CRISIS ENERGÉTICA

El Gobierno, ERC y Bildu barajan cambiar el plan de ahorro energético en un plazo de 15 días

La primera negociación de la nueva temporada parlamentaria está siendo intensa, ya que ERC, PNV y EH Bildu han estirado los tiempos antes de comunicar su posición sobre el decreto del ahorro energético con el fin de ejercer una presión más eficaz al Gobierno

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, interviene este miércoles en el pleno del Congreso de los Diputados.

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, interviene este miércoles en el pleno del Congreso de los Diputados. / EFE/ Emilio Naranjo

Ángel Alonso Giménez

La vida sigue igual en el Congreso, o sea, frenética. No ha empezado aún el curso (sucederá este jueves con un pleno extraordinario) y las negociaciones del PSOE y de Unidas Podemos con los socios de investidura se han vuelto un quebradero de cabeza. Un follón para los diputados de los partidos que forman el Gobierno y para los diputados de los partidos que lo apoyan. Un lío en toda regla

El decreto de ahorro energético ha sido un duro despertar. Las vacaciones de verano han ejercido una breve tregua. El pasado lunes acabó la tranquilidad y empezaron a sonar los teléfonos, a acumularse telegram y whatsapp. ¿Qué estaba pasando? Pues que el Gobierno quería llegar al jueves tranquilo: quería convalidar los tres decretos leyes en liza y sortear las enmiendas que el Senado había incluido en otras tantas leyes: la de garantía de libertad sexual (“del sólo sí es sí”, como es popularmente conocida), la concursal y la de ciencia.

Tres días después, el pleno extraordinario se ha complicado enormemente. El decreto del sistema de cotizaciones de los autónomos se tramitará casi seguro como proyecto de ley a pesar de que el PP, en principio, no lo rechaza. El de los incendios está más que solventado, aquí no hay problema. Pero el del ahorro energético y el de los descuentos en el transporte público… Es como una buena película de espías: a la espera de un giro final de guion que cambie la trama.

Por si fuera poco, el Ministerio de Ciencia que dirige Diana Morant ha tomado las riendas de la negociación y este miércoles apretó el acelerador con ERC para lograr que se retire del apoyo a la enmienda aprobada en el Senado el pasado mes de julio. No es una modificación menor. Es la derogación de la disposición que garantiza la contratación indefinida al personal científico que esté participando en proyectos financiados por los fondos europeos.

La Cámara Alta, con el sí del PP, Cs, JxCat y la propia Esquerra, suprimió esta parte dispositiva porque, según coincidieron, ponía en peligro la viabilidad de un sinfín de proyectos, en especial en Cataluña. Las negociaciones para devolver el texto a la ley, que se aprobará este jueves definitivamente, se han intensificado sobremanera. Fuentes parlamentarias conocedoras de las conversaciones se han mostrado optimistas, en declaraciones a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, aunque omitieron adelantar el resultado.

Ribera estimó que un grado menos permite ahorrar un 7% del consumo energético

Ribera estimó que un grado menos permite ahorrar un 7% del consumo energético / epe

El truco del proyecto de ley

El decreto del ahorro energético, el mismo que ha encendido la polémica política del mes de agosto, es un embrollo. El portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, está estrenando el cargo entre sobresaltos. Aunque el peso de la negociación lo está llevando el secretario de Estado, Rafael Simancas, compareció este miércoles ante los medios para defender las medidas de dicho decreto y arremeter contra el PP por no apoyarlo. 

Sin embargo, la negativa de los populares no arruina la norma. Hay escaños de sobra para que se convalide el jueves y siga en vigor, y son los 13 de ERC, los 6 del PNV y los 5 de Eh Bildu. Cabría incluir los 4 del PDeCAT y los de Más País, Compromís, BNG, Teruel Existe y Partido Regionalista de Cantabria.

Sobre la posición de estos grupos no dijo nada López, hasta que le preguntaron. Tras reclamar que la polémica no se enfocara desde un plano ideológico (medidas de izquierdas o medidas de derechas), se mostró convencido de que el Gobierno lo salvaría. Casi a la misma hora, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, era rotunda: los síes están garantizados.

Así lo creía el Gobierno hasta el pasado lunes, cuando empezó a llamar a los portavoces de las formaciones catalana y vascas. La respuesta que dieron fue la imprecisión, la ambigüedad y un “nos lo estamos pensando”. Saltaron las alarmas. Tal y como reveló Edmundo Bal, de Cs, el propio Simancas le telefoneó el martes alrededor de las 11.00 horas para preguntarle posición. El diputado liberal le dijo que no aceptarían la convalidación. El número dos de Félix Bolaños, genéricamente, defendió las medidas que Inés Arrimadas había planteado en una carta remitida al presidente del Gobierno. Acto seguido, añadió que la intención del PSOE y de Unidas Podemos era que se tramitara como proyecto de ley.

Bal lleva poco tiempo en el Congreso, aunque el suficiente para desconfiar de algunas prácticas. Lo de tramitar un decreto como proyecto de ley, un recurso parlamentario para cambiar el contenido sin que deje de estar en vigor, suele culminar en el abandono del proyecto. Se hace una votación y se convalida el citado decreto; y se hace una segunda votación, pues así lo pide un grupo, para decidir la tramitación como proyecto de ley. Si la mayoría lo avala, el texto irá a la Mesa del Congreso, de ahí a una comisión y de ahí a un plazo de enmiendas, y luego a otro, y a otro… Y así “sine die”. El primer decreto contra los efectos de la guerra de Ucrania lleva así desde que el pleno lo convalidó, hace meses. 

Edmundo Bal.

Edmundo Bal. / EFE

El control del tiempo

El Gobierno y el PSOE se encargaron de comunicar a los grupos que el decreto de ahorro energético y de abaratamiento del transporte público correría esa suerte, la del proyecto de ley. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, preguntado por la posibilidad, reconoció que no se fiaba y que, por ello, en las conversaciones que tuvo con la cúpula socialista, exigió un compromiso temporal. EH Bildu planteó lo mismo. Ni los independentistas catalanes ni los independentistas vascos han avanzado aún cuáles serán sus votos.

Sí lo ha hecho el PNV. A media tarde del miércoles emitió un comunicado para dejar claro que respaldarán la convalidación. No eludió las críticas, sin embargo. Nuevamente, denunció “las formas” del Gobierno, sin apenas diálogo previo, y la querencia cada vez más irritante para la oposición de mezclar en los decretos temas de lo más variado.

Esta protesta es generalizada en el Congreso, entre los grupos de izquierda y los de derecha. Edmundo Bal fue muy expresivo el miércoles: “El Gobierno me manda mañana un decreto sólo con las medidas para abaratar el transporte público y los desplazamientos en ferrocarril de media distancia y se lo apoyamos sin ningún problema”. Negociar un decreto es ya de por sí enrevesado, pues entra en vigor poco después de aprobarlo el Consejo de Ministros, pero además, si toca ámbitos dispersos, ocurre que el acuerdo en un aspecto puede quedar neutralizado por el desacuerdo en otro. Por eso no lo apoya Cs, dijo Bal. 

Y por eso han estado a punto de rechazarlo otras formaciones. Una fuente de un grupo aliado advertía en declaraciones a este medio que “llegará un día en el que el Gobierno se va llevar un buen susto porque la mayoría progresista no consentirá más negociaciones así”. “Se han acostumbrado a enviarnos decretos extensos que tratan muchísimas cosas”, puntualiza. “Es tramposo”, proclamaba Rufián a los medios.

El PNV no quiere la conversión en proyecto legislativo. “Las medidas energéticas que se contemplan tienen un carácter temporal o momentáneo y de nada serviría realizar modificaciones vía enmienda, puesto que no podrían ser aplicadas cuando la Ley entre en vigor”, argumentaba el grupo nacionalista vasco en su comunicado.

Pero ERC y EH Bildu no lo ven igual. Quieren negociar el contenido e incluir algunas propuestas, y quieren hacerlo pronto, precisamente por la urgencia de lo que aborda y la preocupación que suscita el escenario económico y el panorama energético. Dado que el Gobierno ha dejado entrever que necesitará otro decreto para ahondar en el ahorro energético que exige la UE, y que puede que lo movilice en septiembre, los grupos independentistas tienen prisa. Según fuentes conocedoras de las conversaciones, negocian acometer estos cambios en dos semanas. Antes del 15 de septiembre, por tanto, estarían formalizados.

Más que una negociación sobre cuestiones concretas del decreto, la que han desarrollado Gobierno y formaciones aliadas ha versado sobre ámbitos genéricos. Pero ésta no ha sido la pretensión de los socios. Con la demora en la comunicación del voto han comprobado que logran ejercer una presión extraordinaria. En un ambiente así, resultan más sencillas las cesiones o las contrapartidas. Una fuente de los grupos que sujetan al Ejecutivo en el Congreso lo tiene clarísimo. Sabe que ésta va a ser la tónica al menos hasta que termine el año. ERC, PNV y EH Bildu se ven fuertes. Y vienen los presupuestos. Lo dicho: la vida sigue igual en el Congreso; al borde de un ataque de nervios.