INFRAESTRUCTURA ENERGÉTICA SUBMARINA

Sánchez y Macron quieren abordar el hidroducto entre España y Francia en la cumbre de Barcelona

La capital catalana acogerá la próxima semana una reunión bilateral entre los dos países | El Gobierno también quiere que la cita sirva para plasmar el “cambio de paradigma” territorial

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron. / EFE

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron. / EFE

Juan Ruiz Sierra

Cuando le preguntaron por qué Barcelona será la sede de la cumbre hispano-francesa de la semana que viene, la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, señaló a un conducto submarino de 455 kilómetrosde longitud que transportará hidrógeno verde entre la capital catalana y Marsella. “Es la mayor infraestructura energética en Europa en los próximos años. Barcelona va a tener un protagonismo indiscutible”, dijo este martes Rodríguez desde el palacio de la Moncloa. “El hidrógeno renovable supone una oportunidad muy relevante para España. Estamos en buenas condiciones, desde el punto de vista geográfico, para proyectar la industria necesaria”, añadió a su lado la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. 

La elección de la capital catalana para acoger esta reunión entre los dos países, que tendrá lugar el jueves 19 de enero en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), tiene un valor simbólico indiscutible. El Ejecutivo, después de estos años de distensión, quiere que la cita sirva para plasmar que ese proceso de normalización institucional también tiene su traducción en la calle, pese a que tanto las entidades soberanistas como ERC, el partido que gobierna la Generalitat, han anunciado para ese día movilizaciones a favor de la independencia.

Pero la cumbre, que juntará a los presidentes de España y Francia, Pedro Sánchez y Emmanuel Macronjunto a una decena de los ministros de cada gobierno, también tendrá otros muchos competentes, más tangibles, explican en la Moncloa. Entre otros, un tratado de amistad (se llamará Acuerdo de Barcelona), un nuevo marco de relaciones militares, el 'año Picasso' y, sobre todo, el hidroducto, una obra faraónica llamada H2Med sobre la que ambos ejecutivos tienen visiones que no coinciden por completo. 

Las diferencias

Tras abortar el proyecto MidCat, que pretendía transportar a través de los Pirineos gas natural primero e hidrógeno verde después, Sánchez, Macron y el primer ministro de Portugal, António Costallegaron a un pacto en octubre sobre la nueva infraestructura, un hidroducto que se espera que comience a funcionar en 2030, con un diámetro de 28 pulgadas a 2.557 metros de profundidad, para transportar cerca de dos millones de toneladas de hidrógeno verde al año, con un coste de 2.500 millones de euros. 

Los mandatarios de los tres países (el hidroducto también unirá por tierra Portugal y España) anunciaron los detalles del H2Med a principios de diciembre, durante la cumbre Euromediterránea celebrada en Alicante. Ya entonces, pese a las buenas palabras, pudo verse que todavía quedaban asuntos por limar entre Macron y Sánchez. 

“La voluntad es que lleve hidrógeno bajo en carbono, hidrógeno limpio que puede lograrse bien con energías renovables, bien con energía nuclear", dijo el presidente francés durante la declaración institucional. España no comparte este enfoque. Fuentes del Ministerio de Transición Ecológica insisten en que el proyecto debe emplearse solo para transportar hidrógeno proveniente de las renovables, no de las nucleares. 

La discusión continúa abierta. El Gobierno español quiere que la cita de Barcelona sirva para abordar posibles soluciones, pero descartan que de allí vaya a salir ya un acuerdo concreto y cerrado. Entre otros motivos, porque la UE todavía tiene que declarar el H2Med como proyecto de interés comunitario y dotarlo de financiación, algo que no se espera que haga hasta finales de este año que acaba de comenzar. Y sin dinero europeo, coinciden aquí ambos países, la infraestructura no saldrá adelante. 

Las manifestaciones

El Gobierno, mientras tanto, también estará muy atento el día de la cumbre a lo que ocurra en la calle. Reuniones bilaterales celebradas fuera de Madrid ha habido muchas. Pero esta vez es distinto. Cada acto del Gobierno en Barcelona funciona también como un termómetro de la crisis territorial. En diciembre de 2018, por ejemplo, Sánchez decidió trasladar el Consejo de Ministros a la capital catalana. La reunión se llevó a cabo bajo enormes medidas de seguridad, con algunos manifestantes independentistas bloqueando carreteras y quemando contenedores a las puertas de la Llotja de Mar, donde tuvo lugar la reunión del Ejecutivo central. Hubo 13 detenidos por desórdenes públicos y 77 heridos, ninguno de ellos de gravedad. Ahora la Moncloa confía en que algo así no se repetirá. 

Hoy en Cataluña se ha ganado en convivencia y se han normalizado las relaciones institucionales”, argumentó Rodríguez este martes. La portavoz del Gobierno evitó criticar las protestas (“no tengo nada que decir”, señaló) y también quitó hierro al hecho de que el ‘president’ de la Generalitat, Pere Aragonès, acuda como invitado a la cumbre mientras el partido al que pertenece, ERC, participa en las manifestaciones. 

Fuentes del Gobierno descartaron después que la cita vaya a servir también para que Sánchez y Aragonès tengan una reunión a solas. Pero la cumbre, continuaron, sí evidenciará el “cambio de paradigma” que se ha producido en Cataluña. “Ahora, en lugar de lo que ocurría hace unos años, estamos hablando de inversiones, de corredores de energía y de futuro”, zanjaron.