NUEVO CICLO ELECTORAL

Empieza el viaje electoral a la España vaciada: 93 diputados y una llave de entrada a la Moncloa

La suma de los escaños que reparten las provincias de la España vaciada, 93 en un Congreso de 350, demuestra que la victoria electoral en las zonas despobladas garantiza en gran medida la permanencia o la llegada al poder

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, a su llegada a un acto de escucha de su proyecto político ‘Sumar’, en la Fundación Uxío Novoneyra.

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, a su llegada a un acto de escucha de su proyecto político ‘Sumar’, en la Fundación Uxío Novoneyra. / Carlos Castro / Europa Press

Ángel Alonso Giménez

“Un gran pacto con lo rural”. Son palabras de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien sabe muy bien que entre las numerosas asignaturas pendientes de la política nacional está revertir la despoblación. “Lo rural” se ha convertido desde 2019 en muchas cosas, ya que la campaña electoral de abril de ese año aupó a la España vaciada al primer lugar de las preocupaciones de los candidatos. No era para menos porque se escucharon sirenas de alarma. Una: movilizaciones en Madrid de asociaciones afectadas por la despoblación. Dos: la victoria de Teruel Existe en los comicios de noviembre, los de la repetición electoral.

“Lo rural”, decíamos, se ha convertido en muchas cosas. Es una manera de llamar la atención sobre la despoblación de las zonas interiores del país. Es una forma, también, de reivindicar un tipo de gestión. Pedro Sánchez lo denominó “reto demográfico” y creó un ministerio para afrontarlo. Lo dirige Teresa Ribera y han llevado a cabo una serie de planes e inversiones, como la del pasado 30 de agosto, de 55 millones.

“Lo rural”, para el PSOE, no es lo mismo que para Unidas Podemos, y desde luego no es lo mismo para Vox. Se ha convertido, por tanto, en un campo de batalla política. Hay quienes en las filas de los partidos que forman la coalición de gobierno la ven perdida ahora mismo. Una fuente socialista ha detectado el malestar y la molestia con el Ejecutivo, afirma a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Le preocupa que los fondos europeos y las inversiones no se estén orientando adecuadamente hacia el ámbito rural. Le preocupa que la reciente Ley de Bienestar Animal pueda volverse en contra. Le preocupa, en general, según sus palabras, que el discurso sea tan nítida e indisimuladamente urbano. 

Imagen de archivo de un núcleo deshabitado en Ourense. EFE/Brais Lorenzo

Imagen de archivo de un núcleo deshabitado en Ourense. EFE/Brais Lorenzo / EFE

Preocuparse por esto en clave electoral es más o menos solucionable si el diagnóstico se hace durante la primera mitad de la legislatura. En el PSOE ese ejercicio se ha hecho. Ahora bien, si se vuelve a hacer nueve meses antes de las elecciones autonómicas y municipales (mayo de 2023) y 15 meses antes de las próximas generales y el veredicto es que las políticas emprendidas no están calando, mal negocio. A tocar la campana. A ver qué está pasando. Queda tiempo, matiza la fuente; poco, pero queda.

Y no hay que perderlo porque las urnas han avisado ya. Las elecciones de Castilla y León, celebradas en febrero, fueron muy reveladoras. Sólo a un partido le fue tremendamente bien: a Vox. Su lema electoral fue “siembra”. En Ferraz y en Génova, en donde carburan las máquinas de las estrategias socialista y popular, han localizado focos electorales nutridos y robustos de la formación de Santiago Abascal en la España vaciada. Un diputado de este partido contó a este periodista hace tres años que tenían un plan para ir captando y canalizando el desencanto de la población que resiste en los municipios cada vez más despoblados, cada vez más abandonados. Cabe recordar, por cierto, que otra plataforma que irrumpió en el escenario parlamentario de la autonomía fue ¡Soria Ya!

Yolanda Díaz destacó el jueves que una de las preferencias de la plataforma “Sumar” es proteger un medio rural “vivo”.  En la sierra lucense de O Courel, en donde estuvo la ministra, los incendios han causado estragos. “Lo rural” también es una manera de cuidar los bosques.

Datos para la desolación

El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó en enero los últimos datos sobre los movimientos y las fluctuaciones demográficas. Algunas cifras: 

De los 8.151 municipios que hay en España, un total de 4.991 tienen una población inferior a los 1.000 habitantes y 2.378 ofrecen un censo entre los 1.000 y los 10.000 habitantes.

En estos 7.369 municipios reside un 20,2% de la población española total. 

Hay sólo 64 municipios con más de 100.000 habitantes. El 40% de la población española reside en estos 64 municipios.

Las comunidades autónomas con mayor número de municipios por debajo de 1.000 habitantes son Castilla y León (2.011), Castilla-La Mancha (637) y Aragón (627).

Precisamente Castilla y León y Aragón son dos de las cuatro comunidades que más población perdieron en 2021 (las otras dos son Asturias y Extremadura).

La España vaciada se estructura alrededor de las autonomías mencionadas. Las zonas interiores y centrales, menos Madrid, conforman este concepto poderoso políticamente hablando, pues ha logrado representar con acierto el estado de ánimo de un fragmento importante de la población. Castilla y León y Castilla-La Mancha forman los ejes, pero también Aragón, Extremadura y el sur de Galicia.

Casi 100 escaños

Entrar en la Cámara depende del resultado obtenido en las circunscripciones, que coinciden con las provincias y con las comunidades uniprovinciales. En cada una de ellas, las candidaturas se disputan un cupo de escaños que resulta de su densidad demográfica. Soria, al ser la provincia en donde se cuentan menos habitantes, reparte dos diputados. Reparten tres Ávila, Cuenca, Guadalajara, Huesca, Palencia, Segovia, Teruel y Zamora. Y cuatro Albacete, Álava, Burgos, Cáceres, León, Lleida, Lugo, Ourense, La Rioja y Salamanca.

Como habrán visto, casi todas Castilla y León y Castilla-La Mancha están aquí, al igual que la mitad de Extremadura. Añadimos Valladolid y Ciudad Real (5 escaños a distribuir) y Toledo y Badajoz (6) y prácticamente queda configurada la España vaciada. Cabría incorporar a Jaén, en donde la despoblación es acuciante. Los/las jienenses eligen a cinco diputados. 93 escaños, por tanto, en un Congreso de 350.

Los estrategas electorales de las dos principales formaciones políticas saben que los votantes de las zonas despobladas, de “lo rural”, no se parecen casi nada a los de las zonas pobladas, “lo urbano”. Los primeros, más envejecidos, quieren estabilidad; los segundos, de media de edad más baja, son más proteicos. En consecuencia, entre los primeros apenas hay saltos de un bloque ideológico a otro; si cambian de partido, cambian a uno afín, semejante en ideas, o bien de derechas o bien de izquierdas. Trasvases así de drásticos son más asiduos en las ciudades grandes.

El líder de Vox, Santiago Abascal, pronuncia un discurso durante una manifestación convocada por su partido contra la subida de precios.

El líder de Vox, Santiago Abascal, pronuncia un discurso durante una manifestación convocada por su partido contra la subida de precios. / EFE

PSOE y PP son los dominadores de la España vaciada que acude a las urnas. Basta revisar los números registrados por ambos partidos en los dos procesos electorales de 2019. 

En el de abril, los socialistas acapararon 39 de los 93 escaños en juego; los populares, 26. Las siglas de Pedro Sánchez ganaron en España con 123 diputados; las de Pablo Casado se fueron a pique al obtener 66.

Aquel 28 de abril fue el mejor día de la vida política de Albert Rivera, exlíder de Cs. Su partido penetró en numerosas provincias de la España vaciada y sumó 18 escaños. Más de 50 en todo el país. Escaló hasta la tercera posición nacional y miró de tú a tú al PP. Vox, en cambio, quedó muy difuminado. Sólo 4 escaños.

En noviembre, el PSOE mantuvo el brío y llevó al Congreso a 40 diputados de las zonas despobladas. El PP, a 32, por lo que estrechó un poco las diferencias. Vox irrumpió con potencia al retener 14 escaños. Y Albert Rivera, de su mejor día al peor: no rascó nada, lo perdió todo; dimitió aquella noche.

Aguantar y mejorar

Habrán visto que en los párrafos anteriores no está Podemos ni ninguna de sus marcas asociadas. Sólo en Álava pudo lograr un diputado. Las perspectivas, cara a los comicios de finales de 2023, no son muy halagüeñas actualmente. Castilla y León, en febrero, fue contundente y rebajó el umbral de los “morados” aún más. Sólo resiste un procurador. Si éste fuera el síntoma de una enfermedad, sería un síntoma irrebatible. También preocupante.

Yolanda Díaz lo sabe. En su entorno le han avisado de que en la España vaciada ni Unidas Podemos ni su marca están boyantes. Necesita penetrar en “lo rural”. Para ello, se ha provisto de un discurso específico, construido sobre lo que es una tendencia en todo el mundo desarrollado: la tensión entre lo urbano y entre lo rural. Estados Unidos, cuando ganó Donald Trump, reflejó la inercia. En Reino Unido, cuando triunfaron los adeptos del “brexit”, sucedió lo mismo. 

Vox lo tiene claro desde hace tiempo. Y Yolanda Díaz tiene claro que este estado político de cosas, en la España vaciada, no puede continuar. Y en el PSOE y en el PP también lo saben, claro.

Los comicios municipales serán un primer examen, sobre todo para Pedro Sánchez y su manual de resistencia. La fuente socialista confía en que el vigor de los alcaldes y alcaldesas del partido y el músculo de la militancia a escala local aguanten el embate. Si es así, darán oxígeno al presidente del Gobierno para el gran examen siguiente. Si no, la moral de derrota será imparable. 93 diputados tienen una de las llaves maestras de la Moncloa.