COMUNIDAD DE MADRID

Vox se prepara para la ruptura con Ayuso: ni presupuestos ni leyes pactadas

Vox rechazó ayer el proyecto de ley sobre las VTC del Gobierno regional para poder incorporar sus enmiendas y forzar al PP a pactar

PP y Vox se echan a la cabeza las estrategias nacionales de sus respectivos partidos para acusarse mutuamente de no querer aprobar los presupuestos

Ayuso en la asamblea de madrid CAM

Ayuso en la asamblea de madrid CAM / CAM

Elena Marín

Elena Marín

El malestar entre Vox y PP en la Comunidad de Madrid, entre la candidata Rocío Monasterio y la presidenta Isabel Díaz Ayuso, ha ido creciendo esta semana hasta que la ruptura se ha escenificado con el no rotundo de la dirigente de Vox a los presupuestos de la región y la consumación de su primer gesto real en la Asamblea de Madrid: votar en contra de una ley que no estaba previamente pactada entre ambas fuerzas, en este caso, la que afecta a los taxis y VTC.

En el PP y en la Comunidad se resisten a creer que Monasterio vaya a cumplir con su amenaza de tumbar los presupuestos, pero no parece, por lo que apuntan la propia Ayuso y diversas fuentes en conversaciones informales, que vayan a hacer nada para ganarse de nuevo el apoyo de Vox. Existe aún en el PP cierta esperanza de que el proyecto salga adelante y se basan para creerlo en los cambios de timón que ha dado Vox en diferentes ocasiones en los últimos meses, en los que ha apuntado primero una cosa para terminar haciendo la contraria. Con esa misma idea en la cabeza confían también en que no se consuma la otra amenaza de Vox: no votar ninguna de las leyes que quedan pendientes sin que haya sido previamente pactada con ellos.

No al debate

Pero la portavoz de esta formación en la Asamblea de Madrid resumió ayer a los periodistas de forma jocosa que las cuentas de 2023, que se deberían votar en el Pleno del 21 y 22 de diciembre, no van a aprobarse: "¡Que os vais de vacaciones la próxima semana!". Lo decía porque hay un trámite parlamentario previo en el que quedará de manifiesto el rechazo de su partido a apoyar el presupuesto del Gobierno de la Comunidad y eso podría ser suficiente para que ni siquiera haya debate en Pleno. “Vacaciones”. La ruptura entre las dos formaciones de cara a las elecciones empieza a tomar forma.

Este viernes, la comisión de Economía y Hacienda debe votar el dictamen que debe finalmente votarse la próxima semana, y Monasterio ha sido clara respecto a su posición: “Tendremos que votar en contra de un dictamen que no incluye las enmiendas de Vox”. No hay más debate. O sí. La tramitación parlamentaria de los presupuestos tiene algunas particularidades que hacen dudar a los propios letrados de la cámara, según ha confirmado este diario, sobre si el rechazo al dictamen es suficiente para que los presupuestos decaigan y no haya que volver a votarlos en el Pleno dentro de unos días.

Ganar el relato

Aunque políticamente es dudoso que a ninguna de las dos formaciones le interese alargar la agonía de unos presupuestos que no van a salir, uno y otro partido juegan a especular a quién beneficia electoralmente la foto de Vox votando en contra, y por eso desde el PP se ha dado pie a la idea de prolongar el debate. La duda es si esa imagen es positiva para Ayuso porque puede explotar durante el resto de la legislatura que Vox prefirió aliarse con los partidos de la izquierda y por tanto el suyo no es un voto útil, o si lo que quedará del Pleno es la foto de una presidenta de la Comunidad incapaz de sacar adelante sus últimos presupuestos. Si no lo logra, el balance de sus cuatro años como presidenta, desde que llegó en 2019, sería de un presupuesto frente a tres prórrogas, incluida esta última.

Si jurídicamente hay dudas sobre si el debate de los presupuestos debe alargarse, políticamente también porque, según apuntan fuentes parlamentarias, se le concede a Vox tiempo, una semana completa, para que vuelva a cambiar de opinión. En todos los partidos de la oposición y en el PP se muestran incapaces de predecir el acto final de Vox y apuntan que "todo es posible". Pero tanto fuentes regionales como nacionales de Vox señalan lo mismo: "No vamos a recular". Es decir, no permitirán que Ayuso saque adelante sus presupuestos.

Desgaste mutuo

En un intento de desgastarse mutuamente, ambos partidos se echan en cara en privado la falta de capacidad de sus dirigentes para decidir por sí mismas y de pagar en la Comunidad las diferencias de sus estrategias nacionales. En el PP apuntan que el cambio de postura de Monasterio, que la semana pasada parecía partidaria de permitir que se apruebe el proyecto, se debe a una orden directa de Santiago Abascal, entre otras cosas, para intentar oscurecer la estrella de Ayuso porque el PP no apoya en el Congreso la moción de censura contra Pedro Sánchez.

En Vox siguen defendiendo que las diferencias son culpa del PP porque "no han querido negociar" en ningún momento durante los meses previos y que si tuvieran la más mínima intención de hacerlo, les hubiesen llamado después de que Monasterio dijo que sentía que se estaba "humillando" a sus votantes o después de presentar fuera de plazo las enmiendas. También sugieren, en cualquier caso, que la falta de voluntad para negociar con ellos puede estar originada en los despachos nacionales de Génova 13.

En público, Ayuso acusa a Monasterio de intentar “llamar la atención o dividir al PP para quitarle votos”. En público y en privado, la campaña electoral lo inunda ya todo. “A usted no le interesa la Comunidad de Madrid. Está en desbandada. Quizás querría irse al Ayuntamiento, pero no lo puede pagar con nosotros”, le espetó la presidenta a la portavoz de Vox durante una sesión de control en la que volvió a repetir que no va “acompañarles en este viaje”, en referencia a los intentos de Vox de que la Mesa de la cámara acepte sus enmiendas a los presupuestos a pesar de haberlos registrado fuera de plazo.

El resumen de la situación, en el que las dos partes apuntan en privado "no entender nada" y critican el cambio de actitud de la otra parte tras año y medio de cordialidad, lo apuntaba Ayuso en su cuenta de Twitter: "Queríamos poner en marcha el régimen sancionador que da seguridad a los usuarios de la VTC y evita malas prácticas. Vox dijo votar que sí. Ahora, que no. Como con los presupuestos. Como con todo últimamente".