EL TABLERO ELECTORAL

¿Dónde se la juega el PSOE? Los 20 escaños que Sánchez se disputa con la derecha tras 'perder' un millón de votos

Los socialistas pugnan con PP, Vox y Cs por uno de cada seis diputados y 200.000 votos que pueden decidir el futuro Gobierno

Pedro Sánchez.

Pedro Sánchez.

Jose Rico / Ricard Gràcia / Francisco José Moya

El PSOE tuvo que salvar con el PP el primer trámite de su reforma de la ley del 'solo sí es sí' en medio de un choque frontal con Unidas Podemos el mismo día que el Gobierno aprobaba una ley de paridad en grandes empresas, y a los pocos días de que Pedro Sánchez acusase al presidente de Ferrovial de querer esquivar el impuesto a grandes fortunas llevándose la compañía a Países Bajos. Palo y zanahoria a izquierda y derecha que a los socialistas puede ayudarles a taponar las importantes fugas de voto que presentan a menos de tres meses para las elecciones municipales y autonómicas, y a nueve meses para el pulso de Sánchez con Alberto Núñez Feijóo. No solo porque la derecha es el flanco por el que al PSOE se le están escapando mayor cantidad de apoyos, sino también porque con PPVox y Ciudadanos se jugará en las generales de otoño nada menos que 20 escaños (uno de cada seis), cinco veces más de los que se disputará con su socio del Gobierno.

En las elecciones de noviembre de 2019, el PSOE fue el partido que obtuvo el último diputado en 15 circunscripciones (Albacete, Asturias, Barcelona, Cuenca, Huelva, Huesca, Jaén, Las Palmas, Lleida, Lugo, Murcia, Ourense, Sevilla, Tarragona y Zaragoza) y el que se quedó más cerca de lograr el último escaño en otras 10 provincias (Cantabria, Ceuta, Córdoba, Illes Balears, Madrid, Navarra, Palencia, Salamanca, Santa Cruz de Tenerife y Valencia).

En 20 de estos 25 feudos (Albacete, Asturias, Barcelona, Cantabria, Ceuta, Córdoba, Cuenca, Huesca, Illes Balears, Las Palmas, Madrid, Murcia, Navarra, Palencia, Salamanca, Santa Cruz de Tenerife, Sevilla, Tarragona, Valencia y Zaragoza), los socialistas pugnan por mantener o conseguir el acta con PPVox o Ciudadanos, mientras que en solo cuatro de ellos (Huelva, Jaén, Lugo y Ourense) el pulso es con Unidas Podemos.

¿Cuántos votos le hacen falta al PSOE para amarrar estos 20 diputados? Si tomamos como referencia por cuántas papeletas se obtuvo el último escaño en cada circunscripción y por cuántas se quedó sin acta la candidatura más próxima, Sánchez necesita sumar un total de 203.931 sufragios más que las derechas en esos 20 territorios. La batalla por 9 de los 20 parlamentarios es directamente con el PP (Albacete, Barcelona, Cantabria, Córdoba, Madrid, Palencia, Salamanca, Santa Cruz de Tenerife y Valencia) y su consecución depende, en total, de 84.293 apoyos en estas provincias.

Para complicarle un poco más el desafío a Sánchez, la mayoría de estas 20 pugnas del PSOE con las derechas tendrán lugar en provincias que reparten entre 3 y 7 escaños, donde se necesitan menos votos para hacerse con un acta. El caso más extremo es Cuenca. En las últimas elecciones generales, los socialistas obtuvieron el último de los tres diputados de esta provincia y Vox se quedó a apenas 200 papeletas de arrebatárselo. El resultado en esta circunscripción fue de dos escaños para el PSOE y uno para el PP, de manera que si Sánchez perdiera este diputado el próximo otoño, se produciría un triple empate o la victoria de Feijóo en este feudo. En las Illes Balears se dio la situación opuesta: el PSOE se quedó a 884 votos de quitarle un escaño a Vox, lo que hubiera roto a favor de los socialistas el cuádruple empate a dos que se produjo en el archipiélago.

Para ganar las cuatro batallas directas con Unidas Podemos (Huelva, Jaén, Lugo y Ourense), el PSOE necesita recabar un total de 38.440 votos, la mitad de apoyos que en sus pugnas con el PP y cinco veces menos papeletas que en sus pulsos con el conjunto de las derechas. Las cuatro provincias reparten 4 o 5 escaños y en todas ellas fueron los morados quienes se quedaron a las puertas de arrebatarle el último diputado a quienes luego serían sus socios en el Gobierno. Las diferencias superaron los 10.000 sufragios en los cuatro territorios salvo en Huelva, donde la ventaja socialista fue de tan solo 218 papeletas.

Las cuentas del PP tampoco son fáciles. En 2019, Pablo Casado obtuvo el último escaño en 20 circunscripciones (Almería, Badajoz, Burgos, Cantabria, Ciudad Real, Córdoba, Granada, Guadalajara, La Rioja, Madrid, Málaga, Melilla, Palencia, Pontevedra, Salamanca, Santa Cruz de Tenerife, Soria, Teruel, Valencia y Valladolid) y se quedó a las puertas de lograr el último diputado en otras 11 provincias (Albacete, Álava, Ávila, Barcelona, Cáceres, Castellón, Guipúzcoa, León, Segovia, Vizcaya y Zamora).

Los populares se jugarán 18 escaños con partidos de izquierdas, la mitad de ellos con el PSOE, para los que necesita reunir 201.319 votos en estos feudos, una cantidad muy similar que la que requiere el PSOE para quitarle diputados a las derechas. En paralelo, Feijóo se disputará otros 11 parlamentarios con formaciones conservadoras y para conseguirlos necesitará 54.058 sufragios.

Una veintena de escaños, los que Sánchez se juega con las derechas, es también la ventaja que la mayoría de encuestas otorgan al PP sobre el PSOE en estos momentos, entre ellas el reciente Barómetro de España del GESOP para Prensa Ibérica. Según este sondeo, la suma de PP y Vox oscila en una horquilla de 168 a 177 diputados, mientras que la suma del PSOE con todos sus actuales socios parlamentarios bascula entre 172 y 183 representantes, por lo que este saco de escaños en liza entre izquierdas y derechas pueden ser cruciales para inclinar la igualada balanza de la gobernabilidad.

Parecería más sencillo que Sánchez diera la batalla por la izquierda que por la derecha de las fronteras del PSOE teniendo en cuenta que necesita menos votos para ganarla. Pero, ¿le conviene a los socialistas? Distanciarse de Unidas Podemos en la recta final de la legislatura tiene una doble ventaja. Por un lado, evita que su socio morado, que ya ha encadenado varios varapalos electorales desde 2019, se desangre y le complique el encaje de bolillos que serán las futuras alianzas para mantener el Gobierno. Y en paralelo, le permite recuperar apoyos por el centro y, así, frenar el principal y creciente trasvase de votos que sufre el partido, tal como ha confirmado la última encuesta del GESOP.

El PSOE reunió 6.792.199 votos en noviembre de 2019. Según el citado barómetro, a nueve meses de las generales, 1.467.112 votantes socialistas cambiarían de papeleta, dos de cada 10. De ellos, 1.093.543 electores que votaron a Sánchez hace cuatro años apoyarían ahora a formaciones de derechas: 767.518 al PP; 251.311 a Vox; y 74.714 a Ciudadanos. Por la izquierda, el PSOE perdería 312.440 votantes: 251.311 apoyarían a Unidas Podemos y 61.129, a Más País.

Pese a estas fugas, Sánchez le aguanta el pulso a Feijóo porque atraería a 2.448.758 electores que se abstuvieron en 2019 y porque recuperaría 540.547 votos (367.186 por la izquierda y 173.361 por la derecha). Con todo, los socialistas perderían por la derecha tres veces más apoyos de los que sumarían por la izquierda, a lo que hay que añadir que 1.575.790 votantes de Sánchez tampoco le garantizan su apoyo y se declaran indecisos.

El PP, en cambio, recuperaría casi cuatro veces más votos de los que perdería. Casado obtuvo 5.047.040 apoyos en las últimas elecciones, de los que, según el GESOP, 585.455 migrarían ahora hacia otros caladeros: 494.609 a Vox y 90.846 al PSOE. Unas fugas que compensaría de sobra con los 2.233.079 votos que pescaría, en proporciones similares, de tres partidos: 767.518 del PSOE, 746.023 de Vox y 719.538 de Ciudadanos. Y los abstencionistas también son una fuente importante para los populares: 1.661.657 electores que se quedaron en casa hace cuatro años elegirían hoy la papeleta del PP. Otro factor que favorece a Feijóo es que tiene la mitad de indecisos que Sánchez: 792.385 votantes del PP en 2019 no tienen claro aún qué harían ahora.