UNIDAS PODEMOS

Pablo Iglesias y Yolanda Díaz: del idilio a la ruptura en siete actos

La intensa amistad que unía a ambos dirigentes se ha ido rompiendo desde la salida del exvicepresidente del Gobierno y el lanzamiento de Sumar

Yolanda Díaz y Pablo Iglesias.

Yolanda Díaz y Pablo Iglesias. / José Luis Roca

Miguel Ángel Rodríguez

Miguel Ángel Rodríguez

La virulencia de las críticas lanzadas esta semana por Pablo Iglesias hacia Yolanda Díaz pueden sorprender. Sobre todo, cuando ella fue ungida por el exvicepresidente como líder de Unidas Podemos y candidata a las próximas elecciones generales. Sin embargo, la ruptura de la amistad que unió a ambos dirigentes durante muchos años lleva meses cociéndose a fuego lento, con pequeños desplantes por ambas partes. Este es el relato de cómo se produjo esta fractura:

La amistad

Ahora, nadie lo diría, pero Pablo Iglesias y Yolanda Díaz fueron amigos. Amigos íntimos, incluso. Se conocieron en 2011, cuando él trabajaba como asesor de IU y ella era coordinadora nacional de Esquerda Unida. La sintonía entre ambos no tardó en aflorar y un año después Iglesias se fue a Galicia para ayudar a preparar la candidatura de Díaz a la presidencia de la Xunta. Juntos construyeron Alternativa Galega de Esquerda, que serviría años después como modelo para la configuración de Unidas Podemos. En aquellos días se forjó una amistad que sobrevivió a todas las guerras internas que vivió, primero, Podemos y, después, Unidas Podemos.

La lealtad

En 2019, en el primer intento de negociar un Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, después de que Iglesias diera un paso atrás y se apartara, la lealtad propia de una amistad de años afloró. Él, que seguía intentando conformar un Ejecutivo con Pedro Sánchez, avisó a Díaz de que se preparara para ser ministra. Ella rechazó la oferta. No quería formar parte del Ejecutivo si él no estaba.

Las conversaciones con los socialistas fracasaron, hubo una repetición electoral en noviembre y Sánchez acabó pactando un Gobierno bicolor. Iglesias sería vicepresidente segundo y Díaz ministra de Trabajo. Pese a las reticencias de esta a entre en el Gobierno, el exlíder morado apostó por la gallega para ocupar uno de los cinco asientos reservados en el Consejo de Ministros a Unidas Podemos. Ahora, Iglesias se lo echa en cara.

La sucesión

no participó Yolanda DíazElla aceptó ser vicepresidenta,

La separación

La impronta que dejó Iglesias en la dirección de Unidas Podemos fue profunda, pero Díaz llegó dispuesta a remodelar el espacio a su estilo. A los dos meses, pidió al grupo parlamentario que abandonaran la política del 'tuit' y los grandes titulares y apostaran por el "sosiego y la tranquilidad"; construyó un equipo a su alrededor con un exdirigente de los 'comunes', Josep Vendrell, como jefe de Gabinete en lugar de al dirigente de Podemos Juanma del Olmo, muy cercano a Iglesias; y cambió las dinámicas para negociar con Sánchez. En pocos meses ya hablaba de recuperar alianzas con Más País y Compromís. En aquellos días se empezó a fracturar la amistad entre ambos dirigentes: él esperaba de ella que siguiera su estela y ella marcó su propio rumbo.

Los recelos

Los siguientes meses fueron decisivos. Díaz empezó a habla de ampliar el espacio morado, de superar las fronteras de Unidas Podemos, de un proceso de escucha que iba a iniciar en aras de construir algo más grande. Los recelos de Podemos, de sus dirigentes y, en concreto, de Iglesias se dispararon ante el miedo de perder poder orgánico. Uno de los puntos de inflexión fue el acto en el que participó Díaz en Valencia junto a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra; y la jefa de filas de Más Madrid, Mónica García. Ninguna dirigente de Podemos acudió.

"Yo no quiero estar a la izquierda del PSOE, le regalo al PSOE esa esquinita", dijo Díaz hace poco menos de un año marcando el carácter transversal de su proyecto. Después, dedicó semanas a dejar claro que su intención era construir algo alejado de la estructura tradicional de los partidos y Podemos e Iglesias empezaron a reivindicar su espacio. La ruptura de aquella amistad se fue cociendo a fuego lento entre desplantes diarios de uno a otro, con las críticas menos veladas de Iglesias y los mensajes más sutiles de Díaz.

El lanzamiento

 

Diez días después, la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, se refirió por primera vez a Díaz como una "aliada electoral". Dejó así claro que no piensan diluirse en Sumar, sino que quieren negociar una coalición. Iglesias refrendó esta idea ese mismo día: "Sumar y Podemos son dos cosas distintas".

La ruptura

Desde entonces, las desavenencias son semanales, cuando no diarias, y detrás de cada acción de unos u otros hay un intento por posicionarse de cara a las negociaciones que tendrán que encarar para conformar una lista de unidad en las próximas elecciones generales. Los roces entre Díaz y Podemos se han convertido en un ruido de fondo que, de vez en cuando, cobra más intensidad. Uno de esos momentos se produjo el pasado lunes cuando Iglesias le reclamó a Díaz "respeto" hacia su formación política, reivindicó el protagonismo que merece Podemos y le recordó a la vicepresidenta que, si está donde está, es gracias a él.

"A nosotros nos parece muy bien Yolanda como candidata. Tanto es así que la propusimos nosotros, no la propuso el PCE ni la propuso IU, la propuso Podemos, aunque ella tenía carné del PCE y de IU. Tampoco la propuso el PCE ni Izquierda Unida para ser miembro del Gobierno de España, ni para ser ministra ni para ser vicepresidenta. La propuso Podemos", dijo en la Cadena Ser. Díaz evitó entrar en la disputa.