PRESUPUESTOS DE 2023

El contexto bélico en Ucrania y la apuesta por la modernización catapultan el presupuesto militar

El presupuesto de la política de Defensa se eleva a casi 13.000 millones de euros, un 25,8% más que la cuantía de este año, de 9.791

La necesidad de adaptación a una coyuntura de guerra explica tal aumento, una de las fuentes de las tiranteces que las cuentas públicas ha creado entre PSOE y Unidas Podemos

El presidente ruso, Vladimir Putin

El presidente ruso, Vladimir Putin / -/Kremlin/dpa

A.A.G

Las tropas ucranianas avanzan por el este del país sin que los adversarios rusos estén por ahora oponiendo mucha resistencia. Los analistas no descartan que Vladimir Putin contraataque con alguna clase de armamento nuclear. Es común la lectura que habla de una escalada bélica sin precedentes en la guerra que se libra cerca de la frontera oriental de la Unión Europea. La OTAN ha concentrado amplios contingentes militares en los países limítrofes, al tiempo que países como Suecia y Finlandia han solicitado sus respectivos ingresos. El contexto asusta, porque incluso en Corea del Norte se han sucedido varios lanzamientos de misiles.

Comenzó en febrero la guerra de Ucrania y comenzó la disputa política en España sobre qué hacer con el despliegue armamentístico. Unidas Podemos es una confluencia de siglas a las que, entre otras cosas, une una noción antimilitarista. Desde el minuto uno, los dirigentes “morados” abogaron por orientar esfuerzos hacia la paz, lo que en el PSOE no encontró eco. El presidente, Pedro Sánchez, no tuvo dudas y en seguida comprometió el apoyo de España a las decisiones que adoptaran los Estados miembros en los senos de la UE y de la OTAN. Las reticencias no se han mitigado ni hasta en los ejemplos de consenso, ya que hace pocas semanas el pleno del Congreso votó las entradas en la organización atlántica de Suecia y Finlandia y no todos los diputados/as de Unidas Podemos se expresaron igual.

Las disputas por el gasto militar que habría de consignarse en los presupuestos de 2023 vienen de lejos, pero han sido esta semana cuando se han situado en su nivel más alto. Trascendió el martes, el día en el Consejo de Ministros aprobó el proyecto de cuentas públicas para el año que viene, que el aumento sería del 25,8%. El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, lanzó un tuit horas más tarde para dejar caer una acusación grave: que a Podemos le habían engañado. Su mensaje encubrió en parte la satisfacción que entre los morados reina con las cuentas por dos razones sobre todo: el impuesto a las grandes fortunas y el consiguiente giro en el discurso del presidente: los ricos han de poner más de su parte para resistir la crisis económica derivada de… la guerra de Ucrania.

La redacción del proyecto explicita la dotación de la política de Defensa para el año próximo: 12.317 millones de euros, lo que deja pequeños los casi 9.800 del ejercicio anterior porque el incremento, efectivamente, es cercano al 26%. El aumento, dice el Ministerio de Hacienda, “se inscribe en el objetivo del Gobierno de potenciar la transformación y modernización de las capacidades de las Fuerzas Armadas”. Y ello para que “cumplan las misiones asignadas y las responsabilidades adquiridas en defensa de la libertad y la democracia”.

Otro capítulo que crece considerablemente es el de los programas especiales, cuyo presupuesto pasa de 2.848 a 4.902 millones. En porcentajes: una subida del 72,1 por ciento.

La ministra de Defensa, Margarita Robles.

La ministra de Defensa, Margarita Robles. / epe

Añade que “en el marco de una presencia plena de España en los organismos internacionales de seguridad y defensa, como la OTAN, cuya importancia cobra una especial relevancia (sic) en la época actual”, reforzar las capacidades del ejército español es un refuerzo del compromiso con “los principios democráticos”.

La Base Industrial y Tecnológica de Defensa se erige en el instrumento clave que arrastrará crecimiento económico y creación de empleo, y aquí se enmarca el otro gran objetivo del Gobierno con el aumento de la dotación presupuestaria del Ministerio que dirige Margarita Robles. Para alcanzarlo, el dinero se desplegará alrededor de vectores como la modernización digital y la modernización industrial, la cooperación internacional y el aumento de la inversión en armamento y material, lo que se encamina hacia el “objetivo europeo común de reforzar la seguridad”. La transición ecológica es el otro gran pilar de la movilización de esos más de 12.000 millones de euros.

El Ministerio de Hacienda no obvia el potencial de la industria armamentística como motor de puestos de trabajo, ya que “el impulso inicial de la demanda de defensa desencadena una compleja red de relaciones intersectoriales, que se traduce en un efecto arrastre o multiplicador de todos los ámbitos de la economía”. Se trata de un sector enormemente competitivo, lo que obliga a un fortalecimiento de las inversiones en I+D+i. Trabajadores cualificados y una industria modernizada caracterizan el sector.

De hecho, tal y como menciona el Departamento de María Jesús Montero, las 509 empresas registradas en Defensa producen “un empleo total aproximado de 167.000 puestos de trabajo directos y unos 240.000” en total, incluidos los indirectos y los inducidos. Por tanto, más de 400.000 personas con empleo.

Como consecuencia de esta apuesta inequívoca por la modernización (y por la inversión), las bases y acuartelamientos experimentarán notables mejoras, dentro de un plan de infraestructuras creado en 2019 y con el fin colocado en 2024. La Base de Retamares, el Centro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Valencia (UNICTF-V), en Quart de Poblet; y la nueva Base Logística del Ejército de Tierra, en Córdoba, tienen presupuestadas una serie de obras.

Hacienda cifra la apuesta por la innovación tecnológica en el sector de la defensa en 1.601 millones. Están dentro de este concepto aquellos programas que, “además de contribuir a dotar a las Fuerzas Armadas españolas de equipos que el contexto geopolítico actual les demanda”, revisten un “extraordinario contenido industrial y tecnológico”. Todo ello encaminado al “dimensionamiento adecuado para competir en los mercados globales”. 

Formación militar

España, durante 2023, colaborará activamente con la OTAN, la UE, la Agencia Conjunta de Adquisición de Armamento, el Centro de Coordinación de Movimientos en Europa, el Grupo Aéreo Europeo o el Mando Europeo de Transporte Aéreo, y para ello, aportará más 116 millones de euros.

Con todo, uno de los capítulos más importantes es el del personal de las Fuerzas Armadas. Defensa es el segundo ministerio que más gasta aquí. Por tanto, según el Gobierno, se continuará con la oferta de plazas necesarias y con “el proceso de capitalización de efectivos que permita” seguir “el proceso de reversión de la externalización”. Asimismo, sobre la formación, el Gobierno recalca que ésta “se orientará hacia un doble objetivo”, que por un lado es “atender las necesidades derivadas de la organización, la preparación de las unidades y su empleo en las operaciones y, por otro, satisfacer las expectativas profesionales y la honrada ambición por progresar de cada uno de los militares”. Conciliación, protección social, apoyo a las familias y cercanía con las familias de los fallecidos y heridos en acto de servicio son otras prioridades.

Defensa incidirá en la potenciación de las políticas de igualdad, lo que se traducirá en un refuerzo del papel del Observatorio Militar para la Igualdad de las Fuerzas Armadas, y en los convenios que garanticen una asistencia sanitaria específica, para lo que ha previsto una dotación de 178 millones. En esta línea cabría incluir las inversiones del Instituto de Vivienda, Infraestructura y Equipamiento de la Defensa , que serán de 150 millones el año que viene, 50 más que en 2022.