CELEBRACIÓN EN SEVILLA

Los 40 años de Felipe González dejan en la cuneta a Guerra y otros históricos del PSOE-A

Ferraz se escuda en que no ha cursado ningún tipo de invitaciones porque es “un acto abierto” pero lo cierto es que “la tristeza” por los olvidos desde el equipo de Sánchez vuelven a sacudir las filas socialistas

La dirección federal ha ordenado levantar teléfonos para acabar con las suspicacias y el malestar y que el mitin del sábado sea “una fiesta” sin que se noten ausencias notables

Pedro Sánchez con Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero

Pedro Sánchez con Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero / PSOE

El acto del próximo sábado 29 de octubre en Sevilla tiene ya un precioso cartel, que rememora aquel otro que en 1982 diseñó el dibujante José Ramón Sánchez, padre del brillante cineasta Daniel Sánchez Arévalo. Un alarde de creatividad y audacia que ha sobrevivido tan bien que no ha sido difícil para el PSOE adaptarlo a su momento actual, incluyendo el nombre de Pedro Sánchez junto al de Felipe González como participantes en el mitin que festejará en el Palacio de Exposiciones y Congresos (Fibes) “40 años de democracia. 40 años de progreso. 1982-2022” y las cuatro décadas desde la primera victoria socialista. Un mitin especial que pretende ser además revulsivo para las elecciones autonómicas y municipales de mayo. Un acto de reivindicación, de orgullo socialista pero con sus sombras.

Podría decirse que el cartel ha envejecido mejor que el partido, a juzgar por los comentarios de muchos de quienes formaron parte de aquella campaña que llevó a Felipe González a la cima de superar los diez millones de votos en aquellas generales. “Cada vez reconozco menos al PSOE”, decía un veterano, nostálgico de aquellos tiempos en los que los socialistas “no hubieran renegado jamás de su pasado”.

La organización del acto del sábado, a cargo de la dirección federal del PSOE, está reabriendo algunas heridas por los ‘olvidos’ en las invitaciones. Tanto, que una vez que ha llegado a oídos de la dirección federal el malestar de muchos históricos del partido que no habían sido invitados se han dado instrucciones para que se descuelguen teléfonos.

Eso ha ocurrido, por ejemplo, con el expresidente andaluz José Rodríguez de la Borbolla que ha confirmado su asistencia al mitin del sábado tras recibir la llamada directa del secretario general del PSOE de Sevilla, Javier Fernández. No ha corrido la misma suerte la expresidenta Susana Díaz, cuya asistencia el próximo sábado, de momento, está en el aire y eso que ha sido la última presidenta socialista en Andalucía. Nadie desde San Vicente la había llamado hasta este lunes.

Desde Ferraz aseguran que no se han cursado invitaciones formales porque es “un acto abierto”. ¿Ni siquiera a los expresidentes del Gobierno andaluz o a alguien tan significativo como el expresidente del Gobierno y puntal en el tándem con González, Alfonso Guerra? A nadie, insisten desde la dirección federal, que no obstante advierte que el mitin debe ser “una fiesta” y si hay que corregir algo y descolgar teléfonos, se hará.

Parece que el malestar latente entre algunos referentes de aquel PSOE de Felipe González ha hecho recapacitar a Ferraz y a San Vicente, sede del PSOE andaluz, se ha pedido que se levanten teléfonos y se contacte con los primeros espadas. Este lunes volvía en el AVE desde Sevilla a Madrid el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, y es que Ferraz está volcado en el acto del sábado.

Guerra fue ya el gran ausente en Ferraz en la inauguración de la exposición por los 40 años de la victoria del PSOE que reunió a Pedro Sánchez, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Es una incógnita si asistirá este sábado al mitin, aunque el PSOE resta importancia y cuando se ha empezado a oír ruido por el olvido sonoro con el exvicepresidente aseguran que será “más que bienvenido”. La relación del político sevillano es muy fría con Pedro Sánchez. Del último puesto que ocupaba en el PSOE, presidente de la Fundación Pablo Iglesias, fue apartado en 2017, tras ganar Sánchez unas primarias en las que el exvicepresidente apostó abiertamente por Susana Díaz. Fue apartado y rechazó una presidencia de honor. Su relación con Felipe González tampoco es fluida.

Pedro Sánchez, en el debate de este martes en el Senado, saluda a la ex presidenta andaluza, Susana Díaz. 

Pedro Sánchez, en el debate de este martes en el Senado, saluda a la ex presidenta andaluza, Susana Díaz.  / José Luis Roca

Heridas cerradas

Este lunes el libro del expresidente andaluz José Rodríguez de la Borbolla, 'Repaso de transiciones. España, Andalucía y PSOE, 1969-1990. Vivencias, reflexiones y documentos', editado y presentado en la Universidad de Sevilla, demostró que algunas heridas siguen abiertas pero otras se cierran. Borbolla, presidente andaluz desde 1984, apartado de la presidencia de la Junta de Andalucía por los ‘guerristas’ en 1990, no volvió a retomar la relación con el exvicepresidente hasta 2017. Desde entonces, conversan y comentan y este lunes dieron buena cuenta de que el pasado quedó atrás. Fue Guerra, que ha prologado el libro, quien lo presentó y dio cuenta de "ese buen momento vital" del que hace gala quien fue su adversario interno.

Todo era pasado, incluido el expresidente andaluz, Manuel Chaves, que se mantiene al margen para no causar problemas cuando detecta que no es bienvenido y que sin embargo sí se sintió querido y reconocido en el acto de Rodríguez de la Borbolla, que fue especialmente cariñoso con el exlíder socialista, contando anécdotas compartidas toda una vida. Ambos eran vecinos del barrio sevillano de Heliópolis y estuvieron a punto de perder la vida en un accidente de coche.

Chaves, condenado por el Supremo en el caso ERE, agradeció las palabras de cariño y reconocimiento. Ese caso de corrupción ha sido un borrón muy complicado de gestionar en el pasado socialista. Nadie en el presente quiere que le salpique, aunque quizás el presidente más rompedor con las esencias clásicas que tuvo el PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, es el que siempre actúa de forma más libre para reivindicar, como hizo en las últimas autonómicas, la “honestidad” de Chaves y de su sucesor, José Antonio Griñán, que espera el indulto del Gobierno y evita tensionar el proceso, cuidándose mucho de aparecer en actos públicos.

De la rabia a la pena

“No siento rabia, pero sí tristeza y pena”, comentaba una persona que ha ocupado el poder con todos los galones en el PSOE andaluz. “Qué va a quedar del partido”, se preguntan los nostálgicos del ‘felipismo’ que no acaban de encontrar acomodo en el partido de Sánchez. “Si en nuestra base electoral no están los jóvenes y expulsamos a quienes han sido referentes del partido durante 40 años, con qué nos quedamos, qué va a quedar del PSOE en Andalucía”, inquiere un veterano en una pregunta que evidencia la difícil relación que tiene el partido con su pasado, atravesado por los ERE y las primarias, en una comunidad donde gobernó 37 años de forma ininterrumpida y que aportó la mayoría de los votos a las mayorías socialistas en España.

“Más allá de la invitación formal o no, es el desprecio”, señalaba otro exdirigente, que avisa que saben que no son bienvenidos. “Son una parte importante en la historia del PSOE y en la historia del PSOE de Andalucía. No se puede borrar de un plumazo cuatro décadas del partido”, avisan excargos socialistas. Convencidos de que el partido está en horas bajas tras toca fondo electoral en las últimas autonómicas pero seguros de que lo peor aún está por venir. “Ya verás después de las municipales lo que viene, cuando alcaldes destacados pierdan sus alcaldías, entonces vamos a ver y oír muchas cosas”, vaticinan quienes han visto pasar ante su mirada decenas de convocatorias electorales.

Quien sí asistió al acto del pasado socialista fue el presente del PSOE andaluz, el secretario general, Juan Espadas, que oyó a Borbolla asegurar que “la política es el intento de llevar a un pueblo a un destino mejor”, al reflexionar sobre un libro en el que el expresidente andaluz ha trabajado durante dos años y pico y en cuya presentación también participó el presidente emérito del Tribunal Constitucional, Miguel Rodríguez Piñero.

El PSOE que cambió España

De esa indiferencia hacia nombres y apellidos ilustres del pasado socialista que achacan a Ferraz se resarcieron algunos protagonistas de aquella época dorada del PSOE en el acto celebrado en la Universidad hispalense, que contó también con el rector, Miguel Ángel Castro. El libro de Borbolla explica, desde la perspectiva de un militante que no de un historiador o un jurista, dejó claro el expresidente andaluz, cómo el PSOE logró pasar de la clandestinidad a gobernar España en un tránsito de una década. Lo hizo con mucho trabajo, reivindicaron los presentes, y con “un diseño estratégico e ideológico”. No fue por casualidad, sino con mucho trabajo militante entendido como lo acuñó Claudio Magris en ‘El Danubio’, donde caben errores y aciertos, un libro que defiende la memoria histórica de Europa y es “una guerra contra el olvido”.

Borbolla admitió que mirar algunos hechos del pasado desde el presente le permite “reírse de si mismo y de los demás” y admitir que lo que entonces se veía “heroico” ahora es “mediocre”. Para mirar al PSOE de Pedro Sánchez con ese prisma aún quedan otros cuarenta años por pasar, claro. Mientras, las heridas de aquel partido de Felipe González se cierran pero las del PSOE de Sánchez siguen abiertas, aunque nadie quiera echar sal sobre las cicatrices, aún en carne viva en muchas ocasiones.