ENTREVISTA

Jon Viar, el dramaturgo que lleva los abusos del Opus Dei al teatro: "Creo que Ratzinger se fue por casos como este"

"Es triste ver la poca repercusión mediática que ha tenido un caso de este calibre"

"Los niños no votan; quizás por eso no sea un tema presente en la agenda política"

El dramaturgo Jon Viar ha escrito sobre abusos sexuales en un colegio del Opus

El dramaturgo Jon Viar ha escrito sobre abusos sexuales en un colegio del Opus / Cedida

David López Frías

David López Frías

Una herida incurable (Editorial Kabo&Bero, 2025), es el nombre de la obra de teatro que el dramaturgo vasco Jon Viar (Bilbao, 1985) quiere poder representar alguna vez: "Sé que es complicado por muchas cosas. Por ejemplo por el número de actores. Pero también porque es un tema delicado. Hay pocos medios preguntando por el caso y más de un columnista relevante ha llegado a escribir defendiendo al condenado", le cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

El caso al que se refiere es el 'Caso Gaztelueta'. Una condena de 11 años de prisión a José María Martínez, un profesor de una escuela Gaztelueta del Opus Dei por abusos sexuales a su alumno Juan Cuatrecasas. Una pena que fue posteriormente rebajada a 2 años por el Tribunal Supremo, que consideró que los hechos más graves no se pueden probar.

Un cambio radical de enfoque y registro en la historia de un dramaturgo y cineasta cuya popularidad procede de trabajos acerca de ETA. Su padre, Iñaki Viar, fue militante de la banda terrorista en sus inicios. Tras ser encarcelado y amnistiado, Viar renegó de ETA y del nacionalismo vasco. "Desde pequeño quise hacer cine, me compré una cámara analógica cuando aún era adolescente y empecé haciendo remakes de mis películas favoritas. Poco a poco y con naturalidad, lo que interpretábamos era papeles de etarras y policías". Su trabajo más conocido es el documental Traidores, en el que aborda la historia de su familia y de cómo fueron repudiados tras alejarse de la violencia.

Pregunta. También es usted conocido por sus vídeos de humor. Pero ahora se aleja del humor, de ETA... y entra de lleno en un tema de abusos sexuales a menores con el Ous Dei de por medio. ¿A qué se debe ese cambio de tercio tan radical?

Respuesta: Conocí la historia de Juan Cuatrecasas porque mi padre fue el psiquiatra que trató a su hijo, víctima de abusos sexuales. Juan me contactó tiempo después por un tema de audiovisuales. Se convirtió en un activista por los derechos de la infancia y buscaban alguien que grabase un vídeo. Seguí el Caso Gaztelueta muy de cerca, y al tener una cantidad ingente de material sobre esta historia, decidí realizar una dramaturgia.

P: Un tema duro...

R: Mucho. A priori, el tema de la pederastia me resultaba muy difícil de abordar, fue un proceso duro y muy desagradable, pero tenía que hacerlo. En este caso pensé en una dramaturgia mixta, huyendo del naturalismo en algunos momentos, mezclando con otras escenas que se acercan al teatro-documento, pero elaboradas. Hablamos mucho de las dramaturgias contemporáneas y de cómo la palabra pierde peso en detrimento de otros signos del teatro, pero son las palabras las que nos permiten asumir lo traumático de la vida, las que generan pensamiento, las que nos ubican en el mundo. Y frente al relativismo actual, creo que si hay algo por lo que merece la pena luchar en la vida es por el significado de las palabras.

P: Pero acabó metiéndose en el proyecto...

R: Mira, yo soy dramaturgo. El dramaturgo vive del conflicto. Y aquí me encontré conflicto por todas partes. Empezando por el Colegio Gaztelueta, donde apoyaban al pederasta, que por lo que tengo entendido es sobrino de Pedro Sanz, expresidente de La Rioja. Encontré conflicto en el propio entorno de la víctima, porque se trata de una familia creyente pero desesperada por lo que estaba pasando. Llevaron a su hijo al que creían que era el mejor colegio, pero el Opus ha demostrado ser una estructura mafiosa donde tapan y ocultan todo lo que sucede.

P: Habla de un proceso duro y desagradable

R: Sí, las grabaciones en los juicios, las sesiones con Juan (la víctima de los abusos), no ha sido un proceso fácil. Tampoco lo ha sido ver la poca repercusión que ha tenido un caso de este calibre en los medios de comunicación, que tienen una responsabilidad en ese sentido. Estamos viendo abrir todos los días los periódicos y los informativos con otros temas mucho menos relevantes, que adquieren gran relevancia mediática en esta sociedad del espectáculo. Curiosamente, con excepción de algún medio, de esto apenas se habla. En lo que llevamos de año ya se han conocido cinco casos de abusos sexuales a menores en colegios en España. ¿Los poderes públicos no tienen ninguna responsabilidad en establecer protocolos para la prevención de estos abusos? Los niños no votan. Quizá por eso, es un tema que no está en la agenda.

P: Ni votan, ni entienden lo que está sucediendo

R: Es que eso es lo que nos hemos encontrado en este caso. Se trata de abusos sexuales a un niño de 11 años. Quedó más que demostrado que ese niño tenía un nivel de entente como para explicar lo que había sucedido; que no se lo había inventado. Pero también que puede no entender lo que está pasando. 

P: Y el proceso que han de pasar esas víctimas, vivir otra vez el trauma, que no les crean...

R: Me molesta mucho eso. Cuando protestan porque dicen que por qué no lo dijo antes, cuando se estaban produciendo los abusos. A ver... ¡que era un niño! ¡Que tenía 11 años!. No es fácil pasar por un proceso de ese tipo y se necesita tiempo para procesarlo, y un coraje admirable para denunciarlo. La familia Cuatrecasas no ha querido resignarse pasivamente, ha querido dar testimonio del drama y denunciar al pederasta y a sus cómplices, que son demasiados.

P: El Vaticano acaba de emitir un dictamen que obliga al Opus Dei a expulsar al pederasta condenado

R: La investigación canónica fue una tomadura de pelo. He intentado plasmarlo en los personajes del libro. El de Gumersindo [el emisario enviado por la iglesia para investigar, que llega a la conclusión de que no hay caso y que debe archivarse] es un personaje muy sórdido que lo ilustra tal cual. Son muchas las conspiraciones y los silencios ignominiosos que hay dentro de la Iglesia Católica. No olvidemos el caso del mexicano Marcial Maciel, que abusó de cientos de niños. Yo creo que Ratzinger se dio cuenta de que lo que estaba pasando en la Iglesia era de una envergadura descomunal y se acabó marchando.

P: Sigue dudando que Una herida incurable pueda estrenarse alguna vez...

R: ¡A mí me encantaría! Pero soy consciente de que es difícil. Ya no solamente por el número de actores, que sería cerca de una decena. Es enfrentarse directamente con el Opus Dei. De momento hemos presentado el libro en Bilbao. Ahora trataremos de presentarlo en Madrid, en el colegio de psicología. Cuatrecasas, por su parte, ha constituido una asociación que se llama Infancias Robadas y está trabajando para identificar este tipo de casos.