COMERCIO
La tienda junto la Plaza Mayor de Madrid que triunfa con los "bollos del cole": "Vendemos más de 100 al día"
Mantequería Bermejo, abierta en 1845, tiene colas de hasta 20 minutos para probar su bollería, como los clásicos cuernos y triángulos a tres euros cada uno, o sus pastas tradicionales traídas de toda España

Rosa y Alejandra posan con algunos de los productos estrella de Mantequería Bermejo, en Madrid: pepitos, cuernos o cuñas rellenas de crema o chocolate. / ALBA VIGARAY

Entrar a Mantequería Bermejo, a escasos metros de la Plaza Mayor de Madrid, es como conseguir el ticket dorado de Willy Wonka. En coloridas cajas, perfectamente ordenadas, se exhiben cientos de dulces, hojaldres y galletas típicas de toda España: mentiras, hojaldrinas horneadas, bartolos, rejas de carnaval, milhojas, abanicos glaseados, mantecados, bayonesas, ciegas, perrunillas, rosquillas de San Isidro, ledesminas, paciencias, polvorines de Toro, borracheros de cabello de ángel, colitas de langostino, violetas, pestiños, nicanores de Boñar...
"Los clientes habituales vienen mucho por los productos tradicionales, pero también los turistas nacionales. Vienen de toda España", cuenta Rosa, junto a Alejandra las amables vendedoras de un lugar del que uno siempre sale con la sonrisa en la boca. "Siempre atendemos al cliente con la máxima atención, es lo más importante. A veces se montan colas y a la gente no le importa igual 20 minutos porque saben que vamos a ser igual de pacientes con él".

Varios clientes de Mantequería Bermejo, en Madrid, embelesados con unos de los escaparates, donde se exhiben las legumbres / ALBA VIGARAY
Cuñas para congelar
Son las once de la mañana de un día entre semana y el ajetreo es constante. "Dame tres cuñas para llevar", dice Juan, de unos 45 años, que ha venido al centro a trabajar hoy y su mujer le "ha ordenado" que pase a por uno de los productos estrella, la cuña de chocolate, también conocida como triángulo, ya sabe, ese bollo del cole relleno de crema o chocolate que acompañó a la juventud de la EGB. "Mi mujer ha comprobado que se pueden incluso congelar, lo malo es que ocupan mucho y casi no nos caben", dice sobre un dulce de gran tamaño (XXL), mayor del que comíamos en el pasado.
"A mí no me lo han ordenado, pero casi", suelta un policía nacional cliente habitual que se lleva un pepito de crema, otro de los 'bollos del cole' expuestos en una vitrina con forma de rueda -la llaman así- y distintos niveles que va dando vueltas y es uno de los reclamos del escaparate. "Es de lo que más vendemos, la verdad, junto con las legumbres y pastas tradicionales. De los bollos igual vendemos 100 al día", cuentan las vendedoras sobre este estand donde también hay cuernos de chocolate o chocolate blanco y donuts gigantes. Todos a tres euros.
"Perdona me puede dar uno de esos", pide al rato un turista de Barcelona señalando estos clásicos bollos. "Es que mi pareja lo ha visto desde fuera y le ha llamado la atención, parece como denso", asegura el cliente, que se queda embelesado con los estantes, tan coloridos como un bazar de Estambul, y donde parece que no cupiera un alfiler.

Algunos de los dulces tradicionales que se venden en Mantequería Bermejo, como los canolitos o los ciegos. / ALBA VIGARAY
Tienda abierta en 1845
En Mantequerías Bermejo, abierta en 1845 y que durante décadas fue un ultrasmarinos -los actuales propietarios son cuarta generación-, uno puede encontrar casi de todo del mundo dulce artsanal, además de productos varios que van desde muñecas con trajes tradicionales a bebidas alcohólicas.
Tiendas como esta quedan ya pocas en la capital, con grupos habituales de fieles, como las señoras mayores que todas los miércoles por la tarde, tras la misa en la cercana iglesia San Juan Tadeo, se acercan a comprar mantecados. "Tenemos clientes todavía que venían aquí de niños y que ahora se traen a sus nietos. A la gente mayor le llama mucho la atención los dulces que se conservan, los que tenían en su infancia", cuentas las vendedoras, que destacan también el éxito que tienen las legumbres a granel, perfectamente dipuestas en sacos a la entrada al establecimiento con cartelitos hechos a mano -como en toda la tienda-. Son tan buenas que restaurantes de la zona, como Capitán Alatrista o Casa Nicasio, se llevan el género. "Quien prueba las legumbres repite, además solemos aconsejar a los clientes cómo cocinarlas", asegura Sara.

Alejandra habla con unos clientes en Mantequería Bermejo. / ALBA VIGARAY
El empuje de las redes sociales
"El público va aumentando año a año", conceden las dependientas, que aseguran que ha tenido mucha influencia las redes sociales, sobre todo Instagram o Tiktok. "Nos han sacado en televisiones internacionales, de México y de Japón, y luego nos llegan turistas que nos han visto y al venir a Madrid vienen a visitarnos". Tienen dulces también sin gluten, sin lactoso, veganos "y perfectos para diabéticos".
Otro de los prodcutos clásicos que venden son las cajas metálicas de souvenirs, de llamativos colores, o las magdalenas artesanales, de varios puntos de España, entre ellas las que preparan unas monjas clarisas de Valladolid. "La gente se queda loca al ver el orden que hay. Nos dicen cosas muy bonitas, desde que se quieren se quedar a dormir a que no cerramos nunca la tienda", concluyen.

La bollería estrella de Mantequería Bermejo, que triunfa vendiendo los bollos que se comían en los 80 y los 90. / ALBA VIGARAY