ser la clave contra el Alzheimer y el Parkinson

Este descubrimiento podría ofrecer nuevos tratamientos para quienes sufran algún deterioro neurodegenerativo.

Una molécula nanoscópica podría ser la clave contra el Alzheimer y el Parkinson

Una molécula nanoscópica podría ser la clave contra el Alzheimer y el Parkinson

Patricia Díaz

Un nuevo

estudio

afirma que unas moléculas nanoscópicas pueden inhibir las enfermedades de Alzheimer y Parkinson.

En concreto se trata de iones de polioxometalato, unas moléculas que impiden la formación de la proteína proinflamatoria S100A9.

Esta sustancia dañina se elabora en cantidades mayores cuando existen enfermedades inflamatorias o en algunos tipos de cáncer.

Este descubrimiento ofrece nuevas soluciones para quienes sufran algún deterioro neurodegenerativo provocado por la expansión de esta proteína.

Nanomoléculas con una función muy grande

El innovador estudio ha sido realizado por investigadores de la Universidad de Umea (Suecia) en colaboración con expertos de Croacia y Lituania.

Lo que han descubierto estos científicos es que los iones de polioxometalato pueden impedir la formación de amiloide de la proteína S100A9.

Los amiloides son unas fibrillas insolubles que aparecen cuando las proteínas se pliegan mal. Están implicadas en varias enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson o las vacas locas.

La peligrosidad de estas fibrillas reside en su función de matar las células neuronales y formar placas en los tejidos cerebrales.

La buena noticia es que los iones de polioxometalato son capaces incluso de disolver amiloides ya preformados.

Los investigadores han trabajado con dos moléculas de polioxoniobato diferentes, Nb10 y TiNb9 y ambas lograron inhibir los amiloides del SI00A9.

Este hallazgo ofrece nuevas esperanzas para lograr un tratamiento novedoso y eficaz para las enfermedades de Alzheimer y Parkinson a largo plazo.

Además, profundizar en estas nanomoléculas puede ser interesante para otras aplicaciones médicas, como los implantes, gracias a la gran biocompatibilidad y estabilidad que poseen.

Una molécula nanoscópica podría ser la clave contra el Alzheimer y el Parkinson

Este descubrimiento ofrece nuevas soluciones para quienes sufran algún deterioro neurodegenerativo provocado por la expansión de esta proteína.

Alzheimer y Parkinson: Semejanzas y diferencias

Aunque el Alzheimer y el Parkinson son enfermedades distintas, ambas son neurodegenerativas.

Esto significa que las alteraciones que se producen en los cerebros de las personas afectadas conllevan a un deterioro neuronal.

Además, aunque no sea muy frecuente, tampoco es excepcional que ambas enfermedades puedan presentarse conjuntamente en personas mayores.

El Parkinson suele tener un inicio más precoz que el Alzheimer, ya que aparece entre los 50 y los 65 años. Por su parte, el Alzheimer suele aparecer a partir de los 65.

En la enfermedad de Alzheimer, la progresión de las alteraciones en el cerebro es fundamentalmente cortical, es decir, en las capas más externas del cerebro.

Cuando estos daños en el hipocampo son ya importantes aparecen los primeros síntomas, los conocidos problemas de memoria reciente.

En el Parkinson las alteraciones se dan en zonas más profundas, donde se produce una destrucción progresiva de la dopamina.

Los primeros síntomas son de tipo motor como temblor, lentitud de movimientos o problemas al caminar.

Una molécula nanoscópica podría ser la clave contra el Alzheimer y el Parkinson

El Parkinson suele tener un inicio más precoz que el Alzheimer, ya que aparece entre los 50 y los 65 años. Por su parte, el Alzheimer suele aparecer a partir de los 65.

Factores de riesgo

No se conoce la causa de ninguna de las dos enfermedades y se cree que su aparición se debe a la conjunción de diversos factores.

En uno y otro caso se considera que existen factores de riesgo diversos, algunos no modificables y otros modificables.

La suma de años es el principal factor de riesgo no modificable. Sin embargo, muchas personas preservan sus capacidades cognitivas hasta edades muy avanzadas.

Por otra parte, hay ciertos genes que pueden conferir una mayor vulnerabilidad para desarrollar la enfermedad, pero en sí mismos no son determinantes.

Este efecto genético, de hecho, está influido y modulado por otros elementos: los factores de riesgo modificables.

Son los relacionados con la salud cardiovascular y el estilo de vida, como la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo, el sedentarismo o una dieta poco saludable.

Por otro lado, evitar el aislamiento social y estar activo mentalmente también son algunos aspectos que impactan en la resistencia de nuestro cerebro.