LIMÓN & VINAGRE

Begoña Villacís, el sonido de lo inevitable

La vicealcaldesa de Madrid, el último cargo relevante que le queda a Cs en España, juega a mantener con vida un proyecto en fase de desguace mientras confunde desahucios con ‘okupación’ y medita los cantos de sirena del PP

LIMÓN & VINAGRE VILLACÍS

LIMÓN & VINAGRE VILLACÍS / EPE

Jorge Fauró

Jorge Fauró

Begoña Villacís (Madrid, 44 años) aparenta vivir en una realidad paralela. La imagen de hace unas semanas, difundida por la propia vicealcaldesa de Madrid y donde presume del desmantelamiento de un poblado de chabolas que trata de colar como ‘okupación’, define el momento de confusión que atraviesan ella y su partido. "En Madrid trabajamos por un modelo de ciudad incompatible con la okupación", escribió, sin valorar que una cosa es ser un ‘okupa’ y otra bien diferente es que te expulsen de una propiedad que ni siquiera tienes, en una ciudad cuyo acceso a la vivienda se ha convertido ya en un distintivo de estatus. Estamos a dos alquileres de considerar clase acomodada a quien consiga un cuchitril de 20 metros cuadrados dentro de la M-30. Lo que no especificaba Villacís, más allá de asegurar que "ofrecemos alternativas de alojamiento y atención social", es qué ha hecho su ayuntamiento por esas personas desalojadas, si han sido o no atendidas o reagrupadas en viviendas sociales, si se les ha ofrecido tal alternativa o están vagando por la capital con su miseria a cuestas. Epílogo: los desalojados han acabado de nuevo en la calle.

Más allá de esta suerte de Matrix que entremezcla realidades, Begoña Villacís refleja el momento de transición hacia ninguna parte que vive Ciudadanos, un partido en fase de liquidación, a las puertas del desguace, inmerso en una especie de proceso concursal en el que el Partido Popular trata de hacerse con el mayor número posible de bienes en la operación de reparto a la que le abocó Albert Rivera y cuyos administradores van a ser las propias urnas en las municipales de 2023, que se encargarán de distribuir los activos de una organización ya irrelevante, que se disipa del imaginario electoral con la misma velocidad con que se desmantelan sus cuadros y que sobrevive, en parte, porque sus siglas van aparejadas al puesto más importante que aún conserva Ciudadanos, el de la Vicealcaldía de Madrid.

Villacís también es coordinadora de Cs en la Comunidad Autónoma Madrileña, en calidad de lo cual, la número dos de la capital rechaza por activa y pasiva que esté pensando cruzar la línea roja y metamorfosearse en la disciplina del PP. Ofertas no le faltan. La última conocida, la del vicesecretario de Coordinación Autonómica y Local del Partido Popular, Pedro Rollán, a quien -según cuentan algunos medios- le negó en una comida que quiera fichar por los populares y seguir el camino de otros (hasta hace bien poco) referentes del partido naranja. El último, Juan Marín, exvicepresidente andaluz, al que Juanma Moreno acaba de nombrar presidente del Consejo Económico y Social de su comunidad.

Lo poco que le queda a Ciudadanos, con el entorno de Arrimadas a la cabeza, arremetió contra Marín por sugerir listas conjuntas con el PP y aceptar el cargo institucional sin darse de baja de la formación, que ya le ha abierto la puerta. Como medida de protección, la respuesta de la cúpula naranja fue casi unánime contra la posibilidad de compartir candidaturas con la organización de Feijóo. Solo hubo una excepción, la de Villacís, que defiende al andaluz en los órganos internos del partido y en mensajes privados a otros dirigentes. ‘Desalojar’ y ‘okupar’ vuelven a confundirse de nuevo.

Pese a las negativas en público de un supuesto pase al Partido Popular, lo cierto es que resulta casi imposible diferenciar un discurso de Villacís de otro de Martínez Almeida, un mimetismo que siembra de incertidumbre la asamblea de refundación que el partido ha convocado a mediados de enero, meses antes de las municipales. Se trata de un reseteo al que Inés Arrimadas pretende llegar sin más bajas de relumbrón para hacer creíble el proyecto y para convencer al electorado de que la alternativa centrista al PP todavía tiene sentido. Para que esto sea posible, el concurso de Begoña Villacís se hace imprescindible. Tratándose del principal activo que le queda a Cs, sin su participación, el reinicio de los naranjas carecería de toda credibilidad.

Ahora bien, ¿qué futuro político le espera a la vicealcaldesa de Madrid dentro de Ciudadanos? El devenir de Villacís pinta más azul que naranja. La respuesta bien podríamos encontrarla en la película de los Wachowski. Imaginen a un agente Smith con la simbología del PP cuando le espeta a Neo: "¿Oye eso, señor Anderson? Es el sonido de lo inevitable".