¿Conoces el secreto para llegar a la vejez con la mente activa?

¿Conoces el secreto para llegar a la vejez con la mente activa?

¿Conoces el secreto para llegar a la vejez con la mente activa?

Mantener en forma la salud cerebral en la vejez es uno de los grandes retos de cualquier persona, según va cumpliendo años.

Y son de sobra conocidas las ventajas que el ejercicio y la actividad física tiene en los mayores.

  • Mejora su calidad de vida
  • Su función física
  • Reduce la carga de enfermedades crónicas
  • Y disminuye la mortalidad prematura.

Pero según concluye un estudio internacional en el que participan investigadores del CIBER de Salud Mental (CIBERSAM) y la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), publicado en la revista Alzheimer’s & Dementia:

«El ejercicio físico durante el envejecimiento incrementa la densidad sináptica (el espacio de la materia gris donde se desarrollan las conexiones neuronales), protegiendo de este modo la salud cerebral y las habilidades cognitivas».

Pero hay un elemento sin el que la actividad física no surte efecto, y es la constancia.

Porque el trabajo también advierte de que mantener la práctica de ejercicio físico a lo largo del tiempo es indispensable para conservar estos efectos beneficiosos en la salud cerebral.

Mens sana in corpore sano

La actividad física durante la tercera edad es una de las pautas más ampliamente prescritas para fomentar un envejecimiento cerebral y cognitivo favorable, junto con otras modificaciones de estilo de vida, como llevar una dieta equilibrada o potenciar actividades cognitivas rutinarias.

Estas recomendaciones de actividad física se basan en observaciones epidemiológicas que han asociado el ejercicio a una menor incidencia de enfermedad de Alzheimer y otras demencias, ya que:

Se estima que la vida sedentaria puede ser el factor clave de más de cuatro millones de casos de demencia cada año en el mundo.

Además, otros ensayos clínicos han demostrado el efecto positivo del ejercicio físico moderado sobre la cognición y el crecimiento de la materia gris del cerebro (grosor cortical).

A pesar de esta evidencia, la dificultad para realizar estudios moleculares del cerebro humano ha motivado que, hasta el momento, los procesos biológicos que intervienen en este efecto beneficioso del ejercicio físico sobre la salud estructural y funcional del cerebro sean aún desconocidos.

En este campo, estudios preclínicos en modelos animales sugieren que el ejercicio físico podría potenciar las habilidades cognitivas mediante un aumento de la sinaptogénesis, es decir, la generación de nuevas conexiones neuronales.

Proyecto Memoria y Envejecimiento

Este nuevo trabajo permite por primera vez explorar estos mecanismos con el estudio directo de muestras de cerebro humano.

En concreto, la investigación analiza los resultados de más de 400 individuos integrados en el Proyecto Memoria y Envejecimiento (MAP, por sus siglas en inglés) del Rush Alzheimer’s Desease Center de Chicago (EEUU).

Se trata de un estudio que viene desarrollándose desde 1997, en el marco del cual personas voluntarias se prestan a realizar periódicamente evaluaciones cognitivas y psicomotrices, y a ceder sus órganos tras el fallecimiento.

Esto permite correlacionar sus hábitos de vida cotidianos y estados de salud con alteraciones estructurales y funcionales ocurridas en sus cerebros.

En la investigación que ahora publica Alzheimer’s & Dementia se hizo un seguimiento de la actividad física de 404 pacientes durante una media de 3,5 años antes del fallecimiento.

Y tras su defunción se analizaron muestras de hasta doce áreas cerebrales esenciales para las habilidades cognitivas y psicomotrices.

En ellas, se realizaron análisis cuantitativos y funcionales de ocho proteínas sinápticas (neurotransmisores que median en el intercambio de información entre neuronas).

Practicar ejercicio protege la salud cerebral en la vejez

Los resultados obtenidos confirmaron que mayores tasas de actividad física diaria se asocian con un enriquecimiento en la cantidad y funcionalidad de todas las proteínas sinápticas en las regiones del cerebro analizadas.

Asimismo, la relación entre ejercicio físico y mejora de la densidad sináptica se registró independientemente de que hubiese carga neuropatológica en las mismas áreas cerebrales o de la presencia de patologías que afectan a las habilidades motoras.

Y tal y como afirma el investigador:

«Esto evidencia que la actividad física puede ser beneficiosa para cualquier persona de avanzada edad, con independencia de su estado de salud».

Hay que ser constante

Por otra parte, los datos indicaron que los efectos beneficiosos del ejercicio físico son tremendamente volátiles.

Durante la investigación se observó que aquellos participantes con elevada rutina física durante etapas tempranas pero que dejaron este hábito en los últimos dos años de vida, presentaban densidades sinápticas similares a las observadas en participantes más sedentarios.

Esto significa, ni más ni menos, que si el mayor no adquiere el hábito de realizar ejercicio de forma constante, no va a conservar sus beneficios sobre la salud cerebral.

En definitiva, este estudio pone de manifiesto, por primera vez en humanos, que ejercitarse físicamente, incluso en edades avanzadas, contribuye a:

  • Promover procesos de sinaptogénesis
  • Incrementar la resiliencia sináptica frente a los efectos deletéreos de las lesiones neuropatológicas.

Por tanto, «los sistemas de salud públicos deberían redoblar esfuerzos en promover estrategias preventivas y terapéuticas orientadas a reducir el sedentarismo entre la población en la tercera edad», recomiendan los investigadores.