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Ana Oramas: "Ayuso vive de la confrontación, de la provocación y del odio"

La diputada de CC, Ana Oramas, en el Congreso.

La diputada de CC, Ana Oramas, en el Congreso. / EFE/Juan Carlos Hidalgo

Se marcha al Parlamento de Canarias, tras 15 años de diputada de Coalición Canaria. Economista, 63 años, exalcaldesa de La Laguna, en el Congreso se ha llevado bien con todos. Los periodistas parlamentarios la han premiado en dos ocasiones: como mejor oradora y por sus relaciones con la Prensa. El consenso ha sido su mantra.

Deja el Parlamento después de quince años. ¿Se va porque está harta de los godos?

No, qué va. En Canarias distinguimos los godos de los peninsulares. Los godos son los peninsulares repelentes, que llegan con soberbia y como si fueran a una colonia. Mi madre es peninsular y mi marido, también.

No sé si para usted los reyes godos son Ataúlfo, Sigerico, Walia… o Juan Carlos I, Felipe VI…

Yo creo que ni el Emérito ni Felipe han sido godos con Canarias. Han estado en los momentos difíciles y con gran empatía, haciendo gestiones con Marruecos incluso más allá de lo que el propio Gobierno sabía. Pero el Emérito ha sido muy visigodo en relación al español cutre, perfil años Sesenta, que considera un héroe al faldero y a quien no cumple con Hacienda. Tenía que haber sido impecable y, sobre todo, tomar como ejemplo a su padre, Don Juan de Borbón. Es la persona que ha hecho más daño a la monarquía y a su hijo.

Ha sido portavoz del Grupo Mixto. ¿Cómo se guisa tanta sensibilidad diferente?

Pues siempre he dicho que el Mixto es una buena escuela de tolerancia y diálogo. Yo he convivido en él con Bildu y con UPN, con Rosa Díez y con Esquerra, y nunca hemos tenido problemas. Para la convivencia, saber escuchar y admitir las diferencias de cada uno es una buena escuela. Eso que antes se mantenía en las relaciones parlamentarias y que se ha perdido en las dos últimas legislaturas.

Aunque para Grupo Mixto, ser la mayor de diez hermanos.

Hay que ser muy mandona, compartir y trabajar en equipo. Y, sobre todo, ser generosa en la vida.

¿Está desilusionada con el Parlamento o es mi vista?

Estoy en unas cosas avergonzada y en otras frustrada. Avergonzada porque, mientras la gente en la calle lo está pasando mal, en los debates predomina el insulto, el y tú más, la gracieta o la descalificación. Una falta de respeto al ciudadano. Y frustrada porque es imposible escucharse en este Congreso. Yo he vivido en Gobiernos en mayoría del PSOE y del PP y se intentaba llegar a acuerdos, aunque fueran parciales. Ahora lo importante es conseguir los votos para aprobar algo o para tumbarlo.

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¿Con qué presidente del Gobierno se ha llevado mejor?

Con los tres -Zapatero, Rajoy y Sánchez- he tenido relaciones magníficas a nivel personal. De Zapatero, me quedaría con la persona que trajo la ley del matrimonio igualitario, la Ley de Dependencia y los avances sociales. A Rajoy lo quiero mucho. Me parece una persona íntegra y con muchísimo sentido del humor. Me llamaba y a veces nos reuníamos en Moncloa a escondidas de Soraya Sáenz de Santamaría [ríe].

A Pedro Sánchez yo le conocía desde hacía muchos años, porque estábamos en una tertulia en Radio Nacional, y fuimos amigos. Pero el actual Sánchez, con esa soberbia en determinados momentos, no me gusta. Y se lo he dicho. Me gustaba el Pedro Sánchez valiente, moderno, que escuchaba y que tenía ilusiones. Ahora, pienso que en España hemos tenido vicepresidentas mucho más interesantes que los presidentes, y creo, además, que eran las que realmente mandaban. María Teresa Fernández de la Vega, Soraya Sáenz de Santamaría, Carmen Calvo, las tres grandes amigas mías, hubieran sido mucho mejor presidentas de España que sus compañeros. Y, sobre todo, la historia de este país hubiera sido distinta.

Cuando dice que el ministro Garzón se estará rascando la barriga, ¿es una apreciación presencial?

No tengo ningún interés en ver la barriga del señor Garzón ni de ningún político. Lo digo sencillamente porque he sido alcaldesa, y el tema de consumo no lo llevan ni siquiera las Comunidades Autónomas, lo llevan los Ayuntamientos. No hay materia en el Ministerio. Es más, muchas de las cosas que ha planteado el señor Garzón deberían estar, si acaso, en Sanidad.

¿Su norte y guía como mujer y como política sería Isabel Díaz Ayuso?

Nunca. Ayuso vive de la confrontación, de la provocación y del odio. Yo a Ayuso, a Abascal y a Pablo Iglesias los encerraba en un cuarto para que se insultaran, sacaran el rencor y azuzaran los miedos ellos solitos. Y que nos dejaran en paz y tranquilos al resto de los ciudadanos. Creo que en esta sociedad, y no solo en España, desgraciadamente el miedo y el odio están siendo lo que motiva a la gente a votar. Y no la ilusión, el proyecto.

Dice que es el peor momento económico y social de Canarias, y que por eso vuelve. ¿Que tiemble el resto de partidos?

No, que tiemblen no. Igual que a nivel nacional yo era amiga de Tardá o ahora de Ion Iñarritu, de Bildu, que es un encanto, aunque no comparto nada políticamente, en Canarias tengo unas relaciones magníficas con todas las fuerzas políticas.

Siempre subraya lo mucho que ha hecho por su tierra en estos quince años. ¿Si allí no le hacen una estatua es que son unos desagradecidos?

Nooo. Yo, como exalcaldesa de La Laguna, tendré, cuando me retire de la política, una calle o una avenida, porque todos los alcaldes la tienen. Pero estatua, ni quiero, ni creo, ni debo, ni puedo, ni me hace ilusión.

¿Qué pondría en su epitafio parlamentario?

Fue una parlamentaria que trabajó muchísimo y nunca perdió la ética, los valores y las relaciones personales. Y mantuvo sus principios por encima de negociaciones.