TECNOLOGÍA

Granjas de troles, el oscuro negocio que genera las 'fake news': "Son capaces de poner y quitar gobiernos"

Filipinas es el líder mundial en este tipo de empresas fraudulentas, mientras España es uno de los países más atacados por ciberdelincuentes

Una granja de bots desarticulada por la policía ucraniana.

Una granja de bots desarticulada por la policía ucraniana. / Cedida

David López Frías

David López Frías

Una de las instituciones más atizadas por la opinión pública en España es la AEMET. Todos nos quejamos de las predicciones del tiempo. Pero esto, que podría pasar por una característica del propio acervo cultural español, se ha recrudecido en los últimos tiempos. Y no es por casualidad, todo tiene una explicación. Alguien ha decidido atizarle; el resto responde en masa a ese estímulo.

Estamos en plena era de la información, lo que lleva aparejado que también es la era de la saturación de la misma, y eso da (paradójicamente), como resultado, más desinformación. Bulos, 'fake news', fotos y titulares fuera de contexto son más habituales que nunca en nuestro timeline diario. Lejos de ser algo espontáneo o sin intencionalidad, muchos de estos contenidos están perfectamente pensados y ejecutados por profesionales que se ganan la vida falseando información y difundiéndola. Empresas dedicadas a la industria de la mentira.

Son muchas sus formas. Clústers, lobbies o pseudoempresas clandestinas que funcionan a menudo al margen de la ley, y que son capaces de influir en la opinión pública. Especialmente en momentos sensibles como las previas de las elecciones. O que tienen entre sus objetivos a instituciones que sostienen determinados valores o conceptos que ellos persiguen atacar.

La mentira industrial

"Por ejemplo, estos ataques a la AEMET en España tienen un fuerte componente ideológico, porque suelen ser impulsados por negacionistas del cambio climático, que buscan desestabilizar a estos organismos con ataques públicos masivos, tratando de menoscabar su reputación y sembrar dudas entre la población". Se lo cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Leticia Rodríguez, profesora titular en la Universidad de Cádiz y experta en desinformación.

Hay varias formas de organización de este tipo de comunidades. "La primera es, a pequeña escala, un grupo con determinadas creencias que va creciendo con cuentas falsas o usuarios comprados. Y otras son las empresas: algunas son agencias especializadas, este es su modelo de negocio. Otras son empresas fantasma donde solamente consta un registro de una sociedad limitada", prosigue Rodríguez.

Una de las formas más comunes de organización y trabajo es la denominada 'granja de troles'. Oficinas con un puñado de trabajadores que hacen sus ocho horas de trabajo como cualquiera. La fábrica, sin embargo, siempre está funcionando. 24/7. ¿Qué fabrican?: "Mentiras, bulos, desinformación y ataques contra determinadas personas o instituciones", señala Sergio Arce, profesor de Comunicación en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

El modus operandi es siempre similar: en primer lugar localizan el objetivo y lo atacan. "Se les suele ver comentando en las publicaciones que hacen los medios de comunicación en sus redes. Pero otras veces van directamente al medio, a intervenir en la sección de comentarios, con mensajes de odio o noticias falsas que puedan generar una reacción", ilustra Arce. "Tienen perfectamente establecido cuándo tienen que empezar el bombardeo, a la hora del desayuno, la comida o la cena".

Los bots

El cebo está echado. Ahora, a esperar a los refuerzos, que vienen a los pocos minutos. Un ejército de indignados que vienen a apoyar esa queja del trol. Simulan ser personas, pero en realidad son máquinas. Los '(ro)bots'. "Crean cuentas que aparentan ser usuarios de verdad. Nosotros tenemos constancia de un caso en el que eran capaces de crear medio millón de bots al día", explica Arce. Hay otros en los que han llegado a poner en marcha más de un millón.

Esas cuentas retuitean, comparten, dan like y difunden mensajes clónicos. Antes era más sencillo encontrar bots mediante el sistema de búsqueda: copiando y pegando el texto del mensaje, aparecían infinidad de cuentas tuiteando lo mismo. "Pero ahora, con las inteligencias artificiales, cada vez son más sofisticados y cuesta más identificarlo", advierte Arce.

Sus estrategias de contaminación suelen ser de lo más variado. "Desde el astrotrufing, que es hacer parecer que muchas cuentas inician de forma espontánea una campaña u opinión, hasta el famoso gaslighting; hacer luz de gas. En ocasiones incluso, protagonizan falsas banderas. Defienden una idea contraria a la que les conviene para, ellos mismos, generar conflicto, que es de lo que se alimentan".

Los expertos fechan en 2011, "con el 15-M y las primaveras árabes, el inicio de tomar consciencia de que las redes cambian sociedades", y que fue el escándalo de Cambridge Analytica, la empresa de los datos de Facebook y las primeras elecciones de Donald Trump, el que creó la escuela: "en 2016 había 17 empresas en todo el mundo dedicadas a la manipulación y la desinformación. En 2020 ya se registran 600".

Filipinas y España

Granjas de troles han caído en Rusia, Polonia, Nicaragua o Pakistán. Durante el confinamiento se comprobó que la mayor parte de los hoax (bulos) y posturas negacionistas procedían de Macedonia del Norte (un lugar emblemático para este tipo de granjas, algunas también influyeron en procesos electorales norteamericanos) y el país líder mundial: Filipinas.

¿Y España? Tanto Arce como Rodríguez coinciden en que no hay, o que hay muy pocas. El "nivel de emisión" es bajo. Pero, aunque no lo generemos, lo recibimos. España es el objeto de muchas corrientes polémicas que traen cuentas de otros países. Un caso paradigmático se dio durante la DANA, cuando (tal y como explicamos en EL PERIÓDICO DE ESPAÑA), miles de cuentas procedentes de India opinaban sobre lo acontecido en un perfecto valenciano. Además, no dejamos de estar en la diana de la ciberdelincuencia: España se acaba de convertir en el país con las instituciones más atacadas por ciberdelincuentes en todo el mundo, por delante de Estados Unidos, Rusia o Israel. En una sola semana, los ataques cibernéticos a entidades nacionales crecieron un 750%.

¿Quién paga todo esto? Es lo que no se sabe. Se conoce la motivación del que lo genera, pero no quién subvenciona a estas granjas. Pero es un modelo de negocio que genera millones. Y que, tal y como piensa Leticia Rodríguez, "podría tener relación con todo ese dinero que se estafa por internet y nunca se sabe dónde va".