CAMPAÑA ELECTORAL

Ayuso encomienda su campaña a Alfonso Serrano, su escudero más fiel en la crisis con Casado

Número dos del PP de Madrid y defensor a ultranza de la presidenta del PP de Madrid durante las turbulencias con la dirección nacional, Serrano conoce todas las tuberías del partido tras 20 años dedicados a él como fontanero y diputado regional.

Vuelve a ser director de campaña de Ayuso tras el éxito que lograron los populares en 2021

Isabel Díaz Ayuso y Alfonso Serrano durante el congreso en el que fueron elegidos presidenta y secretario general del PP de Madrid.

Isabel Díaz Ayuso y Alfonso Serrano durante el congreso en el que fueron elegidos presidenta y secretario general del PP de Madrid. / EFE / Mariscal

Elena Marín

Elena Marín

De fontanero de Génova a escudero y fiel aliado de la dirigente popular de moda, Alfonso Serrano se ha convertido en un imprescindible para la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ha vuelto a encomendarse al exportavoz del PP en la Asamblea de Madrid para que sea su director de campaña en las próximas elecciones autonómicas de mayo.

La primera vez que lo hizo, en 2019, ella era prácticamente una desconocida y la cosa salió regular, el PP obtuvo los peores resultados de su historia (pasó de 48 escaños a 30 aquel año), pero la alianza con Ciudadanos la convirtió en presidenta. Ayuso decidió mantener entonces a Serrano a su lado como portavoz en la Asamblea de Madrid, número dos de facto, y en 2021, cuando aquella coalición con los naranjas saltó por los aires, volvió a encomendarle la dirección de la campaña. Aquello sí fue un éxito, dobló su propio resultado hasta lograr 65 escaños, y Serrano se convirtió en un todopoderoso del PP de Madrid, con permiso de Miguel Ángel Rodríguez y su omnipresencia en la estrategia política de la Comunidad de Madrid.

Tierras movedizas en la derecha

El ahora director de campaña, que conoce todas las entrañas del partido en la región, tiene en el horizonte la tarea de diseñar una estrategia que logre no asustar a quienes en 2021 hicieron presidenta a Ayuso en una convocatoria anómala votándola desde el centro y en territorios asociados a la izquierda ("ganó por la izquierda", recuerdan en el PP), al mismo tiempo que gana terreno a Vox, formación que mantiene aún la incógnita de la candidatura a las elecciones autonómicas ya que Rocío Monasterio no ha sido aún ratificada.

Pero al tiempo que intenta sumar a su causa a votantes de la extrema derecha para acariciar la mayoría absoluta, tendrá que tener cuidado en que la campaña no se convierta en un enfrentamiento con quien, si las encuestas de hoy se mantienen, puede ser imprescindible para convertir de nuevo a Ayuso en presidenta. Y el precalentamiento electoral que se está viendo estos días en Castilla y León augura un terreno movedizo entre las dos derechas.

De fontanero a líder de grupo

Fiel a Ayuso, lo fue también en su día a Pablo Casado. Pero su afinidad y cercanía al exlíder de Génova fue evolucionando al tiempo que lo hacía la propia dirigente popular. En aquellos meses de turbulencias internas, Serrano logró como portavoz en la Asamblea de Madrid evitar que los diputados regionales se salieran del guion a pesar de que allí convivían los adeptos a Casado, como la entonces secretaria general del PP de Madrid, Ana Camíns, y los que empezaban a posicionarse del lado de su presidenta. Supo mantener a raya y unido un grupo parlamentario que podría haberse partido. Un tanto que se anotó para lograr poco más tarde su cargo actual.

La relación personal con Camíns, a quien tanto Ayuso como Serrano conocían de sus tiempos en las Nuevas Generaciones de la formación en Madrid, suavizó mínimamente y solo durante un tiempo la tensión entre los dos niveles del partido, pero pronto la relación personal dejó de ser garantía de nada. El ahora responsable de la gestión del partido era entonces, según el organigrama, número dos de Camins, vicesecretario de Organización y Territorial entre 2018 y 2019, pero sin contar con la estructura oficial del PP en Madrid, el escudero de Ayuso defendió a la presidenta en su afán por liderar el partido día y noche, en público y en privado y, al final, la fidelidad a la líder madrileña y sus dos décadas de dedicación al partido fueron compensadas precisamente con el cargo de secretario general del PP de Madrid. Ayuso le regaló las llaves del partido y ahora le pide que ponga a toda su estructura orgánica a trabajar bajo su dirección en una campaña en la que ya han decidido que el adversario está en Moncloa y no en la Asamblea de Madrid.

Habitual de las campañas del PP

De dardo fácil, no escatima en el uso de la ironía y el humor para atacar a su adversario político. Como portavoz tuvo fuertes encontronazos con la líder de la oposición de la Asamblea, Más Madrid, y ahora que ha cedido ese protagonismo a su compañero de filas Pedro Muñoz Abrines, se mantiene fiel a su sorna en las conversaciones informales de los pasillos o su cuenta de twitter aunque procura ponerse más serio en sus intervenciones en los programas televisivos de línea editorial poco afín al , a los que confiesa que va porque son un enorme amplificador de sus mensajes y donde no tiene reparo en poner la cara para que se desahoguen con él quienes preferirían partírsela a Ayuso. Su vehemencia y sus formas en el debate parlamentario irritan a la oposición pero eso, entre otras cosas, es lo que le ha hecho ganar enteros en su propio partido.

Para este viejo conocido de la formación conservadora las campañas electorales son para él una rutina que se repite cada cuatro años. Hoy tiene mando en el PP de Madrid y a todo un equipo participando en las estrategias que él diseña, pero hace veinte años ya trabajaba en esto como soldado raso de Génova en la fontanería del PP bajo la tutela de un histórico del partido, José Carlos Vera, con quien organizó la campaña nacional de 2004, que terminó con los ocho años de gobierno de José María Aznar tras un traumático 11-M, o en la de 2008 ya como responsable del área electoral. En las siguientes elecciones, 2011, dejó la planta noble de Génova y logró un asiento en la Asamblea de Madrid.

Vuelta a la dirección nacional

Una década después sigue ejerciendo de pararrayos de sus mayores, como hacen los fontaneros de los partidos, pero esta vez con cargo y mando en plaza y, de nuevo, con sitio en los órganos de dirección del PP nacional, donde Alberto Núñez Feijóo le ofreció un puesto en el Comité Ejecutivo como representante de ese PP de Ayuso que tantos problemas dio a la dirección anterior. Ahora, suele insistir cada vez que se le pregunta, la relación fluye.