CRISIS INSTITUCIONAL

La decisión del TC y las prisas del Gobierno ahondan en la impotencia legislativa del Senado

Conmocionado por la decisión del Tribunal Constitucional, el Senado, Cámara legislativa de segunda lectura, afronta esta semana un pleno con apenas huecos para cambiar leyes enviadas por el Congreso, entre ellas, también, la polémica reforma del Código Penal

Minuto de silencio para condenar los últimos asesinatos por violencia machista, antes del inicio del pleno del Senado que debatirá la estrategia de ahorro energético, en Madrid.

Minuto de silencio para condenar los últimos asesinatos por violencia machista, antes del inicio del pleno del Senado que debatirá la estrategia de ahorro energético, en Madrid. / EFE/ Rodrigo Jiménez

Ángel Alonso Giménez

La decisión del Tribunal Constitucional de suspender el procedimiento legislativo por el que a través de dos enmiendas a la reforma del Código Penal el Gobierno pretendía cambiar la mayoría del alto tribunal va a sobrecoger a los senadores en una semana clave. La ventaja para la Cámara Alta es que la intensidad política durará poco siempre y cuando la Mesa, este martes, no paralice todo el proceso. Si no es el caso, la reforma de la sedición y la de la malversación durarán tres días, desde este martes al jueves que viene. En la Cámara Baja duró menos de un mes.

Todo dependerá de la Mesa, efectivamente, pues a raíz de la suspensión de la tramitación de esas disposiciones sobre las leyes del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, ambas ya en el texto gracias a sendas enmiendas del PSOE y de Unidas Podemos, la duda a despejar es: se tramita el dictamen del Congreso sin esos fragmentos o no se tramita nada de nada.

Fuentes del órgano de gobierno de los senadores han destacado a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que la opción con más consistencia es desgajar de la proposición las disposiciones vedadas por el Constitucional y continuar con la revisión de todo lo demás: fin de la sedición, nueva malversación, nuevo enriquecimiento ilícito...

Si es así, la Comisión de Justicia, que deberá estar a expensar de la decisión de la Mesa, irá muy rápido, ya que las prisas del Gobierno por reformar el Código Penal no parece que se vayan a diluir. ERC no lo aceptaría.

Así que en una mañana, la de este martes, ponencia y dictamen. El jueves, pleno. Primero se debatirán y votará los cinco vetos presentados y las más de 50 enmiendas registradas; luego los grupos que no hayan defendido enmiendas fijarán su posición; por último, la votación. Hace falta mayoría absoluta. Está asegurada. Salvo descalabro, al PSOE (113 escaños) le bastará con los apoyos de ERC-EH Bildu (16) y PNV (10).

La importancia de la mayoría (otra vez)

Además de la Mesa del Senado, se reunirá la Junta de Portavoces este martes. Como siempre, se impondrá el criterio de la la mayoría parlamentaria tanto para resolver qué se tramita, si es que se tramita, y a qué velocidad.

En la Cámara Alta también la mayoría la ostentan el PSOE y sus aliados. Por ejemplo, la presidencia de la Comisión de Justicia la ejerce un veterano senador socialista, el valenciano Joan Lerma; le secundan dos parlamentarias del mismo partido. Frente a estos tres, los dos representantes del PP.

La Mesa de la Comisión de Justicia se reunió telemáticamente el viernes pasado. Indican fuentes parlamentarias que los senadores populares protestaron por el ritmo de tramitación que la mayoría socialista, a instancias del Gobierno (la importancia de las correas de transmisión), deseó imprimir.

También recalcaron la conveniencia de suspender el trámite y esperar a la decisión del pleno del Tribunal Constitucional sobre las dos enmiendas sin “conexión material”, o temática, con el Código Penal. 

Cayeron en saco roto. Al igual que en la Comisión de Justicia del Congreso, en la del Senado los tres representantes socialistas marcaron los tiempos y las formas del proceso. Igualmente negaron cualquier opción de acudir a los letrados para que, a través de un informe, expresaran por escrito la inconveniencia de las enmiendas citadas. 

Las fuentes consultadas han avanzado que el PP protestará nuevamente durante las sesiones de la ponencia y de la Comisión, este martes, si se celebran. El portavoz de los populares, Fernando de Rosa, será muy crítico. 

Porque en el Partido Popular, a pesar de la satisfacción por el desenlace del Tribunal Constitucional, persistirá la queja por las prisas legislativas del Gobierno, ya que comprimen hasta la erradicación cualquier margen de debate y de inclusión de modificaciones.

Y además, duelo Sánchez-Feijóo

El paso fugaz de la reforma de la malversación, cuyas penas se han rebajado en función de la concurrencia del ánimo de lucro, y del reemplazo de la sedición, que se sustituye por un delito de desórdenes públicos, no son cuestiones menores, políticamente hablando. Son dos tipos penales que afectaron a los dirigentes independentistas condenados por el Tribunal Supremo en el otoño de 2019. El partido catalán que con más ahínco ha exigido los cambios ha sido ERC. En el Congreso apoyaron Unidas Podemos, PNV y EH Bildu, entre otras formaciones.

Hay más novedades en la proposición de ley, aparte de las que figuran en el título de la medida, el contrabando de armas de doble uso, por ejemplo. Hay un nuevo delito de enriquecimiento ilícito, que se aplicará a aquellos cargos públicos que de forma injustificada, y a partir de cierta cantidad sobre sus ingresos habituales, aumenten su patrimonio. Además, se incluyen novedades en el calendario laboral de abogados y procuradores, y hasta en el preámbulo se hace un guiño a las penas de la ley del ‘sólo sí es sí’.

Las opciones de que el Senado corrija algo, modifique algo, toque una sola coma son escasas. Esta reforma del Código Penal, al ser cuestión tan relevante e ir como un rayo por la Cámara, retrata nítidamente la impotencia legislativa. Impotencia que, no obstante, la Cámara se las ha apañado para sortear en ocasiones. En julio logró tocar la 'ley del sólo sí es sí', y tocar decisivamente, porque quitó una palabra y retrasó la aprobación en vigor. También modificó la de Ciencia por los contratos al personal investigador y provocó idéntica consecuencia.

Pero en la mayoría de los casos, no deja huella. Ahí está el caso de la proposición de ley de los gravámenes a los bancos, a las energéticas y a las grandes fortunas. La ponencia de la Comisión de Asuntos Económicos miró el texto el pasado día 14. La propia Comisión hizo lo propio minutos después. El debate duró, esa mañana, una hora, desde las 13.00 a las 14.00 horas, aproximadamente. El jueves, se aprobará en el pleno.

Será una semana intensa la del Senado. La Cámara de segunda lectura, más relegada actualmente por culpa de la velocidad legislativa del Gobierno, aprobará los presupuestos. Sí, con las cuentas los plazos han sido los de siempre, así que no hay controversia por aquí.

Alberto Nuñez Feijóo, este lunes en el Senado, durante el debate de los Presupuestos Generales del Estado de 2023.

Alberto Nuñez Feijóo, este lunes en el Senado, durante el debate de los Presupuestos Generales del Estado de 2023. / epe

Están previstos, asimismo, los vistos buenos a la reforma del Estatuto de Aragón (limitación de aforamientos) y a la nueva ley de cooperación al desarrollo, otro caso de procedimiento de urgencia ‘exprés’, aunque sin polémica política. 

La enumeración de normas, incluida las cesiones de nuevos tributos de residuos a Galicia, Cataluña, Baleares, Canarias, Andalucía y Comunidad Valenciana, sería suficiente para ilustrar la intensidad semanal. Pero falta la guinda del pastel: la sesión de control al Gobierno. Y con Pedro Sánchez.

Precisamente por el trámite presupuestario, que es con el que comenzará el pleno, las preguntas de la oposición se han desplazado al miércoles a media mañana. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, preguntará al presidente del Gobierno cuál será su “próxima promesa incumplida”. La simple lectura del enunciado presagia un duelo enconado, como todos los duelos dialécticos los que tienen ahora PSOE y PP. Que el Tribunal Constitucional decida sobre la agenda del Parlamento no ayudará a sosegar el momento.