CANTABRIA

La ermita del siglo XVI de un islote de Noja que era casi inaccesible y que acaba de ser restaurada

Los obreros, que usaron lancha y helicóptero para trasladar los materiales, bregaron contras las inclemencias del tiempo para rehabilitar la iglesia de San Pedruco. Se han hallado unas pinturas románicas en el proceso

La ermita de San Pedruco, en un islote frente a Noja, acaba de ser restaurada.

Roberto Bécares

Roberto Bécares

Antiguamente, cada uno de agosto, los nojeños cogían las barcas y se iban de romería marítima a homenajear a San Pedro, patrón de los pescadores. En su honor se había construido en el siglo XVI una pequeña ermita en un islote rocoso a 100 metros de la costa de la playa del Ris de Noja, una de las localidades más turísticas de España. En las últimas décadas, sin embargo, la tradición dejó de serlo tras un naufragio en la romería donde varias personas murieron, y la ermita, declarada Bien Inventariado del Patrimonio Cultural de Cantabria, desafíaba a las inclemencias del tiempo en completo abandono.  

El avanzado deterioro que había sufrido la iglesia los últimos años ponía en riesgo su supervivencia, lo que motivó la intervención del Ayuntamiento para llevar a cabo su rehabilitación. Con fondos europeos, el Consistorio quería devolverla a su estado primigenio, respetando su autenticidad y sin incorporar elementos ajenos a la edificación original. 

 "Si llegan a haber pasado dos años más se habría derrumbado", barrunta José María Martín, gerente de la empresa Cantabria Casa Multiasistencia, que se ha encargado del sorprendente proyecto de rehabilitación tras ganar la licitación que salió a concurso por 96.771 euros, procedentes de fondos europeos del Plan de Sostenibilidad Turística. 

Una de las pinturas románicas -en concreto un barco- que han sido halladas en las labores de restauración de la ermita de San Pedruco de Noja.

Una de las pinturas románicas -en concreto un barco- que han sido halladas en las labores de restauración de la ermita de San Pedruco de Noja. / EPE

Una obra que ha durado dos años

"Había que alquilar un helicóptero para llevar el material, y la lancha ligera de aluminio para que llegáramos a la isla. Era una movida. Con la bajamar pasabas casi andando, pero con las mareas el agua subía muchísimo", relata Martín sobre la obra, que se ha prolongado durante dos años [terminó el pasado noviembre]. 

Durante ese periodo hubo muchos parones, tanto por el mal tiempo, que desaconsejaba usar la lancha para llegar al islote -"con la marea mala había olas de cuatro metros"-, como por la protección de aves: entre mayo y agosto había que parar ya que en esa época anidan allí la gaviota patiamarilla, la garcilla bueyera y la garceta.

Los obreros trabajando en la obra de rehabilitación de la ermita de San Pedruco.

Los obreros trabajando en la obra de rehabilitación de la ermita de San Pedruco. / EPE

50 viajes de helicóptero en un solo día

Dependiendo del día estuvieron entre cuatro y seis obreros encargándose de cambiar la cubierta y renovar y sanear los muros, arreglar las humedades y colocar aislamiento. "Hicimos hasta 50 viajes una mañana con el helicóptero para llevar el material. En cada viaje podíamos llevar hasta mil kilos de material [cemento, arena, tejas, maderas y andamios]", señala Martín, que recuerda que cada minuto del subarriendo del helicóptero costaba 30 euros. "Creo que solo en el helicóptero se fueron 7.000 euros", aprecia el gerente, cuya empresa realizó también la reforma del Faro del Caballo de Santoña, para que la que también tuvieron que usar un helicóptero y lancha rápida. 

Durante el proceso de rehabilitación hallaron pinturas románicas, entre otras el trazado de un barco, realizadas seguramente en el propio siglo XVI, poco años después del descubrimiento de América por Cristóbal Colón. "Es que esta ermita tiene más de 500 años, no podían dejarla caer, hubiera sido una pena", razona el experto en obras. "Además, quien hizo la construcción era gente profesional, los canteros, estaba muy bien hecho el edificio original [por dentro tiene tres capas de cal]".  

Maleza y plantas venenosas

Durante los trabajos se reforzaron puntos clave de cimentación, se armaron piedras que habían desaparecido de los dinteles y se colocó una cubierta de teja similar a la original. Una de las partes más complicadas, recuerda Martín, fue la primera en llevar a cabo, que fue desbrozar el antiguo camino, que se lo había comida la maleza, las higueras y "plantas venenosas, que nos destrozaron los brazos".   

"Acostumbrados a reformas de pisos ha sido una obra peculiar y ha tenido cierto riesgo, la mar ha sido muy traicionera; la isla es redonda y cuando venía el golpe tenías dos olas que te encontrabas", asegura Martín, que añade que otros días de bajamar podían llegar casi andando y que vaticina que con la reforma realizada la ermita puede aguantar fácil "otros cien años más". 

Vista de la ermita de San Pedruco de Noja antes de su rehabilitación.

Vista de la ermita de San Pedruco de Noja antes de su rehabilitación. / EPE

No se recuperará la romería

Para el Consistorio la finalización de la obra ha sido un motivo de gran orgullo. “Estamos muy satisfechos por haber recuperado esta ermita, cuya obra venía ya de la legislatura anterior, para que así esté a disposición de los vecinos", señala a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA el Concejal de Obras, Roberto Ruiz, que subraya aun así que la accesibilidad no es bueno. También descarta por ahora que se recupere "la fiesta de San Pedruco, como se hacía antes”.

Con la restauración completada, señalan en el Ayuntamiento de Noja, la ermita de San Pedruco "vuelve a ser un referente cultural y patrimonial, recuperando su lugar en la historia de la localidad y ofreciendo a vecinos y visitantes un símbolo de resiliencia y conservación del patrimonio".

El islote de San Pedruco no es el único de las playas de Noja. Frente a la playa del Ris y la cercana de Trangedine se localizan muy cerca de la costa una línea de peñones e islotes, que otorgan un singular paisaje costero. Entre otros, destacan el islote de la Oliva y el peñón del Águila. Todo ellos conforman uno de los ecosistemas más valiosos de esta parte de costa, que ha ido moldeando las formaciones rocosas. 

Vista del camino de gravilla que han abierto los obreros y que se dirige hacia la ermita de San Pedruco.

Vista del camino de gravilla que han abierto los obreros y que se dirige hacia la ermita de San Pedruco. / EPE