CIUDADANOS

Carlos Cuadrado, toda una vida en Ciudadanos truncada por el fiasco de Murcia

Ciudadanos ha despedido al que fuera tesorero y mano derecha de Albert Rivera, imprescindible de Inés Arrimadas e ideólogo de la moción de censura en Murcia

Carlos Cuadrado

Carlos Cuadrado / Eduardo Parra / Europa Press

Andrea Vidal

Andrea Vidal

La dirección de Ciudadanos ha comunicado este martes el despido de Carlos Cuadrado. Tesorero y mano derecha de Albert Rivera, fue ascendido por Inés Arrimadas a vicesecretario, ganando un gran peso estratégico en Ciudadanos. Aunque afirmó que no le gustaba el protagonismo ni estar en primer plano, jugó un papel clave en la agitación del panorama político español en el año 2021.

Cuadrado fue senador por Madrid en 2019, pero nació en Barcelona en 1968. Integrante del partido desde su fundación en 2006, hizo migas con Rivera y se convirtió en parte de su grupo de confianza. Estuvo al lado del catalán en todo momento, incluso cuando su liderazgo peligró por primera vez en 2007. Cuando los de Pablo Casado quisieron aprovechar una investigación de las cuentas de una de sus empresas para pedir su dimisión, Rivera respondió con la misma fidelidad que él le mostraba y le mostró su apoyo.

Se volvió imprescindible para Arrimadas durante el año 2020, cuando esta dio a luz y Cuadrado se encargó de dirigir las conversaciones con el PSOE en varios asuntos, como los Presupuestos Generales del Estado.

Su papel en la moción de censura de Murcia

La fallida moción de censura presentada por Ciudadanos en el Parlamento murciano en el año 2021 tuvo muchas consecuencias. Tras ella, Isabel Díaz Ayuso convocó elecciones anticipadas en la Comunidad de Madrid para evitar que Ciudadanos y PSOE replicasen la jugada, y en Castilla y León los socialistas también intentaron sacar del poder al popular Alfonso Fernández Mañueco, sin lograr su objetivo. Sin embargo, el envite hizo que ambos quedasen en minoría en las Cortes castellano-leonesas y Mañueco se vio obligado a adelantar los comicios del 13-F.

Tres días después de aquella operación que en el partido consideran el principio del fin, Inés Arrimadas —que decidió seguir contando con él y con el otro veterano superviviente, José María Espejo, tras la marcha de Albert Rivera — tomó medidas y lo sacó de la ejecutiva permanente.

Siguió, eso sí, ocupándose de las cuentas del partido, con un perfil político inexistente y lejos de la toma de decisiones.