Sánchez confirma que mañana se aprobará la norma para garantizar el paro de las empleadas de hogar

Con la entrada de Moncloa de fondo, tras un atril, en el lugar donde se recibe a mandatarios de España y de todo el mundo, el presidente del Gobierno escuchó este lunes las preocupaciones de algunos ciudadanos, en un atípico arranque de curso político. En los dos años anteriores lo hizo junto a los empresarios pero ahora su equipo ha diseñado un acto con gente corriente que en algún momento se ha puesto en contacto con Presidencia para manifestar sus opiniones. Un total de 50 personas de las que han hablado tan solo cinco, en una brevísima intervención.

Almudena, de Tomelloso (Ciudad Real), que ya escribió a Sánchez en febrero para pedir seguridad laboral a las empleadas de hogar. Naiara, de Rivas (Madrid), que va a estudiar este año 2º de Bachiller, cuya inquietud y la de su generación es el cambio climático y pide una "apuesta segura por las energías renovables". Inés, de Córdoba, profesora jubilada, que reclamó "seguridad para los pensionistas, mayores que no llegan a fin de mes" por la "subida de precios", Rafa, también docente pero en activo en un instituto de Cullera (Valencia), a quien le preocupa la obesidad infantil. Y Mireia, de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), que en una carta al Gobierno ya demandó en 2019 medidas contra la emergencia climática y que reivindicó la igualdad de género en su intervención.

Trabajo retrasa a septiembre la reforma de las trabajadoras del hogar y los becarios

Este lunes en Moncloa, en apenas unas frases, han podido repetir públicamente sus inquietudes y esto ha dado pie a un largo discurso de Sánchez para explicar la gestión del Ejecutivo y sus plantes de futuro. Entre ellos, tras las palabras de Almudena, anunció que el Consejo de Ministros aprobará este martes la norma para garantizar el subsidio de las empleadas de hogar, algo que ya había apuntado la semana pasada la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

Antes del verano el Congreso ratificó el convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que amplía los derechos de estas trabajadoras, entre otros, la protección por desempleo. Pero ahora para aplicarlo es necesario una ley, que es la que el Consejo de Ministros sacará adelante mañana.

El presidente repitió también el compromiso de culminar la legislatura con una subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) hasta alcanzar el 60% del sueldo medio. Un asunto que recientemente metió en agenda Díaz y que otros ministros socialistas ya habían avalado pero que este lunes recibió el espaldarazo definitivo de Sánchez justo el día en que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, evitó concretar cuánto incrementaría él el SMI el próximo año.

“Lo que la economía pueda pagar y las empresas garantizar”, respondió en un desayuno-informativo organizado por Europa Press antes de reclamar que ese aumento sea negociado y acordado con los agentes sociales. “Si pensamos que la empresa es un conjunto de empresarios, estamos absolutamente equivocados. El objetivo es mantener los puestos de trabajo”, añadió. El dirigente conservador aprovechó la pregunta de la prensa para cargar contra el Gobierno por llamar “a la movilización social”. “[El Ejecutivo] está para solucionar, no para inflamar”, subrayó.

Sánchez, que prescindió de la corbata, aprovechó la finalización del acto para departir con los asistentes y reiterar el cambio en su discurso al que ya apuntó en el debate del estado de la nación. Más a la izquierda -por eso él y Díaz se pisan constantemente los temas-, dirigido a la "clase media trabajadora" y contra "los poderosos". Es especialmente pertinente ahora, dijo, "reivindicar la política útil" ante la idea muy extendida entre la opinión pública de que "se elige a quien gobierna y no a quien manda". Hay que luchar, insistió, contra la impresión de que "gobiernan poderes ocultos" y que "el poder económico está por encima".