CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

"No somos robots haciendo leyes": la fractura PSOE-UP desplaza la agenda legislativa a zona incierta

PSOE y Unidas Podemos tienen ahora el reto de demostrar que el encono con que se trataron por la reforma de la ley del 'sólo sí es sí' no afectará a los planes legislativos de 2023

Para empezar, señales positivas: lograrán impulsar tres leyes este jueves: sistema universitario y mercados de valores (para aprobación) y defensa del cliente financiero (para seguir tramitación)

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Igualdad, Irene Montero.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Igualdad, Irene Montero.

Ángel Alonso Giménez

Lo que sucedió el martes en el Congreso con la ley del ‘sólo sí es sí’ ha dejado secuelas emocionales. “Día de resaca”, decía un diputado de la mayoría progresista. Las personas que ocupan los escaños, aunque parezca increíble, se emocionan, se cansan y se preocupan. En el Congreso hay quienes han llorado y reído a carcajadas. En el Congreso ha habido enfados y amarguras. Resulta lógico el cansancio si la intensidad sobrepasa los niveles habituales

Dos precedentes: aquella tarde en la que la diputada de Vox Carla Toscano acusó a la ministra Irene Montero de tener como “único mérito haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”; y aquella mañana en la que Irene Montero acusó al PP de promover la “cultura de la violación”. Fueron días espantosos y los diputados/as terminaron el pleno extenuados.

Este martes por la tarde, el PSOE y Unidas Podemos llevaron la disputa de siempre (nunca ha cesado) a cotas altísimas. A ver cómo bajan. La proposición socialista destinada a reformar la ley del ‘sólo sí es sí’ crispó la relación, quizá en exceso. La legislatura ha proporcionado numerosos episodios de pugna entre los socios de gobierno: ley audiovisual, ley de bienestar animal, planes de pensiones, desahucios, impuestos, ley trans. Pero nada como la ley del ‘sólo sí es sí’. ¿Saben que esta norma, estando en ponencia, peligró seriamente porque el PSOE quiso incluir una enmienda para abolir la prostitución en contra del criterio de Unidas Podemos? 

El Gobierno va a continuar como está. Ninguno de los cinco diputados de la mayoría progresista consultados para esta crónica lo duda. Pero, ¿cómo será la relación entre los grupos para culminar el último tramo de la agenda legislativa? Esto lo dudan todas las fuentes menos una. “No somos robots haciendo leyes; somos seres humanos, estas cosas afectan”, señala un parlamentario con el que ha hablado este medio.

Preocupación

Hemiciclo del Congreso de los Diputados. Miércoles, 8 de marzo de 2023. 8.50 horas. 10 minutos antes del comienzo de la sesión de control al Gobierno. Mirar las caras de los diputados y diputadas de la bancada socialista delata cansancio. Quizá por ello, y esto es muy humano, se ven más abrazos y palmadas en la espalda, más contacto, vaya. Una especie de terapia grupal. La mirada a la bancada de Unidas Podemos muestra que hay unos cuantos escaños vacíos y mucha seriedad.

Irene Montero habla con José Luis Escrivá. La diputada Susana Ros, con Pilar Llop. Yolanda Díaz besa a María Jesús Montero a su llegada a la bancada azul del Gobierno. La ministra de Hacienda departe luego con el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. Pedro Sánchez y Nadia Calviño intercambian impresiones.

La mirada a la bancada del PP denota alegría. La jugada les está saliendo bien, según sus cánones estratégicos. Cuca Gamarra sonríe. Todos, a decir verdad, sonríen.

Aparentemente, nada extraordinario, pues la risa va por barrios. Hay días que la bancada popular está mohína, basta recuperar aquellos días del adiós de Pablo Casado. 

Las conversaciones privadas enseñan otro paisaje, otras sensaciones, la preocupación, por ejemplo. Preocupación sobre qué hacer con la agenda legislativa que resta después del encono con que se trataron el martes los socios de la coalición. Un diputado asegura al respecto: “El Gobierno va a acabar la legislatura como está, así que no veo en riesgo la agenda legislativa”. Otro diputado afirma: “Ya ni me atrevo a hacer pronósticos”. Una parlamentaria reconoce su perplejidad porque el estallido verbal se ha producido a tres meses de las elecciones, malos tiempos para la calma en el Congreso.

El pasado viernes, en la Comisión Constitucional, el ministro Félix Bolaños precisó lo que queda de plan normativo: 117 iniciativas, ni más ni menos. Entre esas leyes que faltan, vivienda y derogación, o “reforma”, como dijo el titular de Presidencia, de la ley mordaza. También, y ésta puede estar ya comprometida dado el grado de hostilidad entre PSOE y Unidas Podemos en políticas feministas, la norma contra el proxenetismo o la norma contra la trata. Más lejos aún se ve la ley de paridad, ahora un anteproyecto. 

Tres señales positivas para empezar

Aunque este miércoles fue “día de resaca” y “reflexión”, el Congreso exige tal ritmo de rutina que mejor aparcar las elucubraciones. La ley de vivienda es muy importante, casi nadie lo cuestiona, pero como no aparece aún en el calendario parlamentario, su trascendencia se vuelve relativa. Lo urgente es atender a lo que va a pasar en la sesión de plenaria de este jueves, protagonizado por tres leyes.

La primera: la ley del sistema universitario, que vuelve al Congreso porque el Senado ha introducido enmiendas. La segunda: la ley de los mercados de valores, a la que le ocurre lo mismo que la anterior. Y la tercera: la ley de defensa del cliente financiero, a la que le espera el debate de totalidad, es decir, si la Cámara se la devuelve al Gobierno o no. Las fuentes de los grupos que sostienen al Ejecutivo recalcan que no habrá problemas con ninguna.

Es decir, se aprobarán las dos primeras y quedarán listas para que entren en vigor, y seguirá el trámite de la tercera, que para el grupo socialista y Unidas Podemos es muy importante. Llevan trabajando en ella unos cuantos años.

Así que, he aquí la paradoja, resulta que el pleno que empezó con un choque severo entre PSOE y Unidas Podemos debido a la reforma de la ley del ‘sólo sí es sí’ terminará con un vestigio de sintonía gracias a tres leyes no tan estruendosas en lo político, pero sectorialmente relevantes.

Las leyes simbólicas

Terminará la semana, vendrá la siguiente, y quienes llevan en el negociado parlamentario algún tiempo saben que en pocos días se habrá diluido la polémica del ‘sí es sí’. Habrá otras polémicas. Otras urgencias.

Fuentes parlamentarias indican que el martes que viene se va a reunir la Comisión de Interior para estudiar el informe de la ponencia sobre la nueva ley de seguridad ciudadana, una anulación parcial, por ahora, de la vigente ‘ley mordaza’. Fuentes que han negociado el texto expresan su pesimismo. “No va a haber ley”, recalca una de ellas.

La razón es que ni ERC ni EH Bildu aceptan lo que les están proponiendo el grupo socialista y el de Unidas Podemos. Se han intercambiado propuestas sobre cómo regular la falta de respeto a los agentes y cómo la desobediencia, pero en balde. Tampoco hay avances en devoluciones en frontera ni en la prohibición de las bolas de goma como parte del material antidisturbios. 

No influye aquí que PSOE y Unidas Podemos estén mal. Hasta el momento van de la mano. Influye que no arrastran al acuerdo ni a los independentistas catalanes ni a los vascos. El PNV está dentro, pero no es suficiente.

La otra ley simbólica, la de vivienda, vive cerca del abismo. Pasa algo parecido a lo que pasa con la ‘ley mordaza’: ni ERC ni EH Bildu apoyan. Unidas Podemos, además, quiere que el PSOE vaya más lejos con las medidas para contener el alza de los precios de los alquileres, con la declaración de zonas tensionadas y con la aplicación cuanto antes de los índices de referencia. “Después de lo que ha pasado con el ‘sí es sí’, no sé qué aventurar”, apunta un diputado al tanto de las negociaciones.

Este martes, por la ley de Igualdad, socialistas y ‘morados’ se enzarzaron en una pelea que les ha dejado heridas. ¿Escuecen un día después? Sí. “No sé cómo van a restablecer la confianza”, manifiesta una fuente de un grupo progresista. ¿Escocerán dentro de una semana? Es probable. Un argumento en contra de que así sea: la inercia legisladora, la rueda de las leyes, que no para. Un argumento a favor: que hay elecciones. “Y que se ha cruzado una línea emocional, humana”, añade una fuente. “No somos robots”, añade.