Movilización conservadora
"Hay un plan oculto de mutación constitucional": miles de personas claman contra Sánchez en Madrid
La derecha y la ultraderecha se concentran en el centro de la capital en una cita capitalizada por Vox a la que Feijóo rechaza asistir
La España virulentamente antisanchista se concentró este sábado en la madrileña plaza de Cibeles, en una convocatoria que pretendía ser una demostración de fuerza de la derecha tras la reforma del Código Penal pactada entre el PSOE y ERC y ante la sucesión de comicios este año. Llegadas en autobuses desde puntos de toda España, miles de personas (31.000, según la Delegación del Gobierno), la mayoría con banderas de España en la mano o al cuello, acudieron al centro de la capital para corear “Gobierno dimisión”, “Pedro Sánchez a traidor” y aplaudir tesis de aroma conspiracionista sobre la presunta existencia de un “plan de mutación constitucional que permanece oculto”.
El precedente más claro de lo ocurrido en Cibeles se sitúa en la concentración que tuvo lugar en febrero de 2019 a apenas 650 metros, en la plaza de Colón. Entonces, como ahora, España entraba en precampaña electoral. La cita también estaba convocada para protestar contra las alianzas de Sánchez con los soberanistas. Pero hay diferencias.
Aquella vez, el foco estuvo puesto en los partidos políticos. Allí se citaron el entonces líder del PP, Pablo Casado; el de Ciudadanos, Albert Rivera, y el de Vox, Santiago Abascal. De los tres, solo queda en su puesto Abascal, que volvió a acudir a la manifestación de este sábado, donde el protagonismo correspondió a las asociaciones convocantes ( Foro España Cívica, Fundación Foro Libertad y Alternativa y varias decenas más), que representan desde el nacionalismo español hasta el ultracatolicismo, pasando por la extrema derecha y a algunos antiguos cargos del PSOE muy críticos con la actual dirección del partido, como Rosa Díez y el exalcalde de A Coruña, Francisco Vázquez.
También hubo negacionistas del coronavirus. “¿Vacunas? La gran mentira. Núremberg 2: Juzguemos a los responsables”, decía una pancarta. A su lado, un improvisado puesto vendía parafernalia adornada con la bandera franquista: calcetines, tazas, llaveros y pulseras.
Las ausencias
A diferencia de Abascal, los sustitutos de Casado y Ribera optaron por ausentarse este sábado. Ni Alberto Núñez Feijóo ni Patricia Guasp, recién nombrada líder de Cs, se asomaron a Cibeles.
El PP llevaba días haciendo equilibrios ante la convocatoria. Animó a sus militantes a acudir, pero envió una representación muy modesta, formada por el vicesecretario de Coordinación Autonómica y Local, Pedro Rollán; el vicesecretario de Organización, Miguel Tellado, y la portavoz en el Parlamento Europeo, Dolors Montserrat. Tras la crisis con Vox en Castilla y León a cuenta del protocolo contra el aborto anunciado y nunca aplicado, y en plena apuesta por recuperar su perfil institucional, Feijóo permaneció ajeno a una cita a la que tampoco asistió la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Los populares admiten que quien suele capitalizar este tipo de movilizaciones es Abascal, que, por otra parte, anunció hace un mes y medio una segunda moción de censura a Sánchez que está, como la primera, abocada al fracaso y sigue sin presentar.
Por parte de Ciudadanos, que tiene mucho menos que perder porque ya lo ha perdido casi todo, estuvo su antigua presidenta y actual portavoz en el Congreso de los Diputados, Inés Arrimadas, así como la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís.
El manifiesto
“Hay un plan de mutación constitucional que se mantiene oculto a los ojos de la ciudadanía y está siendo acordado con los representantes del populismo totalitario, los nacionalismos secesionistas y los herederos del discurso del terror de ETA”, señalaron los encargados de leer el manifiesto de la concentración, en referencia a Unidas Podemos, ERC y EH Bildu. Los manifestantes rompieron a aplaudir.
Dos días atrás, en Barcelona, Sánchez equiparó la convocatoria independentista ante la cumbre hispano-francesa celebrada en la capital catalana con la de Cibeles. "Entre lo que ha sucedido hoy [por el jueves] en Barcelona y lo que va a suceder el sábado en Madrid es donde se encuentra la mayoría de los españoles", dijo el presidente del Gobierno. El recurso a igualar los extremos para intentar ocupar la centralidad es antiguo, y resulta un tanto oportunista, pero algún paralelismo sí hubo. En Madrid, entre vivas a la Constitución, al Rey y a España, también se pidió, como en Barcelona, cárcel para el líder de ERC, Oriol Junqueras.
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