CASTILLA Y LEÓN
Los secretos de la Colegiata de San Salvador, la joya románica que esconde un altar único en España
Situada en La Pernía de la montaña palentina y construida en el siglo XII, San Salvador de Cantamuda sorprende por su espadaña de 18 metros de altura
De una armonía sobrecogedora y manteniendo en gran medida la estructura románica original, la colegiata de San Salvador de Cantamuda, en la comarca de la Pernía de la montaña palentina, es una de las joyas románicas no solo de la provincia, sino de toda España. "Cada vez viene más gente a conocerla", confirman desde el Ayuntamiento de La Pernía. El año pasado 6.875 turistas se adentraron en 2023 en su planta de cruz latina y este año, hasta julio -agosto es el mes fuerte-, ya se habían llegado hasta las 3.500 visitas.
La fundación de la iglesia, que formaba parte del monasterio de San Salvador, se remonta la condesa Doña Elvira Favílaz, esposa del conde Munio Gómez. De acuerdo a dos documentos del siglo XI, conservados en el Archivo de la Catedral de León, la propia condesa concedió a la diócesis de León una cuantiosa donación de villas y fincas, de la que formaba parte el entonces monasterio de San Salvador.
Origen monástico
La Colegiata, sin embargo, no se levantó tal y como lo conocemos ahora hasta el siglo XII, si bien sus dos puertas de acceso -una para el clero y la otra para el servicio de los fieles-, de origen románico, vienen a confirmar su origen monástico.
La iglesia, que en 1993 fue declarada Bien de Interés Cultural y no tiene ninguna otra construcción alrededor, está situada en un prado a un lado de la carretera que cruza el pueblo, localizado en medio del Parque Nacional Fuentes Carrionas, en las estribaciones de la Cordillera Cantábrica. Su planta es de cruz latina, con una sola nave, transepto, crucero y tres ábsides semicirculares.
Lo más sorprendente y llamativo de la Colegiata es una esbelta espadaña de tres cuerpos, que tiene 18 metros de altura y es considerada una de las más bellas del románico castellano. A modo de curiosidad, entre sus canecillos decorativos de tipología variada, normalmente de motivos vegetales o geométricos, destaca el de un osezno, siendo esta tierra propia de plantígrados. En otra de las columnillas de la tronera puede verse la figura de un rostro de hombre.
Decoración sobria
La decoración interior es sobria, con una nave cubierta de bóveda de cañón apuntado, propia del románico más tardío. Entre lo que más destaca del interior está el ábside central, con cuatro nervios, y la mesa del altar mayor, única en España, que está compuesta por un conjunto de columnillas de época románica, con fustes y capitales con motivos vegetales y geométricas.
En la página web de Turismo de la Pernía, se asegura que la procedencia de las columnillas “es incierta, pero bien pudieran ser una reutilización del antiguo monasterio de San Salvador” y se explica que en 1970, mientras se realizaban unas obras de cimentación en la zona del presbiterio, “se encontró una lauda sepulcral de piedra caliza, de época mozárabe, datada entre la segunda mitad del siglo IX y la primera del XI".
"Actualmente se halla depositada en el ábside norte, y cuenta con una tosca decoración de arcos de herradura y greca geométrica, junto con una inscripción incompleta en latín, cuya traducción dice lo siguiente: “Alma piadosa, creador da el perdón a quien descansa en la muerte. Siervo de Dios habrá querido esperar...domingo a las seis de la tarde. Abad Diego”, explica la página web.