ESPAÑA VACIADA
Los holandeses que compraron un pueblo abandonado de Burgos tendrán vecinos: "Van a venir dos familias en 2025"
Maaike Geurts y Tibor Strausz continúan con su proyecto de arreglar Bárcena de Bureba para convertirlo en una ecoaldea autosuficiente

Maaike Geurts, junto a su marido, Tibor Strausz, compraron el año pasado el pueblo abandonado de Bárcena de Bureba, en Burgos, después de 40 años de abandono. / ALBA VIGARAY

Hasta hace dos años, Bárcena de Bureba era un pueblo devastado por el olvido. Llevaba 40 años sin tener un solo habitante. La casas de piedra del pueblo, situado a 27 kilómetros de Briviesca e imbricado entre dos lomas pobladas de vegetación, donde predominan los olmos y los enebros, se habían ido cayendo poco a poco [VEA IMÁGENES DEL PUEBLO].
Las viviendas habían sido saqueadas hasta las raspas -se habían llevado hasta los marcos de las ventanas- y las paredes habían sido vandalizadas. Pero hace un año cambió el destino del pueblo.
Lo compraron por 350.000 euros
Maaike Geurts y Tibor Strausz, una pareja holandesa que trabaja con ordenadores, lo compró por alrededor de 350.000 euros con el objetivo de montar una ecoaldea tras ver el anuncio en el portal inmobiliario aldeasabandonadas.com.
Desde entonces, ambos, junto a sus dos hijas, Trisa y Riva, de nueve y siete años, pasan temporadas largas en el pueblo, donde han comenzado a arreglar las casas y han instalado placas solares, ya que Bárcena no tiene ni electricidad ni agua corriente [van a potabilizar el agua del río].

Vista de las casas semiderruidas en Bárcena de Bureba, en Burgos, el pueblo donde un matrimonio holandés va a montar una ecoaldea. / ALBA VIGARAY
Un encuentro con varias familias en Ámsterdam
Según explica Maikee por teléfono desde Ámsterdam, donde la pareja sigue viviendo y trabajando hasta que el próximo año se trasladen definitivamente a Burgos -quieren empezar viviendo en Briviesca mientras siguen adecuando el pueblo-, “ya hay dos familias que nos han dicho que van a mudarse a Bárcena el próximo año”.
“Hemos tenido hace poco un encuentro en Ámsterdam con cuatro familias interesadas en venir y dos nos han dicho que seguro que van a venir en 2025”, explica visiblemente satisfecha Maikee, cuya intención es poder crear una comunidad en el pueblo que sea autosuficiente gracias a un bosque frutal.
“Queremos inspirar a la gente”, aseguraban ambos durante una visita a el pueblo de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. “Creemos que es una solución para los problemas que tenemos ahora con el suelo; está agotado ya que no hay materiales orgánicos y todo el dióxido de carbono del terreno está desapareciendo. Por eso el suelo retiene menos agua, lo que causa la sequía”, reza el panel que han colocado en la fachada de una de las casas de entrada a Bárcena para explicar su proyecto, Arbdol, que mezcla la palabra castellana “árbol” y “tierra” en holandés y que han bautizado como “Una historia regenerativa”.

La idea del matrimonio es venirse a vivir en 2025 y está ofreciendo a personas voluntarias a trabajar en el proyecto y en un momento dado poder vivir allí también. / ALBA VIGARAY
Paulonia, el árbol del futuro
Dentro de su proyecto es clave la paulonia, el que llaman “árbol del futuro”, caracterizado por su gran tamaño y rápido crecimiento. Su madera es resistente y ligera. “En poco tiempo tendremos mucha madera”, explica la pareja, cuyo proyecto de energía sostenible está siendo monitorizado y cuenta con la ayuda de una universidad holandesa.

El padre de Tibor Strausz, que junto con su mujer compró el pueblo de Bárcena de Bureba, en Burgos, realiza tareas de desbroce en una de las calles del pueblo. / ALBA VIGARAY
Uno de los elementos del pueblo que más llama la atención a familias interesadas en venirse es la iglesia, de estilo románico y también en estado de semiruina. Maikee desconoce por ahora si se podrá usar, ya que es propiedad del Arzobispado de Burgos. “Mucha gente en Holanda está interesada en reconstruirla pero no sé si será posible; a lo mejor puede ser un centro para jóvenes, para mayores...”, asegura Maaike, cuya familia cuando llegó por primera vez se encontró con un aliado de oro de última hora que no esperaban.
Se trata de Carlos, jubilado que ha vivido toda la vida en Madrid y en Burgos y que hace 40 años compró una casa en este pueblo. El resto, alrededor de 64, son propiedad de la familia holandesa.
El pasado mes de septiembre, dentro de ese resurgimiento del pueblo, se celebró entre sus viviendas semiderruidas un festival de poesía, el Silvestris, que fue un éxito de público con cientos de visitantes, una muestra más de que Bárcena vuelve a la vida.