SESIÓN DE CONTROL

Irene Montero acusa al PP de promover "la cultura de la violación" en un Congreso irrespirable

La presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, comunica a la ministra y al hemiciclo que la expresión "no es adecuada" para el Parlamento

Bronca en el Congreso: Irene Montero acusa al PP de "promover la cultura de la violación"

EPE

Ángel Alonso Giménez y Miguel Ángel Rodríguez

El Congreso de los Diputados se ha convertido en un lugar irrespirable. La presidenta, Meritxell Batet, tiene la responsabilidad titánica de intentar que deje de serlo. En eso está. También es responsabilidad, no menos titánica, de los 350 diputados y diputadas. Pero, por lo que parece, en eso no están.

Si la semana pasada, el aire se envenenó tras decir la diputada de Vox Carla Toscano a Irene Montero que su “único mérito consiste en haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”, este miércoles la ministra de Igualdad ha acusado al PP de fomentar "la cultura de la violación” por “poner en cuestión la credibilidad de las víctimas” y el aire se ha vuelto a intoxicar. Hablamos de una atmósfera política que puede convertirse en atmósfera social, de ahí la gravedad de lo que está sucediendo en el Parlamento.

Montero ha argumentado esta acusación. Se ha referido a campañas como la de la Xunta de Galicia o la Comunidad de Madrid con eslóganes como “no debería pasar, pero pasa” y “vigila tu copa”, respectivamente. A juicio de la ministra, son desafortunadas porque ponen el foco en la mujer, no en el agresor.

Pero la afirmación ha enfurecido a la bancada del PP y Batet ha tenido que intervenir con contundencia. Ha pedido silencio en numerosas ocasiones y ha recordado que “no se interrumpen” las preguntas-respuestas que la oposición formula al Gobierno durante las sesiones de control.

La portavoz del grupo popular, Cuca Gamarra, enfadada como nunca se la ha visto en el Congreso, ha pedido la palabra en virtud del artículo 72 del reglamento y la presidenta se la ha dado. La alusión “promueve la cultura de la violación” es “altamente ofensiva”, ha dicho la dirigente del PP. La gravedad de la declaración aumenta, a su entender, por proceder de quien “tiene la responsabilidad de dirigir las políticas de igualdad”. Gamarra ha defendido el compromiso de su partido por la lucha contra la violencia de género, que quiere erradicar, ha dicho.

Batet, terminado el turno de la portavoz del grupo popular y nuevamente tras pedir silencio a varios diputados del PP e incluso al vicepresidente primero del Congreso, el socialista Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, ha comunicado al hemiciclo, en presencia de la ministra, a la que ha citado directamente, que “la expresión que ha usado no es adecuada en términos parlamentarios, dirigida a un grupo”. Aunque no ha pedido a Montero que la retire, tampoco la ministra ha hecho ademán de ello. Aun y así, fuentes de la Presidencia han informado de que la expresión no figurará en el diario de sesiones.

“Les pido respeto y contención en el lenguaje porque queremos, y tenemos el deber de, contribuir a la convivencia. Les pido en términos  generales que eviten un lenguaje inadecuado para el Parlamento”, ha añadido.

De Marlaska a Llop

Lo que está sucediendo con la ley del “sólo sí es sí”, por la que los jueces han excarcelado ya a una decena de condenados y han rebajado las penas de una treintena, se ha convertido en el gran agujero político del Gobierno. La estrategia adoptada por Moncloa es ahora la espera. Primero fue el emplazamiento al Tribunal Supremo; actualmente, la discreción y aguardar que el panorama jurídico-judicial se aclare. 

Se explica así que el presidente, Pedro Sánchez, no haya hecho una sola alusión al asunto a pesar de los requerimientos de Gamarra. Se explica así el silencio de Nadia Calviño, quien, a pesar de ser la responsable económica, es la segunda personalidad con más alto rango en el Ejecutivo. A Pilar Llop no le ha quedado más remedio. Igual que a Fernando Grande-Marlaska.

El ministro de Interior es percibido ahora mismo como el eslabón más débil de la cadena del Gobierno. Como tiene una comparecencia este mismo miércoles para intentar tapar el enorme agujero que se la ha abierto por la gestión de la llegada masiva de migrantes a Melilla, en junio, en la que se produjeron al menos 23 fallecimientos, el PP optó por hacerla una pregunta, sólo una pregunta, y ni siquiera relacionada con aquella tragedia. Le preguntaron por el otro flanco débil, la “ley del sólo sí es sí” y el aumento de los delitos sexuales.

Macarena Montesinos, una de las diputadas del PP más rotundas cuando toma la palabra, ha cifrado en un 30% el incremento del número de tales delitos. A ese “dolor”, según sus palabras, hay que añadir la aplicación de la “ley del sólo sí es sí”, y por tanto, las excarcelaciones y las rebajas de penas. Más adelante, ha sintetizado la táctica del grupo popular este miércoles: “A cada una de las preguntas por ‘el sí es si’, la callada por respuesta. Qué vergüenza. Qué indignación. Es un dolor indescriptible”.

Marlaska, con la piel parlamentaria curtida, ha empezado con ironía: “Llevan cuatro años tratando de sacarme de aquí. Enhorabuena por el éxito”. Y acto seguido ha abordado el motivo de la pregunta. “La lucha contra los delitos contra la libertad sexual, en los que la mujer es la principal víctima, debe ser una política de Estado”. El ministro ha rebatido a Montesinos con afirmaciones de este tenor: “No por más gritar se tiene más razón”. 

Y si la diputada del PP ha resumido la táctica de su partido, este miércoles al menos, el ministro ha hecho lo mismo con la del Gobierno. “Estamos esperando a leer la sentencia del Tribunal Supremo. No creen alarma. Parece que están disfrutando”.

A la espera de la entrada en escena de Irene Montero, los populares han intentado el acecho político a la ministra de Justicia, Pilar Llop. El diputado Luis Santamaría ha comenzado de este modo: “Antes de que la envíen a colonizar una institución del Estado…”. En el haber de su gestión, ha destacado el parlamentario, la “ley del sólo sí es sí”, sus consecuencias, y la nueva regulación sobre bienestar animal, que ha reprobado por conllevar una reforma del Código Penal que, de salir adelante, será más contundente contra las lesiones a los animales que contra las lesiones a las personas. Llop ha asegurado: “No me voy a enredar en su barro”.

El plato fuerte

Para el final de la sesión de control, el plato fuerte. Irene Montero. Belén Hoyo ha reiterado las críticas, acusaciones y peticiones de su partido. “Soberbia” y “dimisión” serían las palabras resumen. 

La ministra de Igualdad ha hecho una defensa encendida de la “ley del sólo sí es sí”. Dentro del marco en el que habría de situarse, “la capacidad por primera vez de proteger a las víctimas de todas las violencias machistas”, ha desgranado los aspectos más positivos: protege también a la mujer que no denuncia previamente; derecho a asistencia psicológica especializada; acompañamiento de un trabajador/a social; creación de centros de crisis durante las 24 horas; el consentimiento en el centro; visibilización del acoso callejero; reconocimiento de la sumisión química como agresión sexual…

La miríada de ventajas y fortalezas concentra la acción del Gobierno y de la “mayoría feminista”. El PP, por el contrario, con campañas institucionales como las citadas, que apuntan a la “culpa” de las víctimas de las agresiones, “promueve la cultura de la violación que pone en cuestión la credibilidad de las víctimas”. Y esto ha generado el lío descrito antes.

Acallada la bronca, en parte tan solo, la ministra ha hecho responsable al PP de lo que ha llamado “populismo punitivo”. El Gobierno trabaja, en cambio, por dar “protección integral” de todas las mujeres.

Ha sido tan estridente la escaramuza que la pregunta de Inés Cañizares, de Vox, ha resultado suave y asumible para un debate político.