CUMBRE DE BARCELONA

La cumbre Sánchez-Macron en Barcelona pone a prueba la movilización independentista

ERC, Junts, CUP y las entidades se manifestarán en Montjuïc para demostrar que el 'procés' sigue vivo

La cumbre Sánchez-Macron en Barcelona pone a prueba la movilización independentista.

La cumbre Sánchez-Macron en Barcelona pone a prueba la movilización independentista. / EFE

Xabi Barrena

El 'procés' nació en 2012 en la calle para extenderse a las urnas, pocos meses después. Este jueves, en el undécimo año, el independentismo ha aceptado el reto de Pedro Sánchez de demostrar que su principal activo, la capacidad movilizadora, sigue, si no intacta, viva. Con ese afán se han unido las dos grandes facciones reconocibles en el secesionismo, la unilateralista y la pactista. A las tres entidades convocantes (ANC, Òmnium y Consell per la República) se añaden los tres partidos en el Parlament (ERC, Junts y la CUP). Algo que, sin ir más lejos, no se produjo en la pasada Diada. El lema es claro: 'Aquí no s’ha acabat res' ('Aquí no ha terminado nada').

El independentismo, con todo, deberá navegar contra los elementos. Más allá del frío reinante en estos días en Barcelona, la hora (nueve de la mañana), la jornada laboral e, incluso, el ‘escenario’ no juegan a su favor. “Sánchez ha sabido elegir el lugar de la cumbre”, apuntaba una voz de ERC la semana pasada en referencia a la amplia avenida de Maria Cristina, que queda a los pies del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), sede del cónclave franco-español. “Puede haber miles de personas y parecer vacía”, explicaba esta voz en referencia a la gran cantidad de metros cuadrados a llenar por parte de la militancia independentista.

Autocares fletados

A sabiendas de las dificultades, varios de los convocantes, entre ellos, como mínimo ERC y la ANC, han fletado autocares desde varios puntos de Catalunya.  

Más allá de la lectura global, de si el independentista le vence o no el pulso a Sánchez, cabe una segunda lectura interna dentro del soberanismo.

La de este jueves es una manifestación unitaria que, en verdad, esconde dos lecturas del acto. Los unilateralistas se manifiestan, directamente, contra la propia celebración del acto entre gobiernos en Barcelona. Los pactistas, es decir, ERC, se marcan como objetivo demostrar al presidente del Gobierno que el independentismo sigue a pie de calle y, por tanto, dispuesto a llenar las urnas. Es decir, que toda opción de que repita en la Moncloa pasará por el voto de ERC y que, solventada en el campo político la carpeta de la desjudicialización, tarde o temprano habrá que abordar la cuestión del referéndum.

Los republicanos han hecho malabares para no perder ni presencia institucional, ni en la calle. Y emplearán una de sus bicefalias, la más ‘peneuvista’, la que forman el ‘president’ Pere Aragonès y el presidente del partido, Oriol Junqueras, para cubrir todos los flancos.

La reacción en el seno de la manifestación hacia ERC es imprevisible, aun cuando se hayan hecho llamamientos internos, desde las entidades, a no ofrecer una imagen de división interna a los pies del MNAC.

Presupuestos a medias

A todo esto, aunque el relato republicano señale que el acto de mañana es de autoafirmación, en la práctica y a los ojos de los observadores, ERC se manifestará en contra el líder del partido con quien está negociando los presupuestos de la Generalitat, valga la simplificación y sin olvidar que el PSC es un partido estatutariamente distinto al PSOE. Ello añade una doble componente de inoportunidad, cara a los socios de manifestación, es decir, Junts (con quien también negocia) y con el propio PSC, que dice no entender a qué juega ERC, estando en misa y repicando.