CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

Pensiones, sí; mordaza, no: los aliados de Sánchez premian la discreción de Escrivá

Martes de contrastes en el Congreso: frente al ruido que rodeó el fracaso de la derogación de la 'ley mordaza', la discreción que ha propiciado que la reforma de las pensiones (aumento del periodo de cálculo) esté muy cerca del éxito

El ministro José Luis Escrivá, en el Senado.

El ministro José Luis Escrivá, en el Senado. / David Castro

Ángel Alonso Giménez

En medio del ruido político, un economista de 62 años ha marcado el camino para que la legislatura siga en manos de la mayoría progresista del Congreso. Su nombre: José Luis Escrivá. Su cargo: ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

Hace seis meses, incluso hace un año, ningún grupo del también llamado “bloque de la investidura” de Pedro Sánchez habría citado a Escrivá como un revulsivo político. Al contrario, pues las relaciones no eran buenas. A finales de 2021, ERC y EH Bildu estaban enfadados con el ministro por cómo quiso imponer la aplicación del Mecanismo de Equidad Intergeneracional o el aumento de las cotizaciones en un 0,6%. A mediados de 2022, no sólo Esquerra seguía enfadado. Unidas Podemos protestó por cómo quiso sacar adelante la propuesta sobre los planes de pensiones.

El PNV no es un grupo que tenga en alta estima al ministro. “Llevo sin hablar con él desde noviembre del año pasado”, afirmó este martes el portavoz de los nacionalistas en el Congreso, Aitor Esteban. Al grupo vasco le costó mucho el traspaso de la gestión del Ingreso Mínimo Vital. Y EH Bildu, si bien fue uno de los salvadores de aquella propuesta para los planes de pensiones, ha tenido sus diferencias.

Pero nada es igual en marzo de 2023. Apremiado por la UE, el ministro responsable de la Seguridad Social ha negociado durante las últimas semanas el aumento del periodo de cálculo de la cotización para cobrar la pensión. Dos modelos, de 25 años o de 29, de los que el ciudadano podrá descontarse los dos más negativos, tienen la culpa. Los aliados habituales están contentos. La futura convalidación del decreto ley parece garantizada.

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, ha reconocido este martes que “no pinta mal” la propuesta del Gobierno, aunque habrá que cerrar bien todos los flecos. EH Bildu ve el contenido como un avance, aunque “insuficiente”. Más País está por la labor de respaldarlo, aunque faltan aspectos que pulir. Compromís encuentra positivo el incremento de los ingresos. Hasta el PNV descarta votar en contra, lo que no significa que vote a favor: la abstención puede ser una opción. El PDeCAT considera que ese doble método de cálculo es “muy interesante”. En fin, que de entre todas las formaciones que negocian y pactan habitualmente con el Gobierno, sólo el BNG, un diputado, ha transmitido su desagrado.

Teniendo en cuenta lo que costó sacar el aumento de las cotizaciones y la reforma de los planes de pensiones, teniendo en cuenta el malestar por ambas cuestiones y por cómo Escrivá negociaba, el aliento dado por los “socios” de Sánchez en el Congreso resulta llamativo, mucho más en época de “ruido” como la actual.

Interlocución constante

Tanto como el contenido de la propuesta, los aliados frecuentes del PSOE han alabado la forma de negociar del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y de su secretario de Estado. El más gráfico fue Gabriel Rufián, este martes. “La negociación ha sido discreta y efectiva, lo que ya es mucho”, ha proclamado en rueda de prensa.

Fuentes republicanas implicadas en las negociaciones con el ministro y con su equipo han informado a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que el diálogo ha sido esta vez habitual y regular. Una vez que se supo que el modelo era del agrado de la Unión Europea, se intensificaron las conversaciones, además. Rufián, por ello, no ha disimulado su satisfacción públicamente. “Aumentan los ingresos, se dignifican las pensiones mínimas (petición anterior de ERC) y se reparan las lagunas de cotización que afectan a mujeres, por lo que se repara también la brecha de género (otra petición anterior)”. Por estas tres cosas, reclamaciones del grupo independentista, el acuerdo está casi hecho.

Ha sucedido con las negociaciones del Ministerio algo similar a lo que está sucediendo con la tramitación de la ley de vivienda y a lo que ha sucedido con la no derogación de la ‘ley mordaza’. El Gobierno se ha afanado en atar los “síes” de ERC y EH Bildu, o al menos las predisposiciones a sendos “síes”. Objetivo cumplido, por ahora. 

Fuentes parlamentarias subrayan que no sólo ha habido contactos regulares con el grupo de Rufián, sino también con el de Mertxe Aizpurua. En dos ocasiones se han visto en lo que va de semana, ni más ni menos. “La interlocución es constante”, zanja una de las fuentes. La propia Aizpurua reconocía este martes que el Ejecutivo ha recogido dos solicitudes: que no aumentara de manera obligatoria el periodo de cálculo y que subieran las pensiones mínimas, si bien la cuantía debería elevarse en mayor medida.

Efectivamente se han visto los grupos con representantes del Ministerio este martes. Hasta el diputado díscolo, Néstor Rego, del BNG, ha participado. Aunque la posición actual del parlamentario gallego es el voto en contra, ha alabado el modo de interacción de Escrivá. “Es un Ministerio que tiene contacto directo con los grupos y transmite la información que se le pide de manera puntual”. Genís Boadella, del PDeCAT, coincide: “Hemos tenido interlocución constante y nos dieron la información que pedimos”.

La regularidad ha sido factor clave, y además, la discreción. “Eso ha ayudado mucho”, apunta una fuente. Íñigo Errejón enfatizó que “cuando las cosas se hacen así, lo normal es llegar a buen puerto”. Buen puerto, en el Parlamento, es el acuerdo.

Día de contrastes

Aitor Esteban relató este martes que hace dos semanas el ministro Escrivá tuvo una charla breve con el diputado del PNV en la Comisión de Seguimiento del Pacto de Toledo y que hace una semana el secretario de Estado envió más información. Esta semana han seguido hablando. Los nacionalistas no se van a oponer, pero eso no atenúa la contrariedad.

Primero porque sus exigencias, manifestadas al Gobierno, no aparecen en la documentación remitida, que no es el borrador, ha recalcado Esteban. Segundo porque, de nuevo, la negociación se hará sobre un decreto ley, lo que es “un lo tomas o lo dejas”. Los decretos, en el Congreso, estrechan los márgenes de transacción considerablemente, entre otras cosas porque los aprueba el Consejo de Ministros. 

Pero, como es ahora pauta, el Gobierno se ha esmerado con ERC y con EH Bildu, no tanto con el PNV. Esta sintonía a tres bandas, a cuatro, de hecho, porque Unidas Podemos está eufórico, ha contrastado con el cruce de acusaciones y reproches que estas formaciones han protagonizado con motivo del rechazo a la ley mordaza.

Rufián aseguró que está sorprendido por el “ruido” generado. A lo que se refirió fue a las maniobras del PSOE (“puentear e intoxicar”, concretó) para culpar a su partido del desenlace de la ley mordaza, que seguirá en vigor. “Resulta que los culpables seremos los que mantenemos la palabra dada”, señaló antes de incidir en que la propuesta socialista era “maquillaje, no una derogación”. 

Ida y vuelta. Aizpurua culpó al PSOE. Patxi López culpó a ERC y a EH Bildu. “Quizá no querían aprobar leyes que tenían que ver con la policía española”, sugirió. Pablo Echenique responsabilizó a los socialistas. “Si se hubieran remangado para lograr los votos, los habrían logrado; no han querido”, dijo. López criticó a Echenique. “En vez de hablar tanto, debería pasarse por las comisiones”, reprobó.

Fue este martes un día de contrastes. El ruido frente a la discreción. El ruido que perjudicó a la negociación para acordar el contenido de la proposición para reformar la ‘ley del sólo sí es sí’. El ruido que provocó el desastre de la ‘ley mordaza’. Enfrente, el silencio que ha acompañado a la reforma de las pensiones, lanzada hacia su aprobación. Escrivá, inesperado revulsivo.