MADRID
¿Por qué hay cuadros de Goya pintados en esta fachada del barrio madrileño de Puerta del Ángel?
El cuadro 'Perro semihundido' del pintor aragonés, entre otros, adorna una fachada de la calle Caramuel por iniciativa de los vecinos
Cuando los vecinos de Puerta del Ángel van al centro de salud de Caramuel pueden disfrutar de una obra de arte. Bueno, de varias. El número 36 de la citada calle parece sacado de una sala del Museo del Prado. Sobre su fachada lateral de ocho alturas hay dibujadas tres obras de Francisco de Goya y Lucientes.
'Autorretrato' (1779) y 'El quitasol' (1777 ) están pintados en la planta baja, al lado de una tienda de alimentación. En el resto de pisos se despliega sobre la fachada una copia de uno de los cuadros más emblemáticos del pintor aragonés, 'Perro semihundido' (1820-1823). El can asoma entre el barro mirando hacia arriba, pero esta vez no parece que lo hacia hacia el cielo ocre del cuadro original, sino hacia el azul añil del cielo verdadero.
La 'Quinta del Sordo' de Goya
Muchos de los que a diario pasan por esta importante vía del distrito de Latina desconocen, sin embargo, el motivo por el que están allí esas pinturas y que no es otro que a escasos 300 metros estuvo en su día 'La Quinta del Sordo', residencia del pintor durante algo más de cuatro años (1819-1823) y en cuyas paredes Goya dio forma sobre las paredes a 14 obras al óleo que fueron posteriormente bautizadas como 'pinturas negras'. Entre ellas estaba precisamente 'Perro semihundido', una de las más representativas de la serie más óscura y misteriosa del pintor.
La iniciativa de homenajear a Goya partió del presidente de la comunidad del citado bloque de Caramuel. Para realizar el trabajo contactaron con un grupo de artistas del barrio que tienen el taller muy cerca, en la calle Berenguela. “El presidente llamó al Espacio Proa para hacernos el encargo y al final me encargué yo del asunto. Él había pedido permiso al Museo del Prado para que le cediesen los derechos de la obra y, aprovechando que iban a rehabilitar las fachadas porque iban a meter un asilante, y de que iban a usar andamios, nos lo pidieron”, recuerda vía telefónica Marco Prieto, el artista que se encargó de pintar el cuadro, o mejor dicho, parte de él.
“Es curioso porque yo solo pinté la cabeza del perro, el resto lo pintaron los pintores que estaban reformando la fachada”, afirma el artista sobre un trabajo realizado en 2017 y que le llevó alrededor de dos semanas. “La verdad es que fue un reto pasar el dibujo de un perro que apenas mide cinco centímetros a escala grande, algo así como 2,5 metros; además, nunca me había subido a un andamio”, rememora Prieto.
“Me sentí muy honrado”, admite el pintor. “Mola que cuenten con artistas vivos, que hacen arte contemporáneo, para trabajos así. El presidente de la comunidad prefirió primar el espíritu artístico del barrio que llamar a un muralista”.
Pinturas negras
La obra se ha convertido ya en enseña de un barrio que era zona de cultivos en 1819, cuando Goya compró la enorme finca con casa por 60.000 reales a su entonces propietario, Pedro Marcelino Blanco, que también padecía sordera y fue quien le dio nombre a la quinta, aunque se creyera que fue por el pintor de Fuendetodos. La vivienda fue derribada en 1909 y una placa en el solar donde estaba ubicada, en el 32 de la calle Saavedra Fajardo, recuerda que allí Goya llevó a cabo las 'pinturas negras'.
Pese a que las obras, que pasaron a ser propiedad del barón Frédéric Émile d'Erlanger, procedente de una familia belga de banqueros y residente en París, tras comprar la finca en 1873, estén ahora entre los lienzos más visitados del Prado, el aristócrata no consiguió vender ni una de ellas en la Exposición Universal de Paris de 1878. Años después las regaló al Prado.
"No es algo que despertara interés, se veían casi como una anomalía, como algo extrañísimo para lo que no se estaba preparado. Hoy las asociamos con el surrealismo, con el expresionismo, con tendencias artísticas del siglo XX, y ya son algo familiar para nosotros, pero en su época no lo eran", señalaba Miguel Hermoso, doctor en Historia del Arte, a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, en un artículo sobre Goya.
El cuadro de ‘Perro semihundido’ sigue manteniendo una incógnita no resuelta y es a qué estaba mirando el can. Muchas de las 'pinturas negras', de hecho, siguen siendo un misterio, ya que al trasladarse de los muros de la casa al lienzo se perdieron elementos que luego fueron restaurados a criterio del conservador del Prado Salvador Martínez Cubells.
Las fotografías tomadas a mitad del siglo XIX por Jean Laurent, sin embargo, aportan novedades a las interpretaciones de las obras. En este caso, sugiere que el can estaría observando dos pájaros que en el cuadro que se puede ver en la pinacoteca madrileña no aparecen, pero sí en la instantánea tomada por Laurent y que se guarda en los archivos del Instituto de Patrimonio Cultural de España.
Curiosamente, por caprichos del destino, si uno busca Caramuel 36 en el Google Street View, y alza la vista al cielo de la instantánea tomada por las cámaras del coche de Google, verá dos pájaros sobrevolando el perro como estaban en el cuadro original de la pared de la Quinta.
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