EL JUEVES SE CONOCE AL NUEVO LÍDER

Ciudadanos cierra su campaña interna hecho añicos y con la incógnita del papel de Arrimadas

Los últimos días de reproches, insultos y críticas muy duras entre candidaturas embarran la sensación interna

Arrimadas confía en seguir en la portavocía del Congreso, pero algunas voces alertan de que el grupo parlamentario podría salir roto y con ánimos de venganza

Ninguna candidatura ve opciones de coaligarse con el PP. En Génova siguen al acecho convencidos de que sólo hay que esperar

La presidenta nacional de Ciudadanos (Cs), Inés Arrimadas, durante una rueda de prensa, en la sede de su partido, a 5 de diciembre de 2022, en Madrid (España).

La presidenta nacional de Ciudadanos (Cs), Inés Arrimadas, durante una rueda de prensa, en la sede de su partido, a 5 de diciembre de 2022, en Madrid (España). / Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

Paloma Esteban

Paloma Esteban

Apenas hay certezas sobre lo que ocurrirá con Ciudadanos cuando termine la semana. La tensa campaña interna que el partido ha vivido en los últimos días —con insultos y reproches cruzados entre candidaturas hasta niveles que no se habían visto antes— terminará con la votación de los afiliados este miércoles y jueves para alumbrar un nuevo liderazgo. La salida de Inés Arrimadas como presidenta es ya un hecho después de menos de tres años al frente de la formación. Pero está por ver qué papel seguirá jugando la actual portavoz en el Congreso, a la que muchos siguen considerando el principal activo y referente moral del partido. Más todavía si sigue siendo la principal voz en la Cámara Baja.

Por eso, las incógnitas se acumulan a día de hoy. La llamada lista oficialista, que lideran el eurodiputado Adrián Vázquez y la balear Patricia Guasp, va en cabeza según coincide la inmensa mayoría de los dirigentes consultados por este diario. Esa candidatura aúna a casi todos los pesos pesados que sobreviven en el partido: la propia Arrimadas, Begoña Villacís, los catalanes Carlos Carrizosa, Nacho Martín Blanco y Joan García; el diputado malagueño en el Congreso Guillermo Díaz o el navarro Carlos Pérez-Nievas (que además sería el futuro coordinador general) y el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid, Mariano Fuentes (número tres de la lista) que se ha hecho un nombre en la gestión municipal. 

En frente, Edmundo Bal, abogado del Estado y uno de los fichajes estrella de Albert Rivera para las elecciones de 2019, además de mano derecha de Arrimadas en el Congreso hasta hace muy poco, ha liderado la candidatura crítica. A su lado permanece buena parte del grupo parlamentario, lo que no es un detalle menor porque la actual presidenta aspira a mantenerse como portavoz según lo pactado con Vázquez y Guasp. Está por ver la convivencia de los diputados en la Cámara. Algunos dirigentes no ponen la mano en el fuego por esa continuidad. Otros insisten en que Bal tendrá que aceptar el resultado si se cumplen sus pronósticos y respetar la portavocía de Arrimadas.

Lo que está claro es que esta campaña interna finaliza con grandes dosis de desazón entre muchos dirigentes, que asumen que un proceso de estas características siempre es duro, pero que no comparten las acusaciones vertidas en estos días ni reconocen muchos de los comportamientos. Las críticas hacia Bal se ciñen a la idea de que “se ha pasado de frenada” y que “su obsesión por dejar fuera a Inés le ha terminado retratando”. En distintas entrevistas el portavoz adjunto en el Congreso ha insistido en que Arrimadas no puede seguir dando voz al partido de ninguna manera.

Compañeros de filas de la formación suben el nivel de decibelios criticando “la falta de legitimidad política” para esas acusaciones teniendo en cuenta que la jerezana sigue siendo a día de hoy la presidenta del partido y carga a sus espaldas con una victoria electoral histórica en Cataluña. Hasta el punto de que exdirigentes críticas con Arrimadas como la catalana Carina Mejías salieron en su defensa pública hace días. Un mensaje que también compartió Cayetana Álvarez de Toledo en clara oposición a las formas de Bal.

La sensación de que hace falta aclarar el rol que jugará la futura expresidenta se hizo evidente este martes cuando Vázquez citó expresamente "el legado" de Arrimadas y la cita electoral catalana de 2017. No hubo un aplauso igual en ningún otro acto. Vázquez sí asumió que a partir de la semana que viene "habrá que coser el partido" tras los destrozos de la campaña.

En la candidatura del abogado del Estado lo ven todo muy distinto, empezando por criticar que los oficialistas se han beneficiado del aparato del partido en estas semanas y asegurando que también ellos han sido el blanco de los principales ataques, especialmente Bal.

¿Y AHORA QUÉ?

El jueves por la tarde se sabrá quién es el nuevo líder de Ciudadanos. El modelo (que en la asamblea general de este fin de semana aún puede sufrir modificaciones) es una suerte de bicefalia en la que la secretaría general y la portavocía política van por caminos distintos. Guasp, que aspira a ocupar el segundo puesto si ganan las primarias, aprovechó el último debate entre candidatos este lunes para asegurar que asume esa responsabilidad con todas las consecuencias, dando por hecho que su siguiente paso sería concurrir a las primarias para ser la candidata a la presidencia del Gobierno. Eso la convertiría de facto en la sustituta de Arrimadas a pesar de que Adrián Vázquez sería el secretario general, con todo el poder orgánico y estratégico.

Ni siquiera dentro del partido tienen clara una foto fija. Más bien, al contrario. El mar de dudas es constante y aunque consideran que los oficialistas saldrán vencedores, muchos dirigentes reconocen que el partido queda completamente roto. Hay algunos más optimistas que entienden que la premura de la cita de municipales y autonómicas obligará a reconstruir. Otros, como ya avanzaron al inicio del proceso, auguran el fin. “Esto es pelearse por los restos. Estamos hechos añicos”.

Desde luego el grupo parlamentario en el Congreso, el principal escaparate del partido ahora, culmina este proceso interno en sus horas más bajas, con diputados que apenas se hablan entre sí y con un año difícil por delante. A nadie se le escapa que incluso podría haber un acuerdo en el propio grupo para descabalgar a Arrimadas de la portavocía o que se pueden forzar cambios en distintos ámbitos. 

LAS OPCIONES CON EL PP

También queda por resolver hasta qué punto la nueva dirección de Ciudadanos peleará hasta el final por mantener la autonomía del partido. La mayoría considera que sí por varias razones: constituir una corriente propia dentro del PP, una posibilidad que en su día Génova valoraba, implica necesariamente tener una fuerza que en este momento el partido (tan dividido y con tan malas expectativas electorales) ya no tiene.

Por otro lado, dirigentes de una y otra candidatura insisten en que no tendría ningún sentido una suerte de integración en el partido de Alberto Núñez Feijóo. Sólo ven factible concurrir a mayo con la papeleta naranja (quizá con alguna excepción contada). “Nos jugaremos el ser o no ser el 28 de mayo. Pero no somos el PP”. En eso coinciden ahora mismo los dos bandos.

Mientras tanto, el PP sigue al acecho convencido de que lo que ya hace falta es solo esperar.