CATALUÑA

El congreso de ERC reorganiza el partido tras una década de crecimiento electoral

Los republicanos elegirán este domingo una renovada dirección con el tándem Junqueras-Rovira siempre al frente

La secretaria general de ERC, Marta Rovira, y el líder del partido, Oriol Junqueras.

La secretaria general de ERC, Marta Rovira, y el líder del partido, Oriol Junqueras. / EFE

Xabi Barrena

Cuando Oriol Junqueras y Marta Rovira alcanzaron el liderazgo de ERC, en 2011, el partido republicano vivía una de sus periódicas etapas de vacas flacas. Los cargos electos, entonces, eran 13,5: 10 diputados en el Parlament, tras caer de los 22 de Josep-Lluís Carod-Rovira en 2006; tres en el Congreso de los Diputados y medio en el Parlamento Europeo, por aquello de turnarse el escaño con sus coaligados en los comicios de la Unión Europea (UE). 

Once años después, y tras empalmar varios ciclos electorales siempre en ascenso, ERC cuenta con 63 actas en las distintas cámaras parlamentarias (33 escaños en el Parlament, 14 senadores, 13 diputados en el Congreso, un diputado en el Parlamento balear y dos eurodiputados). Y no es solo una cuestión cuantitativa, sino también cualitativa, porque los republicanos presiden la Generalitat y lideran un Govern monocolor, con la sola inclusión de tres independientes.

Es inmediato, pues, concluir que tarde o temprano la nonagenaria formación tenía que adaptar su organización, de partido pequeño y sin apenas influencia, a la nueva situación. Cuanto más con la salida de Junts del Govern. Para los suspicaces, vaya el recordatorio de que la celebración del congreso de la fuerza, que como se adoptó en los últimos años, se realizará en dos actos, ya se convocó cuando los posconvergentes aún llevaban la batuta en la mitad del Executiu. Eso sí, la ruptura del gabinete de Pere Aragonès no hizo sino reafirmar a la cúpula del partido que había que emprender estas reformas.

"Este partido se ha hecho grande y las costuras ya estaban tensas", resume una voz de la dirección para quién se añade el lógico componente del cambio de los tiempos y las nuevas tendencias en boga. Desde las políticas a las tecnológicas. Entre las primeras estaría, por ejemplo, el afianzamiento del área de internacional, en un momento en que la 'número dos' del partido reside en Suiza y cuando en el partido cree que ha hallado una cuña, en la defensa de los derechos humanos y, al hilo, la supuesta persecución política al independentismo, con la que evitar que la Unión Europea cierre la puerta a la apuesta soberanista catalana.

En el papel de fuerza central de la política catalana que los propios republicanos se arrogan, la nueva ejecutiva abundará también en la relación, siempre difícil, entre el partido y los movimientos sociales y cívicos. "Se trata de estar mejor conectados con el entorno", sostiene una voz del partido, con aquel tono que indica que, para la política institucional, una cosa es el deseo y las buenas intenciones de tener la oreja pegada a la calle y, la otra, la realidad.

El calendario

La sobreposición del calendario interno del partido (congreso cada cuatro años) ha tenido en esta ocasión un mal ajuste con el de las elecciones. El congreso, que este domingo vive su primer episodio, con las elecciones para elegir dirección, y en las que solo se presenta una sola candidatura, tenía que haberse celebrado en el próximo verano. Es decir, entre la celebración de los comicios municipales del último domingo de mayo (y el siempre tenso y a veces traumático mes posterior de tejido y destejido de alianzas para mantener o arrebatar alcaldías) y la contienda para las elecciones generales de otoño.

A fuer de no contentar a todos, por cuanto hay secciones locales que sostienen que celebrar ahora el congreso desenfoca el trabajo previo a las propias municipales se optó por el calendario actual. Un cónclave que finalizará a finales de enero con el debate y voto de la ponencia política, un evento que se ha planificado, también, como pistoletazo de salida a la campaña de mayo. En lo sustantivo, en el contenido de la hoja de ruta del partido, se esperan pocas novedades, habida cuenta de que la conferencia nacional de la fuerza se celebró el pasado mes de marzo.

Pocas cosas hay más claras en el panorama político catalán que que Junqueras y Rovira seguirán al frente de ERC y alargarán su etapa, como mínimo, hasta los 15 años de gestión. En 2019, el partido republicano modificó sus estatutos para hacer frente a la judicialización de la política y, en concreto, a los efectos que esta tenía sobre su cúpula, con un Junqueras, por aquel entonces, encarcelado, y una Rovira, aún hoy, con residencia fijada en Suiza. Algo que, se acuerde lo que se acuerde en la mesa de diálogo, parece difícil de revertir, al menos, durante el próximo lustro, según lamentan varias fuentes del partido. 

En concreto, el régimen interno del partido reza que la dupla dirigente (el presidente y la secretaria general) puede ser reelegida “ininterrumpidamente hasta un máximo de 12 años”. Eso sí, y ahí la modificación amparada por la siempre turbulenta relación con la justicia española, especialmente durante el franquismo, cuando esta dupla “no haya podido desarrollar plenamente sus funciones como consecuencia de causas ajenas a la organización y a su voluntad, este plazo quedará suspendido”.

Así pues, a estos 12 años hay que sumarle, en el caso de Junqueras, los casi cuatro en los que fue encarcelado. Y en el de Rovira, el reloj de descuento sigue sumando fechas, aún cuando la presencia de la número 2 en el partido sigue siendo tan habitual y clave como antes de los hechos del 2017.