LIMÓN & VINAGRE

Pablo Echenique, el 'cascao' con lanzallamas

Ha conseguido lo que parecía inalcanzable, pero también se ha convertido en blanco de los ataques más viles. Sea por reacción, sea por dogmatismo, el poder de su lanzallamas ha acabado siendo excesivo

El riesgo de colapso arrastra a Podemos a un acuerdo con Sumar para el 23J

Pablo Echenique, el 'cascao' con lanzallamas

Pablo Echenique, el 'cascao' con lanzallamas / EPE

Emma Riverola

Emma Riverola

Apostado en su silla de ruedas eléctrica, con el lastre de su cuerpo y el poder de una mente brillante, Pablo Echenique carga a diestro y siniestro. La potencia abrasiva de sus ataques le ha convertido en uno de los personajes más difícilmente digeribles de Unidas Podemos. Pero también es capaz de irradiar humor, el "cascao" es uno de los calificativos con los que se autodefine. En las negociaciones con Sumar, su nombre anda en la cuerda floja. 

Echenique (Rosario, Argentina, 1978) sufre atrofia muscular espinal, una enfermedad que daña y mata las neuronas motoras. Su discapacidad roza el 90%. "Tengo poca fuerza, pero puedo mover todo, pero poco", afirma. Tan poca fuerza que ni siquiera puede vestir ropa de abrigo, el peso le impide moverse y conducir la silla. Por eso suele aparecer en las ruedas de prensa en mangas de camisa. En invierno opta por las prendas térmicas ligeras, máximo dos. Su resistencia a la intemperie es escasa. A la que se le enfría la mano, no puede conducir la silla.   

Su incapacidad física no le impide la audacia. Como cuando era niño y, con un amigo aupado en su silla de ruedas, se arrojaban calle abajo: "Lanzarme -muchas veces- a 50 km/h en una silla de ruedas por la calle Tucumán, jugándome mi jovencísima vida, creo que es algo más que una anécdota de una infancia de libertad callejera. Podría ser incluso una metáfora del resto de mi vida", escribe en su libro Memorias de un piloto de combate (Arpa Editores, 2023). 

Lector voraz, su madre asegura que aprendió a leer a los tres años... ¡en un solo día! Brillante en la escuela, un test de inteligencia lo calificó como superdotado. Sus visitas a Zaragoza, donde vivían su padre y más familia, se fueron sucediendo durante la niñez hasta que, con 13 años, se instaló en la ciudad con su madre y su hermana.   

Licenciado en Física a los 23 años con más matrículas de honor que sobresalientes, se doctoró cuatro años después y, con solo 31 años, logró ser científico titular del CSIC. Andaba buscando su despacho por el Campus Río Ebro, cuando una joven estudiante de doctorado se prestó a ayudarle: María Alejandra Nelo Bazán, venezolana. Se casaron en Tenerife, el primer lugar cálido donde consiguieron cita.

Una carrera brillante y amor, la narrativa invita a hablar de superación, de triunfo de la voluntad… Él no bendice el relato. No lo niega, pero advierte de que no basta con determinación personal. Una persona con su discapacidad necesita vivir en un país desarrollado, una familia con un cierto nivel socioeconómico y, sobre todo, personas que le ayuden. Su madre lo hizo en el pasado. Ahora, su pareja. Contratar todo el personal que necesita costaría 3.000 euros al mes. La ayuda a la dependencia es de 300 euros. Las cuentas no salen. 

El joven científico era un "idiota" políticamente hablando (Echenique dixit) y su bautizo ideológico fue con Ciudadanos, aquel partido nuevo, moderno, que se decía socialdemócrata. El espejismo duró poco. Y su inquietud política le condujo hasta Podemos. Pronto formó parte del núcleo de aquella formación que zarandeó una España hundida en la Gran Recesión. Un puñado de jóvenes formados y sobrados de valentía y vehemencia pretendían asaltar el cielo. Y para allí fueron.   

Echenique aparcó temporalmente su carrera científica -y su salario- por Podemos. Fue eurodiputado, secretario de Organización de Podemos y diputado en el Congreso. En su carrera política, cuatro fechas a remarcar: 7 de enero de 2020, Pablo Iglesias y él lloran a lágrima viva, Pedro Sánchez acaba de ser investido presidente, se inicia el Gobierno de coalición. 8 de enero de 2020, se estrena como portavoz de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados, previamente borra todos sus tuits.

Madrugada del 26 de marzo de 2020: interviene en el Congreso, llama a la unidad, a arrimar el hombro, a centrarse  en combatir la epidemia. Salvador Illa, político al que aprecia, bautizará sus palabras como la Regla Echenique. 29 de mayo de 2023: Sánchez anuncia la disolución de las Cortes. En estos años, el Congreso no ha sido capaz de adaptar el acceso al atril a la silla de ruedas. 

Echenique, como Podemos, ha conseguido lo que parecía inalcanzable, pero también se ha convertido en blanco de los ataques más viles. Sea por reacción, sea por dogmatismo, el poder de su lanzallamas ha acabado siendo excesivo. El cielo se ha chamuscado. Su próxima parada se dirime en una mesa de negociación.