RECONSTRUCCIÓN DE LA CRISIS EN EL PARTIDO ULTRA

Olona desoyó la opción de volver a Vox más adelante y lo “estalló todo”

La cúpula asistió con estupefacción a los últimos movimientos de la exdiputada, valorando cómo apagar el fuego

Primero se optó por el silencio hasta que el viernes pasaron a la ofensiva diciendo públicamente que no podría regresar

Algunos dirigentes sugerían que "se apartara del foco", "mantuviera un perfil bajo" de apoyo al partido y dejara pasar tiempo para plantear una vuelta a la primera línea mirando a las generales

La exdiputada de Vox, Macarena Olona.

La exdiputada de Vox, Macarena Olona. / CARLOS CASTRO.

Paloma Esteban

Paloma Esteban

Durante días el debate en Vox giraba en cómo hacer frente al desafío de Macarena Olona. Los movimientos de la abogada del Estado (desde el Camino de Santiago llamando a fieles a acompañarla, apariciones con Mario Conde o el emplazamiento a Santiago Abascal para verse de tú a tú) desconcertaron a la cúpula, sin que nadie fuera capaz de saber cómo apagar el fuego. Prueba de ello es que el propio líder quedó enmudecido en una entrevista radiofónica, reconociendo que le resultaba imposible responder. Dirigentes muy cercanos a la exdiputada hablaron con ella en varias ocasiones, insistiendo en que debía rectificar y que pensara las consecuencias de sus actuaciones. 

No solo no surtió efecto, sino que Olona, dicen, redobló su pulso hasta que este viernes, después de que el portavoz en el Congreso cerrara oficialmente la puerta a su posible vuelta, empezó a dar marcha atrás. Lo hizo en un mensaje público: “No hay espacio hoy para un nuevo partido político. Sólo serviría para fragmentar más el tablero político”, decía con una advertencia: “Los españoles nos demandan unidad. Seguimos caminando. Vosotros marcaréis el camino”. 

Lo que algunos dirigentes resumen como “es un adiós por ahora” (advirtiendo de que es improbable que Olona salga del foco mediático voluntariamente) otros entienden que ha asumido “los errores de esta semana”. Incluso, fuentes de la cúpula ultra se lamentan de que no “ocurriera antes” sin haber llegado a este límite en el que “lo ha estallado todo innecesariamente”. 

Sus últimas intervenciones públicas habían enterrado sus posibilidades de volver a la formación aunque ella no lo supiera. Según explican fuentes de Vox con peso en la dirección, sí existía una posibilidad para que pudiera estudiarse su vuelta. Más adelante y pensando incluso en las próximas generales. Porque en la formación tienen claro que la ambición de la abogada del Estado no se iba a resolver en las autonómicas y municipales del próximo mayo. Y, por eso, algunos dirigentes consideran que lo que tenía que haber hecho es “apostar por un perfil bajo”, volver a la abogacía del Estado y seguir apoyando al partido desde fuera. “Ahora, sin acta de diputada y sin un cargo público, habiéndose ido del partido y con los últimos acontecimientos, no tenía sentido estar dentro”.

Ese tiempo, explican, habría ayudado a curar heridas pasadas y le podía devolver impulso para una futura vuelta, por ejemplo, en las generales. Pero en ningún caso, reconocen, el partido podía gestionar un reingreso tras acaparar el foco, acusando a la dirección de falta de democracia interna.

Tampoco gustó la petición pública de una reunión con Abascal de tú a tú. “¿Pero en calidad de qué? ¿Quién pide un encuentro de esa manera con el presidente del partido?”, se pregunta un diputado con trayectoria. El diagnóstico es compartido por la inmensa mayoría de dirigentes consultados: “No midió bien su fuerza interna. Tuvo demasiada confianza en su propio perfil”.

Y algunos dirigentes creen que esa confianza sigue siendo “excesiva” como prueba que, tras anunciar que no competirá, al menos por ahora, con el espacio de Vox, mantiene intervenciones públicas como la del próximo lunes en Sevilla con Mario Conde. 

Como publicó este diario, la intención de Olona pasaba por intentar conseguir una plaza en el Senado (por designación autonómica) antes del portazo del partido. Una manera de no traicionar el compromiso con Andalucía y, al mismo tiempo, volver a la primera línea de la política en Madrid, que era lo que realmente quería. Ya lo intentó de forma casi inmediata tras las elecciones del 19 de junio en las que el partido ultra se quedó muy lejos de sus expectativas.

La crisis con Olona empezó tiempo atrás, precisamente por su candidatura a las andaluzas. Dirigentes de peso aseguran que en la cúpula no veían nada claro que el destino más adecuado fuera el de cabeza de cartel para Andalucía. No solo porque a pesar de ser diputada por Granada, sus orígenes son alicantinos y no conoce el territorio (basta con recordar el enredo del empadronamiento en Salobreña y la criticada campaña con clichés como flores en la cabeza o abanicos), sino porque muchos cargos de Vox consideraban que el papel que mejor ejercía estaba en el Congreso, haciendo tándem con Iván Espinosa de los Monteros.

El portavoz parlamentario fue el encargado de zanjar la relación política de su partido con Olona. Lo hizo visiblemente afectado en una comparecencia en el Congreso. Y como señalan en su partido, el simbolismo de que fuera él hace todavía más importante la decisión. Olona entró en la formación como fichaje estrella para las elecciones de 2019 de su mano, y ambos han sido las verdaderas caras visibles del grupo parlamentario todo este tiempo. Su amistad ha hecho todavía más dura esta ruptura con el partido.

El “excesivo personalismo” que tuvo en la campaña andaluza, sostienen muchos dirigentes, fue “un completo error”. En Vox recuerdan que la estrategia hasta el momento había sido la contraria: candidatos “con potencial” pero más desconocidos, de la mano de Abascal, incluso en los carteles electorales que compartían fotografía. Un ejemplo claro fueron las elecciones de Castilla y León, en las que Juan García-Gallardo era prácticamente anónimo y terminó siendo el vicepresidente de la Junta.