AFECTA A CENTENARES DE RESOLUCIONES

La reforma de la malversación obligará a revisar las sentencias de los Ere, Nóos y Gürtel

Siempre se aplica la pena más beneficiosa, así que terminará favoreciendo a Matas y a Griñán

La reforma de la malversación obligará a revisar las sentencias de los Ere, Nóos y Gürtel.

La reforma de la malversación obligará a revisar las sentencias de los Ere, Nóos y Gürtel.

Ángeles Vázquez

La reforma del delito de malversación de caudales públicos obligará a revisar centenares de sentencias en las que se condenó por este delito, porque el propio Código Penal, la Constitución y la legislación y jurisprudencia europea obligan a trasladar a todos los condenados cualquier modificación normativa que sea más beneficiosa para ellos. Entre esas sentencias está la de los Ere de Andalucía, pero también la de la primera época de la Gürtel que dio lugar a la moción de censura que echó del Gobierno a Mariano Rajoy, o la del caso Nóos.

El problema es que, a diferencia de lo que puede ocurrir con la derogación de la sedición que solo obliga a revisar una sentencia, la del 'procés' del Tribunal Supremo, cualquier cambio en el delito de malversación afecta centenares de resoluciones. "A cualquier concejal de toda España condenado por haber beneficiado a un amigo", ponen como ejemplo fuentes del Supremo consultadas por El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica. Solo en 2020 en 20 de los 47 escritos de acusación presentados en otras tantas causas por la Fiscalía Anticorrupción se acusaba por este delito, según refleja la última memoria de la Fiscalía General del Estado.

La reforma del Código Penal de 2015 a grandes rasgos asimiló la apropiación indebida y la administración desleal a la malversación de caudales públicos, de tal forma que se pudiera perseguir con más facilidad a quien no se lucrara directamente, pero dispusiera del dinero público para fines que no fueran los presupuestados. La modificación anunciada se dirige a rebajar la pena a quien no se lucrara personalmente con lo malversado.

Los más claros

El caso más reciente y claro es el de los Ere de Andalucía y el expresidente andaluz José Antonio Griñán, pendiente de ingresar en prisión para cumplir seis años de cárcel por malversación y prevaricación por el procedimiento específico mediante el que la Junta de Andalucía canalizó sus subvenciones para prejubilaciones en ERE fraudulentos y ayudas arbitrarias a empresas.

El Supremo confirmó el pasado julio las condenas impuestas a él y otros 18 dirigentes socialistas andaluces por permitir durante 10 años la concesión de ayudas sin control por un monto de 700 millones de euros. Dos de las magistradas, Susana Polo y Ana Ferrer, consideraron que tanto el expresidente como otros cuatro implicados debieron ser absueltos del delito de malversación. Griñán se vería beneficiado directamente por la reforma, porque, con independencia de lo que su conducta ayudó a su partido a perpetuarse en el Gobierno andaluz, no se metió un euro en el bolsillo.

Beneficiar a Matas

Y la sentencia de Nóos, en la que el expresidente balear Jaume Matas fue condenado a 3 años y ocho meses de prisión por contratar con Iñaki Urdangarin y su socio Diego Torres. Si la reforma pasa por atenuar la pena prevista en los casos en que no hay lucro personal, Matas será uno de los beneficiados en este caso, porque su condena fue por contratar al yerno del rey Juan Carlos.

Pero, además, cualquier reforma obligará a revisar muchas más condenas, para comprobar si hubo lucro personal o el dinero se distrajo hacia otros fines o, incluso, colectivos. Hasta la de la Gürtel, donde se condenó al extesorero del PP Luis Bárcenas y al líder de la Gürtel Francisco Correa a 29 y 51 años de cárcel, así como a otras 27 personas. Además de lucrarse a través del cobro de comisiones a cambio de adjudicaciones, también fueron condenados por pagar actos electorales del PP en los municipios madrileños de Majadahonda y Pozuelo de Alarcón.

La modificación obligará a revisar todas las sentencias dictadas por este delito en los que los condenados sigan cumpliendo de algún modo la pena, aunque ya estén disfrutando del tercer grado, como puede ser el caso del propio Urdangarin.