RENOVACIÓN INSTITUCIONAL

La fractura entre los progresistas, clave en la elección del presidente del Tribunal Constitucional

Los candidatos 'oficiosos' son Conde-Pumpido, considerado la opción favorita del Gobierno, y Balaguer, quien podría alzarse con el puesto con el apoyo de los conservadores y parte del bloque progresista

Los grupos se reúnen este martes para escuchar los programas de los candidatos y tratar de fijar posiciones

De izquierda a derecha, Ricardo Enríquez, Alfredo Montoya, Cándido Conde-Pumpido y María Luisa Balaguer, durante el acto de jura de sus cargos en el Palacio de la Zarzuela.

De izquierda a derecha, Ricardo Enríquez, Alfredo Montoya, Cándido Conde-Pumpido y María Luisa Balaguer, durante el acto de jura de sus cargos en el Palacio de la Zarzuela. / EFE/Emilio Naranjo

Cristina Gallardo y Ángeles Vázquez

Una vez renovado el Tribunal Constitucional y consolidada su mayoría progresista (de siete magistrados frente a cuatro conservadores), la batalla se traslada a la Presidencia, que queda vacante tras la salida este lunes del órgano de Pedro González-Trevijano y de su vicepresidente, Juan Antonio Xiol. Una tradición no escrita manda que ocupe el cargo uno de los magistrados que esté en el tercio más cercano al final de su mandato -en este caso, uno de los que fueron designados en 2017 a propuesta del Senado- y que pertenezca a la sensibilidad dominante.

En ambos casos se encuentran el magistrado del Tribunal Supremo y exfiscal general del Estado Cándido Conde-Pumpido y la catedrática de Derecho Constitucional María Luisa Balaguer, quienes, pese a no haberlo anunciado de forma oficial, vienen mostrando su interés por presidir este órgano hasta finales de 2025, que es cuando concluirá su mandato.

Para lograrlo, cualquiera de los dos precisa el apoyo mayoritario de su grupo, o bien de parte del mismo más los magistrados del sector minoritario. Esta fractura condicionará el resultado y los primeros pasos del órgano de garantías recién renovado.

El Pleno para elegir al presidente ha sido convocado para las 13.00 horas de este miércoles por Ricardo Enríquez, que ejerce el puesto de modo momentáneo por ser el magistrado de mayor edad de los del último tercio. Hasta entonces, y al no existir un candidato claro, como sí ocurría en otras ocasiones, ya se ha conocido que los diferentes bloques se reunirán este martes por separado para tratar de fijar posiciones.

Cándido Conde-Pumpido con Dolores Delgado, en el acto de toma de posesión de la ex ministra como fiscal general del Estado.

Cándido Conde-Pumpido con Dolores Delgado, en el acto de toma de posesión de la ex ministra como fiscal general del Estado. / ARCHIVO

REUNIONES POR BLOQUES

La reunión de los siete magistrados progresistas -que además de los dos aspirantes a la Presidencia lo componen Ramón Sáez, Inmaculada Montalbán, Juan Carlos Campo, Laura Díez y María Luisa Segoviano- tendrá lugar a partir de las once de la mañana, y en ella se escucharán los 'programas' o planes previstos para el órgano con los que tanto Conde-Pumpido como Balaguer esperan obtener el favor de sus compañeros. Otro encuentro diferente reunirá a Concepción Espejel, Enrique Arnaldo, César Tolosa y Ricardo Enríquez para acordar también su postura.

Fuentes jurídicas han señalado que es muy probable que Conde-Pumpido, cuyo entorno le considera el 'candidato nato' para el puesto, tenga asegurado el apoyo de la mayor parte de sus compañeros dada su reconocida talla jurídica y su experiencia en puestos de responsabilidad como en la Fiscalía General. Su candidatura iría dirigida, según las fuentes consultadas, a lograr un Tribunal Constitucional más ágil en asuntos de calado político que se encuentran pendientes desde hace meses, o incluso años, y que a juicio del que fuera miembro del Tribunal Supremo precisan del impulso que puede dar alguien experimentado en órganos cuyas decisiones también suelen tener trascendencia como es el Tribunal Supremo.

Además de su veteranía, el magistrado del Supremo ya ha demostrado don de mando en el propio Constitucional en temas de especial sensibilidad, ya que fue quien dirigió la comisión que preparó todos los borradores de las sentencias que rechazaron los recursos de los de los condenados del 'procés', e incluso acabó recusado por los líderes independentistas Oriol Junqueras y Carles Puigdemont.

PERSPECTIVA DE GÉNERO

En su contra pesa ser considerado el 'candidato oficial' del Gobierno de Pedro Sánchez, lo que le ha convertido en una especie de 'bestia negra' para determinados sectores de la derecha política, judicial y mediática. Desde allí recuerdan las palabras que pronunció en 2006, siendo el fiscal general de José Luis Rodríguez Zapatero al afirmar, en coincidencia con el alto el fuego de la banda terrorista ETA, que "el vuelo de las togas de los fiscales no eludirá el contacto con el polvo del camino", en alusión a una necesaria aproximación del ministerio público a la realidad social.

A ello se suma el enfado que causó entre sus compañeros lo que el mismo Conde-Pumpido calificó de filtración de un borrador de su voto particular a la sentencia que declaró inconstitucional el primer estado de alarma. En dicho texto se calificaba la resolución de "extravagante, propia de un lego y un jurista de salón".

Frente a ello, la candidatura de María Luisa Balaguer, reconocida feminista, defensora de la introducción de la perspectiva de género en las resoluciones judiciales y cuyo carácter conciliador, según algunas fuentes consultadas, podría arrastrar a parte de sus compañeros del sector mayoritario y sumar a los cuatro conservadores, que la verían como un escape a la designación de Conde-Pumpido como candidato más cercano al Ejecutivo.

La jueza María Luisa Segoviano, en un acto.

La jueza María Luisa Segoviano, en un acto. / ARCHIVO

Desde su entorno se asegura que la aspiración de su compañero no le supondrá en ningún caso dar un paso atrás, y menos en un tribunal que, por primera vez, ha logrado sumar cinco magistradas frente a un pasado de presencia femenina muy minoritaria.

La catedrática, que en las últimas semanas ha brindado entrevistas en varios medios de comunicación, siempre se ha comportado de forma ajena a los bloques y algunos la consideran un 'verso suelto' dentro del órgano, lo que contribuiría a acrecentar una imagen de independencia que muchos consideran que es importante recuperar.

Siempre ha sido, además, defensora de separar el debate jurídico del ruido político, y así lo ha demostrado con los amplios tiempos que se ha dado para ponencias que le han sido encomendadas, como la del recurso contra la primera reforma judicial que vetó los nombramientos en el Consejo General del Poder Judicial cuando éste se encuentra fuera de mandato.

Sus convicciones progresistas están además fuera de toda duda, como demuestra en publicaciones como su "Contranarrativa de la Transición Política en España" de 2021, donde argumentaba que La Ley de Amnistía de 1977 no puede ser obstructiva al deber de investigación de las desapariciones durante el franquismo.

EL VOTO DE SEGOVIANO

A la incógnita sobre lo que ocurrirá el próxima votación del miércoles se une el hecho de que la votación sea secreta. En una primera ronda se requerirá mayoría absoluta, y si no se lograra se procederá a una segunda votación que resultará elegido quien obtuviese mayor número de votos. De este modo, si Conde-Pumpido no logra el apoyo mayoritario de los progresistas, Balaguer tendrá opciones.

En este caso bastaría con que Balaguer obtuviera el apoyo de los cuatro conservadores, su propio voto y el de alguno más de su grupo, y en este punto resulta clave la postura que adopte María Luisa Segoviano, una mujer de carácter independiente y firme defensora del acceso de las mujeres a las altas responsabilidades en la justicia. Ella misma rompió un techo de cristal al ser la primera en presidir una Sala (la de lo Social) del Tribunal Supremo.

Finalmente, otra cuestión a dirimir será la de la vicepresidencia. En los últimos mandatos siempre se ha optado por equilibrar el órgano otorgando este papel a uno de los magistrados de salida del sector minoritario, lo que en el caso actual correspondería a Ricardo Enríquez (el cuarto elegido por el Senado, Alfredo Montoya, dejó la plaza libre este verano por cuestión de salud). Pese a que ello sucede, cuando se alcanza un acuerdo con la presidencia entre conservadores y progresistas, la posibilidad señalada por algunos de que se pacte una vicepresidencia de Balaguer o de Conde-Pumpido en el caso de no conseguir el apoyo mayoritario no parece clara.