MALTRATO ANIMAL

El deterioro de Gheorghe, el jardinero que bautizaba a perros con fuego en la ‘Finca del terror’

Llegó a colarse en el altar de la iglesia de Quintanar de la Orden para hacer un ritual

En los últimos tiempos había protagonizado incidentes con otros vecinos

Georghe, en una bici donde llevaba utensilios para practicar rituales

Georghe, en una bici donde llevaba utensilios para practicar rituales / Cedida

David López Frías

David López Frías

En la bicicleta en la que solía circular, Gheorghe solía llevar todo tipo de utensilios extraños a bordo. Una estrella de navidad, ramas de arbustos, la cabeza de una muñeca calva o troncos para alimentar fuego. Fuego que luego usaba, entre otras cosas, para someter a sus cachorros de perro a extrañas ceremonias rituales que él llamaba bautismo de fuego.

EL PERIÓDICO DE ESPAÑA ha hablado con vecinos de Quintanar de la Orden, el municipio toledano en el que la Guardia Civil y la Policía Local intervinieron, por orden judicial, una veintena de perros en pésimas situaciones de higiene dentro de una finca a las afueras, así como numerosos cadáveres de animales. Es allí, en la 'Finca del terror', donde vivía Gheorghe. O Jhon, como le conocían algunos.

Tiene 59 años y aunque nació en Rumanía, pasó una parte de su vida viviendo en Estados Unidos. En Quintana de la Orden ya era un veterano. Llevaba años viviendo con su mujer en el casco urbano. Se ganaba la vida haciendo de jardinero, portes, pequeñas reparaciones o tareas de mantenimiento. Una vida normal.

Finca de Quintanar de la Orden (Toledo) en la que se encontraron perros lesionados en rituales

Separación

Cuentan los vecinos que su separación matrimonial y el inicio de su deterioro cognitivo llegaron de la mano. No se sabe ni lo uno llevó a lo otro o viceversa. La cuestión es que Gheorghe se refugió en las afueras. Se hizo con una finca para estar apartado de cualquier vecino y empezó a vivir rodeado de animales. Perros y aves.

Hasta ahí, todo (relativamente) normal. Pero Gheorghe empezó a comportarse de manera cada vez más extraña. Pasaba menos por el casco urbano, pero cuando lo hacía dejaba huella. En una bici, con un montón de avíos para montar ceremonias propias de secta. Inciensos, muñecos, plantas. "Se llegó a colar en el altar de la iglesia porque decía que quería hacer un ritual allí dentro", cuenta un vecino a este diario. Y casi siempre rodeado de perros

"Se le veía hacer cosas raras, sobre todo con los cachorros", cuentan en Quintanar de la Orden. En su finca había construido una serie de estructuras con maderas, que le hacían las veces de altares. De algunas colgaba telas y las adornaba con calaveras de animales muertos. La llenó de perros: "Una vez fue un vecino a resolver un tema y le salió un perro que casi se lo come. Aquel no estaba desnutrido".

El deterioro del rumano fue en aumento y de forma notoria: "Últimamente ya siempre la estaba liando con todo el mundo por la calle. En los últimos carnavales de El Toboso se metió en medio de los desfiles a liarla y a montar jaleo". Algún toque se había llevado últimamente con un tono más alto de lo normal. Pero lo de los perros rebosó el vaso.

Bautismo de fuego

Dos personas caminaban por el pueblo y vieron que llevaba dos cachorros de perro en las manos. Uno de ellos presentaba unas lesiones en la cabeza muy evidentes. Le pidieron explicaciones y Gheorghe contestó "que eso eran quemaduras, porque los había sometido a un bautismo de fuego. Que con los cachorros había que hacerlo así, pero que luego eso se le curaba cuando él chupase la herida".

Los vecinos no daban crédito y avisaron a la Policía Local, que le retiró a Gheorghe sus cachorros. El hombre no se conformó y llamó al puesto de la Guardia Civil en la localidad para dar parte de que le habían quitado sus perros, y que necesitaba recuperarlos. La Benemérita, en cambio, movió rápido una investigación y consiguió que un juez les autorizase a entrar en la finca a la mayor brevedad.

Cuatro días pasaron desde el incidente del cachorro hasta la entrada en la finca de las autoridades. 19 perros fueron rescatados por la Guardia Civil. Testigos presenciales relatan, sin entrar en detalles, escenas escabrosas de lo que vieron allí dentro. Gheorghe, por su parte, fue detenido y puesto a disposición judicial.