VIOLENCIA EN EL FÚTBOL

Drakas, la guerra oculta de los ultras: peleas clandestinas en el bosque, con árbitros y solo dos reglas

Los radicales del Betis acaban de dar la alternativa a los del Sporting de Lisboa

Son enfrentamientos entre hinchadas inventados por los rusos en 2013

Draka en Portugal entre ultras del Betis y del Sporting de Portugal

Draka en Portugal entre ultras del Betis y del Sporting de Portugal / Hooligans.cz

David López Frías

David López Frías

La United Family (UF), una escisión de Supporters Gol Sur (SGS) y tal vez la facción más violenta de la grada del Real Betis, fue la encargada de dar la 'bienvenida' a Sporting Forest, los radicales del Sporting de Portugal, en el mundo de las peleas pactadas entre grupos ultras. En esta ocasión se acordó un enfrentamiento en modalidad 7x7 (siete contra siete) en el que los sevillanos salieron vencedores.

Son las drakas. Un tipo de pelea que ya lleva más de diez años en el mundo de los ultras del fútbol europeo. Especialmente en el este de Europa. Provienen de Rusia; más concretamente, de los clubes radicados en Moscú. De allí se extendieron a Polonia, el mayor polo de radicales violentos en el fútbol de nuestro continente. Y ahora están por todas partes.

El fútbol español viene experimentando un incremento de incidentes en el ámbito ultra en los últimos meses. Tanto en territorio nacional (incidentes protagonizados por grupos como Frente Bokeron o Frente Atlético) como en el extranjero (apuñalamientos de ultras de la Real Sociedad en su última visita a Roma). Sucesos que se suelen saldar con numerosos heridos, daños materiales y detenidos. Para evitar esto último, se pactan las drakas.

Un par de reglas

La reyerta entre ultras hispalenses y lusos tuvo lugar el pasado 18 de enero, en un lugar indeterminado de Portugal. En esa ocasión, como en todas las demás, se cumplieron las dos reglas principales: no se utilizan ningún tipo de armas y cuando un contrario está en el suelo sin oponer resistencia no es sometido a ensañamiento. Un árbitro neutral vigila que estas simples reglas se cumplan.

El número de contendientes por equipo suele ser, a priori, el mismo (10x10, 15x15...). Aunque en ocasiones, como la que enlazamos a continuación entre ultras franceses del Nancy y el Estrasburgo contra radicales neerlandeses del Feyenoord, uno de los grupos ha conseguido convocar a más contendientes (24x19) y cuenta con esa ventaja si así se ha pactado con anterioridad.

Estas peleas, que suelen pactarse por redes sociales y son convocadas en lugares remotos para dificultar el acceso de la policía, tuvieron su auge en los últimos estertores de la pandemia. La prohibición de asistencia a los campos de fútbol acabó con los desplazamientos de las aficiones. Y la limitación de aforo en los locales de hostelería impedía las habituales reuniones de los grupos ultras en sus bares (y la consiguiente visita que hace el grupo visitante a menudo para buscar pelea).

La draka se convirtió entonces en la alternativa ideal para seguir pegándose. Peleas pactadas en el extrarradio de la ciudad. En bosques, montes o parajes de difícil acceso. Ambas partes van 'uniformadas' para diferenciarse, aunque a menudo el uniforme de uno de los equipos consiste en no llevar camiseta.

Antes de la reyerta se determina el número de peleadores, que suelen ser los miembros con nociones de deportes de contacto. En ocasiones también se establece límite de edad de los participantes: es habitual que los contendientes tengan que tener menos de 25 años para poder pelear. Tras la reyerta, cuentas de redes sociales especializadas en temática ultra suben el resultado final.

Gladiator Firm

Hay cierto consenso en el mundo ultra en considerar a Gladiator Firm, el principal grupo ultra del Spartak de Moscú, como pionero de estas modalidades de combate en 2013. Un tipo de pelea cuyos vídeos se viralizaron y ganaron tantos adeptos en Rusia que llegaron a ser propuestas por un partido político para ser legalizadas y retransmitidas igual que los partidos de fútbol.

El diputado ultraderechista del LDPR, Igor Lebedev, llevó a la cámara baja una proposición para hacer de las drakas un nuevo deporte popular, en la modalidad de 20x20: "Rusia puede ser pionera de un nuevo deporte. No son ultras, son aficionados que apoyan cordialmente a sus equipo", afirmó. El argumento de Lebedev era que estas peleas no provocaban ningún tipo de daño material en las ciudades. La propuesta no salió adelante.

Madrid y Málaga

En España, la primera draka tuvo lugar en abril de 2018, en el Embalse de El Limonero, un paraje rural a unos 6 kilómetros del cen tro de Málaga. Se enfrentaban los Ultras Sur del Real Madrid contra La Cosa Nostra, un grupo de animación de extrema izquierda del Málaga, que ya no tiene actividad en el estadio. La pelea fue pactada a 10x10 y acabaron venciendo los radicales del club merengue.

La primera draka española de la historia fue en 2018 entre ultras del Real Madrid y del Málaga

La primera draka española de la historia fue en 2018 entre ultras del Real Madrid y del Málaga / Cedida

Precisamente Ultras Sur son, tal vez, los radicales españoles con más experiencia en este tipo de peleas. En las siguientes temporadas pactaron varias peleas contra sus vecinos e irreconciliables rivales del Atlético de Madrid, saliendo igualmente victoriosos. Los colchoneros, por su parte, arreglaron en 2023 un 12x12 contra ultras del Feyenoord, los más activos en estas suertes en los últimos tiempos.

La última draka de la que se tiene constancia en Europa ha tenido lugar en Francia: un 5x5 entre ultras del Reims y el Bourgoin-Jallieu, que es un equipo de tercera contra el que jugaron en Copa Francia. Un enfrentamiento menor. La de la United Family contra el Sporting de Portugal, por la entidad de los dos clubes, fue la última relevancia. Pero los ultras hispalenses también fueron criticados en redes por ese desplazamiento, que se produjo justo el día en el que Iraultza, los ultras de extrema izquierda del Alavés, visitaban Sevilla.

La rivalidad entre béticos y babazorros, por cierto, va creciendo en los últimos tiempos. Igual que las drakas, que parecen volver a popularizarse. Tebas ha anunciado recientemente que quiere ilegalizar varios grupos ultras en España. Estos responden demostrando que las facciones radicales funcionan igualmente lejos de los estadios.