MEDIO AMBIENTE
Cantabria se moviliza para no ser "la Ibiza del Norte" y limita el acceso de turistas a su patrimonio natural
Los ayuntamientos de Santoña y de Cabezón de la Sal controlarán el aforo del Faro del Caballo y del bosque de secuoyas tras la masificación del verano
Miles de cántabros se manifestaron en mayo para frenar un macroproyecto urbanístico en la costa de Loredo
El pasado agosto más de 800 personas entraron a diario en el bosque de secuoyas de Cabezón de la Sal (Cantabria), un espacio único en Europa. El bosque, que tiene 850 ejemplares de esta especie inhabitual en nuestro continente, es cada vez más conocido y la turistificación lleva años perjudicando el entorno natural. “Tenemos calculado que uno de cada diez turistas se lleva una corteza de secuoya, aunque este verano, como los vecinos han puesto carteles pidiendo a la gente que no abrazara los árboles, ha sido menos dañino”, explica Óscar López Soto, el alcalde la localidad.
Por las mismas fechas, a 79 kilómetros de allí, en Santoña, se montaban colas interminables para bajar los 763 escalones del Faro del Caballo, enclavado entre acantilados tras cruzar un frondoso bosque y que es considerado uno de los más bellos de España. Ante esta masificación, ambas localidades, junto al Gobierno de Cantabria, están implementando medidas de control de aforo. Acotar el número de visitantes diarios para que la visita sea sostenible y de calidad para el propio turista.
Prueba piloto de control de acceso en el faro
En el faro se lleva probando desde finales de agosto una prueba piloto de control de acceso que, según fuentes municipales, "ha ido muy bien" y desde el Consistorio están trabajando en que los próximos julio y agosto solo puedan bajar al precioso faro, construido en 1863, "unas cien personas cada dos horas". Mientras en Cabezón calculan que para Semana Santa podrá estar ya limitado el acceso con tornos al bosque de secuoyas. Se permitirá entrar a diario entre 300 y 350 turistas, repartidos en grupos a lo largo del día para evitar aglomeraciones.
Estos son solo dos ejemplos paradigmáticos de la afluencia de turistas que cada verano toma la comunidad cántabra, al igual que está ocurriendo año tras año en Galicia, Navarra, Asturias o País Vasco. Unas comunidades que ven aumentado su atractivo turístico porque, además de su patrimonio natural, histórico y artístico indudable, cuentan en verano con temperaturas mucho más suaves que otros lugares de la península. Ya saben, el cambio climático también cambia los hábitos de los veraneantes.
Más de un 4% más de turistas en verano
Según los datos facilitados por la Sociedad Regional Cántabra de Promoción Turística (Cantur) a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA usando como fuentes el Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de viajeros hospedados en alojamientos hoteleros y extrahoteleros de esta comunidad aumentó un 0,5% este julio con respecto al año anterior y un 3,7% en agosto. En total, 788.380 visitantes hicieron turismo en la comunidad, una cifra que podría llegar al millón de personas ya que los datos no incluyen viviendas de uso turístico.
“La situación es insostenible porque llevamos años degradando muchos espacios, con la desnaturalización además de muchos pueblos, que están viendo como sus entornos se llenan de urbanizaciones de viviendas que se usan pocos meses al año”, cuenta Paulu Lobete, secretario general de Cantabristas, un partido político de nuevo cuño que el pasado mayo reunió a miles de vecinos en una manifestación donde uno de los eslóganes era “impedir que Cantabria se convierta en la Ibiza del norte”.
La convocatoria, que pedía frenar la construcción de un macrocomplejo turístico en una extensa área natural de alto valor paisajístico entre Loredo y Langre, que incluía 350 "segundas residencias" y un campo de golf, fue un éxito. “Nosotros proponemos regularizar y racionalizar el turismo”, sostiene Lobete, cuyo partido cosechó en las pasadas elecciones autonómicas y municipales un 1,7% de los votos, pero que esperan vivir un auge en 2027 siguiendo la estela de “defender Cantabria y su gente”.
Más turistas que residentes en Cantabria
Según la formación, Cantabria y Baleares son las únicas comunidades autónomas en las que durante el verano hay más turistas que residentes. El mayor exponente de este fenómeno, tal como desveló en su día EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, es Noja, pueblo costero donde la mitad de las casas son de uso vacacional y su población pasa de los 3.000 habitantes en invierno a 100.000 en verano.
Mientras otras comunidades y ciudades del norte, como Asturias o Santiago de Compostela, han instalado o están trabajando en una tasa turística como ya se aplica en Cataluña o Baleares, tanto la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, como el consejero de Turismo, Luis Martínez Abad, ya han afirmado que no van a implantar dicha tasa, según confirman a este periódico fuentes de Cantur. Se aplique o no, los expertos alertan de que los espacios naturales hay que protegerlos para preservarlos.
Regular y ordenar los visitantes
“Es importante regular y ordenar los visitantes porque si no se puede afectar negativamente tanto a los recursos naturales como culturales”, alerta Javier Gómez Limón, miembro de Europarc España, un foro profesional de áreas protegidas de España, donde se discuten y elaboran propuestas para la mejora de los espacios naturales. De este grupo de trabajo dependiente de varias universidades madrileñas (UAM, UCM y UAH) han salido los estudios que han permitido regular el turismo en espacios naturales tan conocidos como los Lagos de Covadonga, el Acantilado de Masca, en Tenerife o la ermita de San Juan de Gaztelugatxe.
“La ermita”, apunta el experto, “fue un claro ejemplo de masificación. Antes de salir en 'Juego de Tronos' [era la mítica Rocadragón] entraban al año 100.000 personas para pasar a recibir 700.000 después de salir en la serie”. Desde Europarc desarrollaron un plan para restringir el número de visitas -solo pueden pasar 1.500 al día-, y en la actualidad tienes que reservar cita (es gratuita) con varios días de antelación en verano para poder realizar la visita.
"Mejorar la calidad de la visita"
Estos planes buscan fundamentalmente que el turismo “no cause perjuicio al medio ambiente y que se mejore la calidad de la visita. Si vas a un espacio natural y aquello es una romería se resiente la experiencia del visitante”. “Los visitantes quieren tener una experiencia recreativa única y si se encuentran con miles de personas parece que estás en la Gran Vía en diciembre en vez de en un lugar especial”, apunta Gómez Limón por no hablar de otros problemas añadidos, como la generación de residuos, la contaminación o los problemas de aparcamiento.
En total, desde su grupo de trabajo se han elaborado planes para 20 espacios naturales de España, entre los que también están la Ruta del Cares, el Parque Nacional Picos de Europa, el Parque Natural de Cabañeros, las Tablas de Daimiel o el Parque Natural de Gorbea, que englobaban desde la seguridad al estudio de afluencia, la sostenibilidad, el impacto que tiene la visita en el propio turista o el número de trabajadores que se necesitarían para realizar las labores de control.
Según Gómez Limón, uno de los espacios que necesitaría desarrollar un plan turístico a la mayor brevedad son los campos de lavanda de Guadalajara y Ciudad Real, principalmente Brihuega, que reciben en apenas un mes la visita de decenas de miles de personas.
Regular los pisos turísticos
En Cantabristas tienen claro que hace falta un control más exhaustivo, tanto del modelo turístico como del urbanístico. “Tenemos una riqueza natural, cultural, que hay que cuidar. Los datos turísticos son cada vez mejores, pero los hijos de los vecinos que viven en los pueblos de costa no se pueden comprar una casa porque están muy caras, y se tienen que ir al interior de Cantabria o a otra comunidad”, prosigue Lobete, que denuncia que no se ha aprobado todavía desde el Gobierno regional “un decreto regulatorio sobre las viviendas de tipo turístico”.
“Vamos muy tarde, porque además tenemos una circunstancia excepcional y es la cercanía con Madrid o Vizcaya, donde Cantabria es muy demandada para segundas residencias, por lo que el mercado inmobiliario está tensionado por la demanda exterior”, apunta el líder de Cantabristas, que incide también en que las políticas sobre el suelo, tanto del Gobierno de Miguel Ángel Revilla como del actual del PP, “pone muchas facilidades a construir en suelo rústico”.
Lobete considera que las limitaciones de visitantes en el bosque de secuoyas de Cabezón de la Sal o en el Faro del Caballo, algo que llevaban tiempo pidiendo, son “pequeños pasos en el buen sentido”, pero no son suficientes. “Es que en la zona de Fuente Dé, por ejemplo, hay también un problema de masificación, pero no hay alternativas. Lo único que se le ocurrió al Gobierno anterior y el Gobierno actual también quiere hacer es un aparcamiento más grande para que suba más gente a Picos de Europa cuando lo que habría que hacer es racionalizar, no solo atraer turismo descontrolado y masivo, sino que sea sostenible”, concluye.
El Gobierno trabaja por un turismo "sostenible"
Desde el Gobierno cántabro se defiende, entretanto, se asegura que se está viviendo un momento de "crecimiento sostenido y nosotros trabajamos, además, para que sea sostenible". Así lo afirmaba el consejero de Turismo, Lus Martínez Abad, a una pregunta parlamentaria del PSOE en el último pleno de septiembre.
En su comparecencia, el consejero se felicitaba de que el crecimiento "de viajeros de enero a junio de este año ha sido de un 4,4% frente a los mejores datos de la historia". "Y algo muy importante: vemos los frutos de la promoción para recuperar el turista internacional, turista que aumentó un 14,7% frente al 1,3% nacional".
"No buscamos un turismo de aluvión, masificado, que se concentre en los meses de verano", añadió el consejero, que pidió, sin embargo, "no tirar piedras contra el sector turístico. La turismofobia no existe en Cantabria y tampoco hay una masificación que la justifique. No debemos consentir que se hagan ‘causas belli’ de situaciones puntuales en momentos puntuales".
En su comparecencia, el consejero aseguró que van a desplegar "un plan de inversiones sin precedentes, para mejorar y fortalecer las instalaciones turísticas de titularidad pública, con una cifra de 80 millones de euros" y más de una docena de planes de sostenibilidad turística, como "las experiencias de ecoturismo a pie y en barco por el litoral norte de Santander".
"Esto, y mucho más, es lo que ofrece Cantabria. Ya estamos en la primera división turística, en esa otra dimensión de la que se hablaba hace unos años. Lo nuestro no serán nunca ciudades reducidas a parques temáticos, inmensos decorados de cartón piedra. Cantabria será siempre turismo sostenible y de calidad. Repito nuestro objetivo: turismo todo el año, turismo en toda Cantabria y turismo de calidad y sostenible. Es un listón exigente, pero estoy seguro de que podemos rebasarlo a corto plazo", concluyó el consejero su alocución.