La variante Ómicron ya está en España ¿Qué supone y cómo podemos protegernos?

La variante Ómicron ya está en España ¿Qué supone y cómo podemos protegernos?

La variante Ómicron ya está en España ¿Qué supone y cómo podemos protegernos?

Úrsula von der Leyen, la Presidenta de la Comisión Europea, es sin duda una mujer acostumbrada a medir muy bien la trascendencia de sus palabras. Por eso su advertencia de que «Hay que prepararse para lo peor» tras la aparición de la variante Ómicron, no puede ser más preocupante.

En eso coincide con el director general de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien acaba de advertir que «Todo lo conseguido hasta ahora se puede perder en un instante».

Y ahora ya sabemos que la variante Ómicron ya está en España. Concretamente en Madrid.

El servicio de microbiología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid acaba de comunicar la primera confirmación de la variante Ómicron en España. Se trata de un varón de 51 años que regresó de Sudáfrica el pasado 28 de noviembre con una escala en Ámsterdam

El hospital ha explicado que se ha confirmado el positivo tan rápido por secuenciación. «Hemos logrado poner a punto un procedimiento ultrarrápido que nos permite tener el resultado en el mismo día». Y han añadido que «el paciente se encuentra bien».

Y ya han comenzado los rastreos de sus contactos para intentar controlar los posibles contagios.

Ómicron ha provocado hasta una reunión del G7

Ómicron, la nueva variante del SARS-CoV-2, repleta de mutaciones en la proteína de la espiga, ha conseguido incluso que el G-7 se reúna de urgencia.

No es para menos.

Ómicron parece significativamente más infectiva que la variante Delta y aunque todavía es pronto para saberlo, podría escapar en buena medida a la acción de las vacunas.

Y si eso ocurriese, la combinación de una elevada infectividad con un escape de las vacunas nos llevaría a uno de los peores escenarios posibles.

Originado hace muy poco en el sur de África, Ómicron ya ha conseguido dar el salto intercontinental a Asia, Europa, América y Oceanía. Se ha detectado en al menos 15 países y a cada hora que pasa se notifican más infectados por esta nueva variante y en más sitios. Incluido España, donde se ha confirmado el primer caso a media tarde de hoy lunes.

La realidad es que a estas alturas es más que probable que ya esté en todo el mundo, y detectarla solo será solo una cuestión de tiempo.

¿Qué supone la aparición de esta nueva variante? En cualquier caso, una pésima noticia

Tanto si la variante Ómicron llega a ser extremadamente peligrosa como si se queda en una variante un poco más infecciosa frente a la cual las vacunas son solamente un poco menos eficaces, la aparición de esta variante es una mala noticia.

A nivel biológico Ómicron no es una variante de preocupación más.

Tiene 32 mutaciones nuevas en la proteína de espiga y 10 de estas mutaciones están situadas en la zona del “dominio de unión al receptor” que es quien permite la entrada del virus a las células que infecta.

Dentro de aproximadamente un mes tendremos una idea mucho más precisa de cuáles serán las consecuencias de estas nuevas mutaciones.

Pero sean las que sean, la aparición de la variante Ómicron es una pésima noticia, porque se trata de una prueba rigurosa de que el SARS-CoV-2 tiene una enorme capacidad de adaptación que le hace ser capaz de conseguir concentrar un gran número de mutaciones diferentes en un gran número de lugares.

Sin duda. la amenaza del coronavirus pende sobre nuestras cabezas como una espada de Damocles.

Mutaciones especialmente preocupantes

En poquísimo tiempo el SARS-CoV-2 logró extenderse por todo el mundo. Rápidamente dio lugar a cientos de mutaciones, muchas de las cuales fueron más eficientes contagiando a la gente que lo que habían sido las anteriores variantes.

Recordemos que antes de que apareciese Omicron (B.1.1.529), el coronavirus ya había originado otras 4 variantes que la OMS consideró “variantes de preocupación”.

  • La primera fue la variante Alpha (B.1.1.7) identificada por primera vez en el Reino Unido.
  • A continuación se identificó la variante Beta (B.1.351) originada en Sudáfrica.
  • Después apareció la variante Gamma (P.1) originaria de Brasil.
  • Y a ésta le siguió la célebre variante Delta (B.1.617.2) cuyo origen fue la India.

Entre las muchas mutaciones que aparecieron en estas nuevas variantes, algunas resultaron ser especialmente preocupantes.

Por ejemplo, las mutaciones N501Y, P861R y L452R permiten que el virus se propague más rápidamente, mientras que la mutación E484K afecta a la respuesta inmunológica ayudando al coronavirus a escapar de las vacunas.

Todo apunta a que el SARS-CoV-2 es un virus con una capacidad de adaptación excepcional. Por más que nos pese es un magnífico ejemplo de evolución rápida extremadamente exitosa.

Este coronavirus nunca antes había colonizado a seres humanos. Pero apenas unos pocos meses después de conseguir dar el salto entre especies ya fue capaz de infectar a millones de seres humanos por todo el mundo.

Y eso, a pesar de nuestro ingente esfuerzo científico por derrotarlo:

  • Enseguida se secuenció su genoma completo desarrollándose sistemas de diagnóstico molecular infalibles.
  • En pocos meses se consiguió una buena comprensión de la enfermedad permitiendo un manejo hospitalario que salvó miles de vidas.
  • Y se desarrollaron y fabricaron vacunas seguras y eficaces más rápido y a una escala tal que nunca antes se había logrado en la historia humana.

Pero, pese a todo, el SARS-CoV-2 sigue lejos de estar vencido.

Los datos de contagios son alarmantes, también en España

Solo en España (que en estos momentos se puede considerar afortunado en función de cómo van las cosas en otros países) durante la última semana se contagiaron alrededor de 50.000 personas, de las cuales unas 3.400 ingresaron en hospitales y de ellas casi 600 están en la UCI.

En buena parte los no vacunados tienen la culpa. Pero también el SARS-CoV-2 pone mucho de su parte y algunos expertos creen que incluso quienes pasaron la enfermedad pueden tener un alto riesgo de contagiarse por Ómicron.

Durante los últimos 20 años una serie de grupos de investigación de todo el mundo (entre ellos el nuestro) se especializaron en el estudio de microorganismos que son capaces de adaptarse muy rápidamente a nuevos cambios ambientales que para ellos constituyen un reto extremo.

Se pudo comprobar que mientras la enorme mayoría de los microorganismos son incapaces de adaptarse a cambios ambientales bruscos y rápidos como, por ejemplo, los derivados de la contaminación extrema por el hombre, sorprendentemente unas pocas especies consiguen proliferar sin problemas en estos ambientes extremos en muy poco tiempo.

Para ellos los ambientes tan dañinos como balsas conteniendo residuos con elevadísimas concentraciones de uranio con mucha radioactividad, toxicidad y acidez, o incluso depósitos con agresivos militares de guerra química, son un buen sitio para crecer.

Por el contrario, la gran mayoría de microorganismos no consigue nada parecido.

Un enemigo formidable

Además, los organismos que son capaces de adaptarse a una determinada condición extrema, casi siempre son capaces de adaptarse a otras condiciones extremas de naturaleza muy diferente.

Por ejemplo, esos microorganismos capaces de adaptarse rápidamente a ambientes ácidos extremadamente contaminados por uranio, también logran adaptarse muy rápido a ambientes alcalinos extremadamente contaminados por pesticidas, a aguas termales procedentes de volcanes, a vertidos de petróleo, etc.).

Estos microorganismos consiguen adaptarse mediante la aparición de unas pocas mutaciones de gran efecto que en principio apenas les permiten sobrevivir al límite en esas condiciones extremas.

Pero en poco tiempo sufren otras muchas mutaciones de pequeño efecto que mejoran muy rápido su adaptación.

Salvando las distancias, todo hace pensar que el SARS-CoV-2 se podría comportar de forma similar.

Va a ser capaz de adaptarse a muchas de nuestras armas plantándonos cara muy eficazmente.

Por el momento en los países desarrollados ya nos ha hecho perder alrededor de 3 años de esperanza de vida. Veremos lo que nos falta.

Necesitamos todos los medios a nuestro alcance

Tenemos que enfrentarnos a un enemigo tan formidable con todos los medios a nuestro alcance.

Sin duda la decisión de acabar con el SARS-CoV-2 depende en buena medida de los políticos.

Pero derrotar al SARS-CoV-2 tiene un coste elevado:

  • Vacunar (y re-vacunar) absolutamente a todo el mundo (incluyendo antivacunas y negacionistas).
  • Restringir los viajes sometiendo a rigurosos controles a los viajeros.
  • Imponer medidas de distanciamiento social.
  • Dedicar un enorme esfuerzo a los rastreos.
  • Invertir en sanidad y en ciencia. Cosa que por el momento no parecen estar muy dispuestos a hacer, y puede que para cuando lo intenten ya sea imposible erradicarlo.

Pero a nivel individual siempre podemos aplicar una serie de medidas eficaces:

  • Mascarillas fpp2 o fpp3 incluso en exteriores donde hay gente.
  • Mantener un prudente distanciamiento social.
  • No hacinarse en interiores
  • Vacunarnos en cuanto podamos con la 3ª dosis (y las que le sigan).

Todavía será una batalla muy larga.