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ConCabeza, la taberna de ultramarinos en el barrio de moda de Madrid que abren dos amigos "en plena crisis de los 40"
Los propietarios buscan instalar en plena calle de Santa María de la Cabeza "un sitio de encuentro para la gente de la zona"
La zona de Delicias, la calle de Ferrocarril y Santa María de la Cabeza, junto a Atocha, llevan meses sumidas en el caos por las obras de la línea 11 de Metro. En ese clima constante de tensión, ya se ha producido el cierre de algún histórico local, como el Café Santamaría, que bajó la persiana el 15 de septiembre. Pero desde Arganzuela, uno de los distritos madrileños de moda, no sólo llegan malas noticias. El 24 de octubre abrió una nueva taberna que reinventa los conceptos del picoteo clásico: ConCabeza.
Este local, ubicado en Santa María de la Cabeza, 35, lo abrieron dos socios "en plena crisis de los 40", aunque aún no llegan a esa edad. En una llamada telefónica, estos dos amigos aclaran que, "por timidez" y para "centrar la importancia en el equipo", en Juan y Angélica, los camareros, y en Salva, el cocinero, prefieren no aparecer en el reportaje.
"Es una taberna tradicional con toques muy personales de los dos", refleja uno de los socios. Este establecimiento destaca por tres cosas: unas gildas espectaculares, sándwiches tradicionales "reinterpretados", como el cubano o el bikini, y la posibilidad de degustar tablas de quesos y embutidos recién cortados. En este último caso, ConCabeza ofrece propuestas ya pensadas, pero da la posibilidad a los clientes de escoger qué es exactamente lo que quieren probar.
"Tenemos dos mostradores: uno en la entrada, que es el de gildas, y luego tenemos otro en el segundo salón, con embutidos y quesos. Se pueden seleccionar para hacer una tabla al peso. 'Oye, quiero 100 gramos de esto, 100 gramos del otro', y de ahí viene lo de ultramarinos al peso", que anuncian en la puerta del local.
"No hosteleros" a los que les encantan los bares
Los socios de ConCabeza, que montaron este local "para pasárnoslo guay y para tratar como nos gustaría que nos tratasen a nosotros", no se sienten hosteleros. "¿Somos hosteleros? Pues la verdad que no. ¿Nos encanta la hostelería? Pues la verdad que sí. ¿Conocemos todos los bares de Madrid? Los conocemos y nos conocen", bromea uno de ellos.
La taberna tiene "toques actuales" que han traído de viajes a diversas partes del mundo. "Viajo a Tailandia, me traigo lo que me gusta y lo imprimo en un sándwich. En el último viaje a Miami, no paré de comer sándwiches cubanos y por eso tenemos un cubano. Nos quedamos con cositas que vamos como descubriendo nuestros viajes y vamos trayendo aquí y adecuándolo a lo que el mercado español demanda", refleja. De esta manera, han incluido en su carta un bikini con influencias japonesas, un cubano con lomo de cerdo macerado o un bocata estilo vietnamita.
Son estos dos amigos quienes tienen "las ideas", pero es Salva, el cocinero, "el que ejecuta y las baja a tierra". Los socios aseguran que tienen en mente "un montón de propuestas", que no pueden desarrollar hasta que "no esté todo limado", desde platos de la semana hasta desayunos. Por el momento, lo que esperan con más ansia es el "beneplácito final" del Ayuntamiento de Madrid que les permita colocar la terraza.
Un lugar de encuentro
En este distrito que no para de cambiar a nivel demográfico, con cada vez más personas jóvenes y familias desplazadas por la gentrificación del centro a los barrios aledaños, estos dos tímidos socios buscaban instalar en plena calle de Santa María de la Cabeza "un sitio de encuentro para la gente del barrio". "Queremos que queden para tomarse las cervezas, que se animen a comer también, porque la comida esté muy rica", dicen.
En tan sólo mes y medio ya han empezado a cumplir ese objetivo. "Hemos conseguido un montón de clientes recurrentes. Juan se sabe todos los nombres, les saluda, pasa un ratillo con ellos", destaca uno de los socios. Les llegan vecinos, usuarios de un gimnasio cercano que "pasan a tomar cervecitas y a cenar muchas veces", trabajadores de los negocios cercanos y varios grupos que han repetido "todas las semanas".
Juan, uno de los camareros, declaraba este domingo desde ConCabeza que "habéis tenido suerte de que hoy es puente, porque el bar se pone imposible los findes". "Queremos que la gente que venga se sienta en casa y coma de calidad a un precio más o menos bueno", zanja uno de los socios, con una cuenta ligeramente superior a los 20 euros.