SE AGUDIZA LA CRISIS

El desplome de Vox: pierde la mitad de votantes tras el lío con Olona a ocho meses de las autonómicas

Aumenta el trasvase de votos al PP en el último mes, después del escándalo interno de la marcha de la ex candidata en Andalucía, que prepara un nuevo partido

El fuerte retroceso del partido de Santiago Abascal pone en solfa la suma de la derecha en algunas regiones en los comicios de mayo de 2023

Abascal

Abascal / ZIPI

Andalucía se consolida como un punto de inflexión en la trayectoria política de Vox. La formación sufre una sangría de votos desde la cita electoral de junio, que les condenó a la irrelevancia en el escenario andaluz ante la mayoría absoluta de Juanma Moreno y que se saldó con el portazo de quien fuera su candidata, Macarena Olona, que amaga ahora con una escisión. Desde entonces, y en sólo cuatro meses, Vox ha perdido uno de cada dos votos, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Los datos, de confirmarse, amenazan seriamente la suma de la derecha en algunas regiones donde el PP necesita a Vox para poder desbancar a los barones socialistas.

El partido de Santiago Abascal, que en las elecciones andaluzas de 2018 dio la campanada y se convirtió en un actor político de primer orden, ve ahora cómo Andalucía vuelve a marcar otro hito, pero en sentido contrario. Desde el 19 de junio, cuando lograron 14 escaños frente a la veintena a la que aspiraban, el porcentaje de voto de Vox se ha ido derrumbando mes a mes; también a la par con la salida con cajas destempladas de Olona, quien fuera secretaria general del grupo parlamentario en el Congreso y una de sus caras más conocidas.

Así, el barómetro del mes de junio, el último publicado por el organismo de José Félix Tezanos antes de los comicios, otorgaba a Vox un 16,5% de estimación de voto, por encima del 15,2% que logró en las pasadas elecciones generales, en 2019. Sin embargo, la cifra ha ido menguando conforme el partido ha dado signos de debilitamiento. En julio, la primera encuesta oficial tras los comicios arrojó una primera caída nada desdeñable, de cuatro puntos menos que lo situó en el 12%, quedando relegados al cuarto puesto del arco parlamentario, por detrás de Unidas Podemos que, pese a su fracaso electoral, subía 3,6 puntos.

En el mes de septiembre -en agosto no hay CIS-, el barómetro arrojó un nuevo descenso en intención de voto y Vox volvió a perder algo más de un punto y medio, hasta el 10,3%. Pero no ha sido hasta octubre cuando el CIS ha confirmado esta tendencia a la baja. El partido de Abascal obtiene en este último estudio un 8,8%, una caída sin matices que apunta a la pérdida de la mitad de sus votantes, en un momento en que Vox ha exhibido sus grietas.

Primero, porque aunque en las elecciones andaluzas consiguió dos escaños más -de 12 a 14 diputados- y subió 2,5 puntos, se quedó muy lejos del 20,6% que logró en las generales en esta autonomía y de su objetivo de condicionar el gobierno de Juanma Moreno. Esa derrota se saldó con la salida de Olona, su enfrentamiento público con Santiago Abascal y la más que probable creación de un nuevo partido con ella de lideresa.

La ex dirigente de Vox, en una entrevista en el diario Abc abrió la caja de los truenos al denunciar la falta de democracia interna. Una crítica que siempre ha sobrevolado la organización pero que las expectativas de poder mantenían oculta. La formación de ultraderecha ha comenzado a mostrar sus carencias -una marca nacional sin implantación territorial real- en algunas autonomías. Y la mayor prueba de que la situación no es buena es que Abascal relevó recientemente a Javier Ortega Smith como secretario general y este mismo lunes anunció que habrá más cambios.

SIGUE EL TRASVASE AL PP

El CIS de este mes constata que el 20,8% de quienes votaron a Vox prefieren al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, como presidente. Sólo un 45% señala a Abascal. Esto cuadra con que uno de cada cuatro votantes de esta formación se decanta ahora por el PP (un 22,7%, unos 830.000 en datos directos) y que su índice de fidelidad sea solo del 67%. La fuga de electores de Vox hacia los populares ha crecido más de 5 puntos en un mes, provocada por la crisis abierta en torno a la marcha de Olona. En septiembre era de un 17,4% y en agosto, con la resaca de la mayoría absoluta de Moreno en las andaluzas, llegó a alcanzar de un 28,1%, casi uno de cada tres votantes de Vox se iban con Feijóo.

Desde la cúpula de Vox siempre tratan de restar importancia a estos datos y defienden que las encuestas suelen darle menos representación de la que finalmente obtienen. Pero parece obvio que la llegada de Feijóo que, a diferencia de Pablo Casado, construye su proyecto sin hacer el mínimo caso a Vox, ha acabado con la pujanza de la ultraderecha. Esa circunstancia resulta muy beneficiosa para el PP, que ve como vuelven a sus filas muchos de sus antiguos votantes, al igual que sucede con los de Ciudadanos.

Aunque también esconde un reverso peligroso porque en estos momentos el PP tiene la misma dependencia de Vox que el PSOE de Unidas Podemos. Como publicó EL PERIÓDICO DE ESPAÑA los barones socialistas están pendientes de los movimientos a su izquierda para asegurar una suma progresista en los territorios donde gobiernan. Y pese a la subida del voto popular que ha supuesto el impulso de Feijóo, en Génova y en los territorios son conscientes de que sólo junto a Vox podrán arrebatar autonomías a los socialistas.

Puede argumentarse que lo que pierda Vox lo gana el PP pero las matemáticas no son exactas en política, sobre todo porque el reparto de la tarta electoral es muy sensible a quien queda en primer, segundo o tercer lugar salvo en las comunidades uniprovinciales donde opera mejor la proporcionalidad.