DEBATE EN EL CONGRESO

Sánchez salta a 2023 y trata de movilizar a la izquierda: el adversario común es el "poder del dinero"

El presidente y el PP se enzarzan en una competición de espejos: mientras Sánchez se ha esforzado este jueves, en el Congreso, por figurar como un mandatario pegado a los problemas de la "mayoría social", los de Cuca Gamarra le han retratado como un líder sin "sentido de la realidad

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, a 13 de octubre de 2022.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, a 13 de octubre de 2022. / Eduardo Parra - Europa Press

Ángel Alonso Giménez

Para medir la temperatura parlamentaria, póngase un discurso del portavoz del PNV, Aitor Esteban. Este jueves, en el debate celebrado en el Congreso a instancias del presidente para hablar de las políticas de protección social del Gobierno, ha afirmado esto (un consejo: léalo dos veces si quiere, que merece la pena). "No es lo que escuche la gente; es lo que sienta la gente. Quizá alguien le sugerirá encargar la temporada dos de su serie de Netflix (alusión al documental sobre los entresijos de la rutina de la Moncloa), pero si quiere mi consejo bienintencionado, esa temporada uno es más bien contraproducente y más bien histriónico".

El diputado vasco, con estas palabras, se ha referido a muchas cosas, todas de envergadura en el contexto actual. Por un lado, la oportunidad de la comparecencia de Pedro Sánchez este jueves, una sesión del pleno que no estaba prevista. Esteban la ha cuestionado porque, a su juicio, el riesgo de que incurriera en "polémicas, sobreactuaciones y choques dialécticos" con los grupos del Congreso con los que quiere pactar los presupuestos generales del Estado era elevado.

El representante del PNV ha evitado por todos los medios críticas y reproches, en especial sobre el proyecto de cuentas públicas de 2023. Queda una semana para que su partido decida si presenta una enmienda a la totalidad, es decir, de devolución, así que mejor evitar palabras en caliente y declaraciones hirientes. Es tiempo de negociación, que es donde el grupo nacionalista se desenvuelve con una habilidad impresionante.

Con el extracto mencionado al comienzo de esta crónica, Esteban se ha referido, principalmente, a las intenciones electoralistas del presidente, que son difíciles de encubrir la verdad. Si se trata, ha dicho, de que al líder del PSOE le sonrían las encuestas sobre estimación de voto, lo que urge es que las medidas aprobadas lleguen a la ciudadanía, y que lo hagan cuanto antes. Y entonces ha lanzado la que, a juicio de este periodista, ha sido la frase que ha resumido no sólo la sesión del pleno, sino además el ciclo político actual: "No es lo que escuche la gente; es lo que sienta la gente".

Los anuncios del presidente

Nadie en el Congreso, antes del debate de este jueves, dudaba de que el jefe del Ejecutivo desplegaría una batería de nuevas medidas encuadradas en lo que se ha llamado el "escudo social". Con la movilización de 3.000 millones de euros para ampliar las coberturas de los bonos y descuentos en la tarifa eléctrica y de gas a personas y familias vulnerables, el presidente ha reforzado sin duda su plan de protección ante los efectos de la guerra de Ucrania. Se acerca un nuevo decreto repleto de iniciativas, y por tanto, más semanas de tensión negociadora. No es que no pare la inercia del Congreso; es que no baja.

Al final, el 40% de los hogares españoles, ha dicho el presidente, se va a beneficiar de alguna de las medidas contra el encarecimiento de la luz y del gas. El frío se acerca; es importante prevenir.

Con la enumeración de las propuestas que el Consejo de Ministros convertirá en decreto ley dentro de cinco días, el presidente se ha guarecido tras un escudo argumental muy resistente. Otra vez ha conducido a un terreno en el que el PP se reconoce incómodo: la indefinición. Las medidas, sobre el papel, suenan positivas, otra cosa es cómo se aplican, incluso si se aplican.

Sánchez, que en las batallas dialécticas y oratorias del Congreso, ha ganado musculatura, ha insistido varias veces en su segunda intervención. Frente al "raca-raca" del Partido Popular, de "insultos y descalificaciones", el presidente ha mostrado datos y ha preguntado a los de Alberto Núñez Feijóo: "digan si las apoyan o no, o al menos digan un 'ya veremos'".

Un apunte: entre las novedades, las bonificaciones de las cotizaciones a la Seguridad Social a las empresas que se instalen en las provincias de Teruel, Soria o Cuenca, de entre las más despobladas de la UE. Era una petición de Teruel Existe desde hace más de un año. El diputado Tomás Guitarte anunció en este mismo medio que si el Gobierno no las ponía en marcha cuanto antes, las plataformas de la España Vaciada se irían a la calle a protestar.

Feijóo y Cuca Gamarra.

Feijóo y Cuca Gamarra. / epe

Juego de espejos

Sánchez es consciente de que le pesa, y mucho, la imagen de ser de "poco fiar". En su entorno lo atribuyen a un triunfo del relato de la derecha y de sus "terminales mediáticas". Lo que pasa es que esa crítica no sólo la ensalzan sin descanso los partidos de ese espectro político, del PP a Vox, sino también formaciones de izquierda y siglas independentistas y nacionalistas.

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, le ha espetado: "Menos anuncios y más legislar". La de JxCat, Miriam Nogueras, le ha recriminado: "El mundo lo cambian las personas valientes que cumplen su palabra y que son leales. Ni usted ni -Pere- Aragonès van a cambiar el mundo". En representación del PDeCAT, Ferrán Bel: "Lo importante en un ciclo electoral es convencer a la gente de que lo que se hace mejora sus vidas". El líder de Más País, Íñigo Errejón, ha pedido al mandatario socialista que "lleve el camino hasta el final" de la legislatura. El camino del giro a la izquierda, vaya. El diputado de Compromís, Joan Baldoví, le ha señalado una de sus debilidades, "el relato".

Hay que incluir aquí las afirmaciones de Aitor Esteban, y también las de Mertxe Aizpurua, de EH Bildu, tenaz en desviar al Gobierno siempre a la izquierda. Ninguno de estos parlamentarios y parlamentarias son de derechas, acaso Ferrán Bel, pero tampoco mucho (es más bien heredero de la tradición demócrata-cristiana), y sin embargo, han coincidido en ubicar a Sánchez en un lugar más cerca de la habladuría que de la realidad.

El PP ha sido más contundente, de hecho es uno de sus leitmotiv. La portavoz del grupo, Cuca Gamarra, le ha retratado como un presidente sin "ningún sentido de la realidad". Frente a su propaganda y a sus intromisiones institucionales (le ha vuelto a acusar de apropiarse de la Fiscalía, de RTVE y a saber qué hará con el Consejo de Estado, de cuya jefatura ha dimitido María Teresa Fernández de la Vega, tal y como adelantó el diario El Debate), el partido que dirige Feijóo representa una forma de gobernar opuesta, marcada por la unidad y por la defensa del Estado de Bienestar, ha dicho.

Sánchez, después, ha contraatacado. "Datos, no opiniones", ha reclamado. Y ha desmenuzado acto seguido una ristra de datos sobre empleo, juventud o becas. Había dicho Gamarra que "España es un país peor" y el presidente le ha exigido que sustente una afirmación así en números y en rigor. Él los ha expuesto, la verdad, y hasta la saciedad, porque al que fuera representante de Unión del Pueblo Navarro, Sergio Sayas, se los ha repetido a la vista de que, a su entender, la gestión del Gobierno adolece de concreciones y de realidad.

El presidente del Gobierno, quien el martes 18, con el decreto de las nuevas medidas energéticas aún caliente, irá al Senado a enfrentarse otra vez con Feijóo, se ha empeñado este jueves en enseñar una cara distinta de sí mismo, un día después de la polémica por la espera a la que obligó a los reyes el miércoles, antes del desfile de las tropas de las Fuerzas Armadas con motivo del Día de la Hispanidad.

En su espejo, Sánchez defiende la mayoría social. En el del PP, no sabe dónde está la realidad. Así que volvamos a las palabras de Aitor Esteban y la mención al documental que podría estrenarse en breve, el que cuenta cómo funciona la Moncloa con un presidente llamado Pedro Sánchez.

Lo que le ha recomendado mediante un subtexto bastante evidente es que evite que ese documental se estrene. Si de lo que se trata es de estar cerca de la gente, mejor no aparecer todo el día entre aviones y otros lujos.

"El poder del dinero"

Además de con las nuevas medidas, el presidente ha procurado aglutinar a las fuerzas de izquierdas representadas en el Congreso, a la "España progresista", como la ha llamado. Su "relato", por recuperar el término de Baldoví, se parece más a una narrativa de tensión electoral, la del año 2023, cuando haya elecciones autonómicas, municipales, valencianas y generales, que a la de un año preelectoral. El presidente ha saltado ya en el tiempo.

Los adversarios, los de esa "España progresista", no serán solamente el PP y Vox. Se lo ha explicado a Baldoví. "Las fuerzas progresistas tienen enfrente un poder que no es menor, el poder del dinero, y ese poder tiene sus terminales. Usted y yo desayunamos todos los días leyendo la prensa madrileña, también escuchando a la Conferencia Episcopal hablando a través de una radio", ha relatado el líder del PSOE, quien ha proseguido así: ese poder "sabe que sus votantes quieren un impuesto a las grandes fortunas, la revalorización de las pensiones, los impuestos a las entidades energéticas y bancarias y la igualdad, pero lo que hacen es eludir esos debates y hablar de con quiénes aprobamos las leyes", es decir, los independentistas que quieren destruir España.

He aquí el adversario. La carrera electoral ha empezado.