LA CONVERSIÓN POLÍTICA

Olona deja atrás a Meloni para idolatrar a Shakira: estrategia política o simple venganza

Olona vuelve al primer plano de la mano de Jordi Évole tras un viaje de lo más veloz y extraño: ahora defiende que la violencia sí tiene género, el aborto es libre e incluso se afana en proteger a los homosexuales y al colectivo 'trans'

En Vox muestran su desconfianza, se preparan para fuertes embestidas contra sus líderes y temen que algunos de sus dirigentes no puedan evitar "reaccionar"

La exportavoz de Vox en el Congreso, Macarena Olona.

La exportavoz de Vox en el Congreso, Macarena Olona. / EFE/Chema Moya

Macarena Olona lo admite. Si siguiera siendo una diputada de Vox no la veríamos sentada este domingo ante Jordi Évole en La Sexta. Es un paso más de la que posiblemente sea la conversión política más veloz y prodigiosa de los últimos años en España.

La gran pregunta es qué hay detrás. Nadie lo sabe. Los expertos en Ciencia y Comunicación Política aseguran que todo puede ser. El profesor de la Universidad Carlos III de Madrid Pablo Simón analiza que, en ese cambio de 180 grados, puede haber una calculada estrategia política para asimilarse a la extrema derecha de países como Francia o Países Bajos muy diferente a la ultraderecha de Hungría o Polonia en la que se mira Vox, negacionista de la violencia de género y en contra de los homosexuales.

“En los países laicos o de tradición protestante hay dos partidos de extrema derecha que compiten por el espacio político. En Francia, Marine Le Pen disputó la batalla a (Éric) Zemmour, en Países Bajos ocurre igual. Hay una extrema derecha que se distingue por su defensa de los derechos sociales, de la mujer, de los homosexuales, que sí admite la violencia de género y alimenta la islamofobia pero solo desde el convencimiento de que la cultura musulmana impone un retroceso en los derechos conquistados por la mujer. En ese discurso se podría ahora mismo enmarcar Olona”, advierte Simón.

“Claro que esto es si queremos hacer un análisis desde el punto de vista racional”, desliza, porque si es irracional, es decir si solo hay un componente emocional, si Olona se mueve por sus sentimientos y sus impulsos, sería otra cosa. En Italia, también hay dos extremas derechas, la de Matteo Salvini y la de Giorgia Meloni, pero en este caso, como en España, un país de tradición católica, no cumple la premisa de los países protestantes. Olona siempre ha confesado su admiración por la primera presidenta de Italia pero hace tiempo que no la menciona. En sus redes sociales ha pasado de idolatrar a la líder de ‘Hermanos de Italia’ a ensalzar a la cantante colombiana Shakira y su ‘Una loba como yo no está pa’novatos’.

Lo que parece, es

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El estudio postelectoral del CIS señaló que el voto de las mujeres funcionaba como un muro de contención de Vox en España, con un 3,2% de electoras cogiendo esta papeleta, la mitad que los varones (6,4%). Una brecha que lejos de achicarse ha ido agrandándose y que Olona, que ha sido la principal referente femenina de esa formación hasta su salida el pasado junio, conoce de primera mano. El gran ejemplo es el de Marine Le Pen en Francia, que consiguió que en las últimas elecciones la votaran más mujeres que hombres con un feminismo de corte xenófobo. El llamado femonacionalismo. Un ‘purplewashing’ (un lavado de imagen del feminismo) que querría conseguir Olona para imponerse a Vox.

El viaje político

Olona ha iniciado un viaje político en el que deja atrás el partido que abandonó el pasado julio, tras no cumplir las expectativas en las andaluzas. Desde entonces, en estos siete meses han pasado muchas cosas. Tras una breve retirada en silencio, Olona volvió a los ruedos, hizo el camino de Santiago aclamada por sus fieles, se fue a hacer una gira por Latinoamérica para montar una plataforma de mujeres, Fundación Igualdad Iberoamericana, protagonizó varias conferencias en España, dio entrevistas para sacar a relucir algunos de los trapos sucios de su ex partido y se reenganchó a su carrera profesional, abogada del Estado, con una nómina mostrada en redes de 7.850,94 euros netos al mes.

Ya de vuelta a su vida de funcionaria, Olona no sale del foco. Sin duda, la entrevista en el programa ‘Lo de Évole’ la devuelve al primer plano de la actualidad. Han trascendido algunos fragmentos de un encuentro en el que arremete -aunque ya lo ha hecho públicamente antes- contra Javier Ortega Smith, relevado en Vox tras su pulso con Olona y el motivo por el que la excandidata en Andalucía dio un portazo a la política. Hablará de las divisiones de Vox, de “las limitaciones” de Santiago Abascal, de un partido donde, a su juicio, hay “nazis” y comportamientos mafiosos.

Tras el lavado de imagen de la que fue una de las voces más duras de la extrema derecha en el Congreso puede haber rabia, ira y pena, sufrimiento personal, o una estrategia perfectamente diseñada para lanzar un nuevo partido si Vox se hunde en las municipales y autonómicas. Si unos días descarta volver a ser candidata en unas elecciones, otros, directamente esquiva la pregunta y da largas, sin por eso dar ningún portazo. Esa actitud no solo pone nervioso a Vox sino que dispara las especulaciones y elucubraciones en el resto de partidos políticos.

Olona alude a ‘American History X’, una película americana que hace apología de la reconciliación, el cambio personal y la huida de una vida regida por el odio. Tampoco ignora que desde su partido, según ella misma sostiene, deslizan que su problema es que sufre un trastorno mental y que no está bien psicológicamente. “¿Qué le parece cuando le llaman a usted Maca Loca?”, le pregunta Évole sin rodeos. “No se puede salir del partido del 'macho alfa' sin pedir permiso ni autorización. Conmigo se han equivocado profundamente, se han equivocado de cojones”, advierte en ‘Lo de Évole’.

Desconfianza y malestar en Vox

En la dirección nacional de Vox acogen con mucha desconfianza la intervención televisiva de quien fue uno de sus grandes fichajes en 2019. Esperan que “dé munición” al PP y a la izquierda para lanzar nuevos ataques y que hará gala de exponer datos sensibles sobre el partido. Sin embargo, insisten en que a pesar de “las amenazas”, la exdiputada nunca formó parte de la cúpula orgánica del partido y, por tanto, “desconoce por completo” las tripas de la formación. Incluso especulan con su incapacidad para dar detalles sobre la organización ajustadas a la realidad. “No creo ni que conozca bien la sede, ya que dice que tiene planos”, ironiza uno de los principales cargos de la formación de Santiago Abascal.

La orden principal es la de "mostrar indiferencia" y "no alimentar" el foco que busca la exdiputada. Pero algunos compañeros de escaño reconocen que "podría haber alguna reacción", teniendo en cuenta que hablará con nombres propios y apellidos.

En el entorno de Abascal dan por amortizadas las opciones de Olona de dañarles, más allá de "titulares de un día" porque creen que su imagen se ha deteriorado mucho, que ya no resulta creíble y que si hace meses tenía “una imagen propia con cierto tirón”, en este momento “las decepciones han sido enormes” incluso entre personas que la defendieron. Algunos dirigentes que la apreciaban le recomendaron entonces que, en vez de aventurarse en un proyecto propio, “tomara distancia”, volviera a la abogacía del Estado y dejara pasar un tiempo para volver a la política si finalmente quería. Entendían que incluso había una ventana de oportunidad en Vox tras el fiasco andaluz.

Pero, en ningún caso, recuerdan, le recomendaron hacer lo que ha terminado haciendo. El partido ultra pone de ejemplo el caso de Borja Sémper, que ha estado casi tres años fuera del ruedo político y ha vuelto al PP por la puerta grande, como portavoz del partido. Insisten en que Olona “habría tenido opciones” pero, al final, “se las ha cargado todas”.

Una nueva persona

En realidad, son tantos los cambios en tan poco tiempo que no se sabe qué Olona se vería si volviese a la política. Cuesta pensar que sea la misma persona que hizo la campaña de las elecciones andaluzas. Ahora la religión carnavalera tiene una nueva conversa, sigue cada sesión del Teatro Falla en Cádiz y su discurso abraza la violencia machista, lamentando haber dado alas a “la caverna” y a los discursos negacionistas. “La violencia no tiene género. La violencia machista existe”, asegura. La exportavoz de Vox defiende el derecho de la mujer al aborto libre, que “el feminismo combate al machismo” y “no al hombre” y se afana en defender al colectivo homosexual y transexual y a las mujeres prostituidas.

Su discurso es mucho más liberal. Mientras que el líder de Vox en Andalucía, Manuel Gavira, se iba a Algeciras a dar una rueda de prensa a horas del asesinato de un sacristán a manos de un joven marroquí ahora en prisión provisional y detenido por terrorismo yihadista, ella evitaba dar alas a cualquier discurso xenófobo, alertando contra cualquier tipo de fundamentalismo. Incluso ha defendido a Yolanda Díaz, su gran rival en el Congreso, alabando su oratoria y apoyándola cuando difundieron una foto de la ministra de Trabajo haciéndose la pedicura. Y mientras Vox calló frente a los levantamientos en Brasil tras la victoria de Lula Da Silva, ella dejó claro que aquello era “golpismo”.