CATALUÑA

Aragonès afronta un final de enero 'caliente' y sin el antídoto de los presupuestos

El próximo miércoles confluyen los paros de médicos, maestros, estudiantes y taxistas contra el Govern catalán

Pere Aragonès.

Pere Aragonès. / EFE

Xabi Barrena

La fecha está encima de la mesa desde el pasado 28 de noviembre, día en que el sindicato mayoritario Metges de Catalunya anunció que, dos meses después, el 24 y el 25 de enero, habría una huelga de los médicos de la sanidad pública. Había tiempo para encauzar los presupuestos de la Generalitat para este 2023, pensaron en el Govern. Y el hecho es que a esta semana de paro en el sistema de salud, Pere Aragonès llega como no quería llegar, esto es, sin las cuentas aprobadas. Siquiera pactadas con nadie. Y, además, con una relación con las otras partes negociadoras, PSC y Junts, por este orden, cada vez más complicado.

Además, para completar el enero ‘caliente’ del Govern, el 23 de diciembre, el sindicato Ustec anunció, para los mismo días, una huelga en la enseñanza, aunque la solución en este caso no pasa tanto por el presupuesto, sino por que el Govern se desdiga de lo de empezar el curso una semana antes de lo que era habitual, algo que no está sobre la mesa de la Generalitat. Sea como sea, el objetivo del paro es el ‘conseller’ de Educació, Josep González-Cambray. También el de los estudiantes, cuyo sindicato también se suma a la huelga del 25 y 26.

Y justo antes del fin de semana, el viernes, por si fuera poco, se añadieron varias guindas. La primera, el anuncio del sector del taxi de ir a la huelgaparo y colapso de la Gran Via de Barcelona incluido, el mismo miércoles 25, como antesala de la que harán entre el 31 de este mes y el 3 de febrero, durante la celebración de la feria ISE del audiovisual. La supuesta falta de control -por parte del Govern, es decir, de Territori y de su ‘conseller’ Juli Fernández- de las licencias de VTC e, incluso, de vehículos del taxi que operan con 'app' a demanda, son la causa. Pero no serán los taxistas los únicos que ocupen ese principio de febrero con paros, porque los médicos han anunciado una segunda remesa de paros el 1, 2 y 3 de febrero.

Extraña tregua

En tanto, los presupuestos siguen en esa tregua de una semana que acordaron Aragonès y Salvador Illa y con cruce de declaraciones y acciones que poco auspician un clima de paz negociadora. Mientras el PSC mantiene el 'todo o nada', especialmente sobre su plan para la B-40, el Govern recurre, de nuevo, a sindicatos y patronal para tratar de presionar a los socialistas y recordarle que está solo. Aunque las demandas socialistas en disputa sean, precisamente, las que la gran patronal aplauda con entusiasmo.

En el bando republicano se mueven entre el convencimiento de que los socialistas acabarán pactando, aunque ello pase por ver “cómo el Govern se asa en estos 15 días de huelga” y los que meditan ya la opción de que el PSC no apoye las cuentas. Esta segunda eventualidad obligaría a tratar de mantener en pie la legislatura con unas cuentas prorrogadas (escenario en el que todo el mundo coincide que es dañino) y un apoyo parlamentario de solo 33 diputados. O lo que es lo mismo, con un ‘vietnam’ en el Parlament con cada medida que se lleve a voto.

Y, como muestra, un botón. Cara al pleno de la semana que viene, que supone la reanudación de la sesión parlamentaria, PSC, Junts y Cs cruzaron sinergias para tratar de pactar la introducción conjunta en el orden del día de la ley contra las ocupaciones. Más allá de la importancia sectorial en sí, un mensaje claro para los republicanos: no faltarán alianzas, incluso ‘contra natura’ si el fin es hacer trastabillar la presidencia de Aragonès.

El retorno del cara a cara

El pleno del Parlament conlleva, como es costumbre, una sesión de control al ‘president’. Es decir de los breves, pero intensos, cara a cara de Aragonès con el resto de líderes. Y ahí es donde, los ‘optimistas’ que creen que Illa puede acabar apoyando las cuentas, no descartan que el socialista quiera aparecer como el salvador de la Cataluña social en llamas, precisamente, en el día que médicos, maestros, estudiantes y taxistas confluirán en sus propuestas.

El incremento de financiación que recibirán las comunidades autónomas derivó en 3.100 millones más para Cataluña de los que 900 irán a la sanidad. Es con estos mimbres con los que el Govern y, en especial el 'conseller' de Salut, Manel Balcells, esperaba hacer frente a las mejoras salariales y laborales que exigen los médicos.

Cierto es que la huelga queda a expensas de una última reunión este lunes y que, con el acuerdo con la sanidad concertada (que cuenta con el apoyo de CCOO y UGT, pero no de Metges de Catalunya) el Govern se ha quitado parte de la presión.

Columnas 'aragonesistas'

La gestión de Aragonès se basa en dos grandes columnas. La voluntad de ser proactivo en la gestión del día a día y en la resolución del conflicto político. La cumbre hispano-francesa y el afán republicano de demostrar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que la segunda columna quedaba en pie, acabó con la evidencia fáctica de la división en la trinchera independentista, vía los abucheos a Oriol Junqueras y arrojando dudas sobre el estado de salud del procés cuando, según la hoja de ruta republicana, debería abordarse la cuestión del referéndum.

Y el mantenimiento de la primera columna está en manos, ahora mismo, de Illa. Salvo que Junts, que asistió complacida a la bronca contra los republicanos en Montjuïc, se inquiete por un posible adelanto electoral que les pillaría, según cómo, sin un candidato capaz de asegurar que podrá estar cuatro años en el Parlament o el Palau de la Generalitat.