ENTREVISTA

Yolanda Díaz: "Con la inflación desbocada e imposible para la mayoría, más que nunca hay que subir el SMI"

"Seguro que la banca y las energéticas pelearán en los tribunales los nuevos impuestos, pero la norma está bien montada y se juegan su reputación", dice la vicepresidenta segunda

"Negarse a cumplir el plan de energía es jugar con la vida de la gente"

Yolanda Díaz: "Con la inflación desbocada, más que nunca hay que subir el SMI".

/ Julio Pérez - Marta G. Brea

Julio Pérez

Es muy posible que la vicepresidenta segunda pasase sin demasiados apuros el test de precios a pie de calle si volviese a emisión 'Tengo una pregunta para usted,' el popular programa de TVE por el que desfilaron los políticos españoles para someterse al escrutinio de una selección de ciudadanos en los meses previos a la recesión global de 2008. Le han visto junto a su hija en un supermercado de la localidad costera de Galicia donde descansa, “feliz en casa, hasta que disponga el presidente del Gobierno”.

Yolanda Díaz quiere aprovechar el paréntesis “intensamente”. Desde que asumió la cartera de Trabajo y Economía Social el 13 de enero de 2020, solo tuvo un par de meses de cierta tranquilidad. La pandemia, el volcán de La Palma, la guerra de Ucrania y “una nueva crisis económica y social”. ¿Es esta la nueva normalidad? “Una normalidad mejor, como dice Guy Ryder”, defiende la también ministra de Trabajo, en referencia a la reivindicación del director general de la OIT de elegir “el futuro que queremos”. “Se trata de cambiar las políticas públicas –afirma Díaz– para que las personas vivan mejor”.

–Sin corbata y con una americana ligera de verano. ¿Apruebo?   

–Completamente. Lo más importante es que se cumplan las medidas del plan de energía. Si antes de la crisis energética era importante, la transición ecológica ahora es urgente. Debemos actuar desde ya mismo, como hace el Gobierno de España. Toda política ha de ser climática. Tenemos olas de calor, incendios, todos los parámetros climáticos alterados, situaciones absolutamente insoportables. Hay que emprender una nueva relación con el planeta sin ninguna frivolidad. No hay alternativa.

–En un escenario de probable escasez de energía en una crisis a escala europea, las medidas son evidentemente necesarias. ¿Pero no se podrían haber negociado?   

–Este plan trae causa de la Comisión Europea.

–Es una imposición.   

–No es una imposición. Hubo un diálogo en Europa en el que el Gobierno de España fue muy proactivo y la reducción de consumo del 7% es muy considerable, en un marco de solidaridad con Europa porque no podemos olvidar que estamos en guerra y las consecuencias en la inflación, pero también en los recursos energéticos, son muy duras. Hacemos lo que la ciencia recomienda y pido a todas las comunidades su cumplimiento porque la transición energética debe ser la primera misión de cualquier gobierno, máxime anticipando un otoño que ojalá no resulte como prevemos, pero que puede ser difícil para el conjunto de las europeas y europeos. El portavoz parlamentario del PP en Galicia acaba de reconocer que esta crisis es de carácter internacional y no culpa del Gobierno. Se está demostrando que las medidas climáticas que veníamos tomando son las adecuadas. El propio Feijóo, antes de criticarlas, había propuesto medidas similares.

–¿Puede darse de verdad el caso de que alguna comunidad, básicamente Madrid, no lo haga?   

–Las normas están para cumplirse y nos igualan a todas y todos. Hacer política a través de una crisis es de enorme gravedad. Con la vida de la gente no se juega. El Gobierno actuará en consecuencia.

La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, durante la entrevista.

Yolanda Díaz, durante la entrevista. / Marta G. Brea

–¿Cómo?

–Es que las leyes se cumplen. Si un ciudadano comete una infracción de tráfico, el Estado o su comunidad le impone sanciones. Esto es así. No entiendo por qué con un ciudadano o cuando envío una inspección de Trabajo debe operar el peso de la ley y resulta que una administración, que debe ser profundamente institucional y cooperar como manda la Constitución, hace un llamamiento a la rebelión para incumplir medidas que afectan a toda Europa. En todo caso, cabe recordar que el Gobierno informó el julio a las comunidades de su plan de ahorro energético y ninguna puso objeciones. Por supuesto, continuará el diálogo. Hablamos de un tema muy serio, no estamos para negacionistas.

–¿Qué le diría a esos hosteleros enfadados porque, supuestamente, cerrar la puerta espanta la clientela?    

–Que no es verdad. La ciudadanía es muy consciente de los problemas que tenemos. Llevo escasamente día y medio en Galicia y veo mucha gente que sí está preocupada por los problemas energéticos y las posibles restricciones que pueda haber. Tenemos una hostelería ejemplar y les pido que se coloquen a la altura de las circunstancias de su país. Estoy segura que las ciudadanas y ciudadanos quieren ir a restaurantes, mesones y otros lugares que obviamente tengan respeto por las normas.

–¿Se puede afirmar categóricamente que no habrá restricciones importantes de gas?

–Jamás me escucharán una palabra semejante. Son tiempos de absoluta incertidumbre y la certeza del Gobierno es que en esta crisis no se van a ajustar el cinturón los de siempre, como decía el PP. Esa es la gran diferencia. Se van a ajustar el cinturón las energéticas, las grandes entidades financieras y corporaciones que cotizan en Bolsa y tienen beneficios extraordinarios. Ya no es que lo diga yo, es que el señor Guterres [secretario general de la ONU] denuncia esos beneficios “inmorales”.

–¿Se sentarán con los dos sectores a negociar un acercamiento?   

–El Gobierno ya se sentó con ellos.

–Se les presentó, pero me refería a modular los nuevos impuestos.

–No se trata de modular. Está diseñado. Las dos figuras se crearon al amparo del artículo 31 de la Constitución. Deben ser ejemplares porque se están jugando la reputación. Recordemos que la política del PP fue rescatar a la banca con recursos públicos y recortando los derechos de la mayoría social.     

–Reprochan que olviden los periodos de “pérdidas extraordinarias”.

–Es que en época de pérdidas les rescatamos.

–No a las energéticas.  

–Los datos se pueden estrujar, pero son indiscutibles. Los beneficios de las tres grandes eléctricas de nuestro país crecieron un 47% antes de impuestos. Podría dar cifras de alguna empresa con nombres y apellidos vinculada al refino con incrementos superiores del 240%. Por desgracia, los salarios en nuestro país son bajos y están soportando la inflación con una dureza extraordinaria.

–Saben que la medida acabará en el Constitucional.

–Parece que se viene haciendo política en nuestro país así, ¿no? Ellas verán. Es un derecho legítimo, pero digan lo que digan los tribunales, se van a jugar su reputación.

–¿Y si frenan el crédito? El Santander habla de un impacto de hasta 50.000 millones.

–Vengo del derecho. Cuando se hace una norma siempre se buscan subterfugios.

"No puede ser que las rentas de entre 1.000 y 1.200 euros estén pagando comisiones bancarias de 60 euros. Hay que abordar ya este tema"

–Son dos sectores muy lobistas.

–La norma está bien pensada porque prohíbe expresamente repercutirlos en los clientes y el régimen sancionador es brutal. Seguro que lo pelearán en los tribunales, pero creo que tenemos que dar un paso más allá. Hay personas en este país con una renta como el SMI, que vamos a subir ahora, que pagan comisiones bancarias de 60 euros. Ya sabemos que existe una cuenta específica para personas vulnerables, pero muy vulnerables y, por cierto, con escasa difusión. Hay que abordar el tema. No puede ser que las rentas entre 1.000 y 1.200 euros paguen comisiones bancarias de 60 euros.

–¿Acaba de confirmar que el SMI subirá este año?   

–Sin lugar a dudas.

–¿Independientemente de la evolución del mercado laboral?   

–Justamente por lo que pasa en el mercado laboral. Tenemos la tasa de paro general y juvenil más baja de la serie histórica. Es un compromiso colectivo y fruto de las políticas que desplegó este Gobierno de la mano del Diálogo Social. Tenemos un mercado laboral más robusto, mejor preparado y en plena pandemia demostramos lo necesaria que era una política de rentas diferente. Por tanto, ante una inflación absolutamente desbocada, imposible para la mayoría social, más que nunca hay que subir el salario mínimo. Fíjese que el vicepresidente del BCE ha recomendado subir, no el salario mínimo, sino todos los salarios en Europa un 5%. El señor De Guindos, sí. ¿Por qué? Porque hay un riesgo de morosidad muy elevado. No hagamos ideología con medidas que han demostrado en la crisis de la pandemia ser absolutamente eficaces.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en Vigo.

Yolanda Díaz. / Marta G. Brea

–¿Cuánto subirá?   

–Eso lo dirán los expertos, a los que hemos convocado para el 2 de septiembre.

"El dato de empleo de julio no es bueno, pero el mercado laboral es mucho más fuerte"

–¿La subida del paro en julio muestra el agotamiento de la resiliencia del mercado laboral?   

–No. El dato no es positivo de ninguna de las maneras y estos meses siguiente nunca lo suelen ser tampoco en términos de empleo. Vamos a seguir trabajando para que esas 2.883.000 personas que están desempleadas dejen de estarlo. Pero también es verdad que la caída del paro juvenil ese mismo mes es espectacular y tenemos cuatro veces más contratos, casi 700.000. Ya me hubiera gustado encontrar un mercado laboral así cuando llegué.

–Una parte importante, más de 200.000 contratos en julio y por encima del millón en el acumulado del año, son fijos discontinuos. El hecho de que no computen como parados en los periodos de inactividad...   

–Como desde hace 25 años.

–Sí, pero ahora que ese modelo de contrato se está extendiendo...   

–Que es lo que queríamos hacer. Lo que nos pedía Europa. Ante un mercado de trabajo que tiene sectores productivos estacionales, ¿cuál era la respuesta anterior? Contratos de siete días. La respuesta actual es que en educación, por ejemplo, los monitores o el personal de comedor trabajan durante el curso, con un periodo de inactividad, cotizando y con protección social.

–Les acusaron de “maquillar” los datos.   

–Es muy grave que el líder de la oposición, que fue presidente de Correos –y si hay un lugar en el mundo en el que se hicieron fijos discontinuos, ese fue Correos–, desconozca cómo funcionan. Estoy muy preocupada. Desconoce que desde hace más de 25 años eran ocupados con plenitud de derechos, que hemos reforzado. Por la reforma laboral, acceden al subsidio para mayores de 52 años. Confunde prima de riesgo y estos días habla de “pufos”. ¿Usted cree que es correcto que el líder de la oposición hable así de la deuda pública, que en parte sirvió para contratar sanitarios en plena pandemia? ¿Cree que la ciudadanía votante del PP espera esto de un dirigente que le representa?

–Usted le definió como “un gran adversario” y “alejado de Génova”.   

–Es una gran adversario.

"Si de mí depende, movilizaremos a todos los progresistas para que Feijóo no llegue a Moncloa"

–¿Por qué?   

–Porque creo que es un gran político. Y lo dice alguien que no comparte en absoluto su marco ideológico. Si de mí depende, vamos a movilizar a todos los progresistas de este país para que Feijóo no llegue a Moncloa en 2023 porque su proyecto es regresivo, reaccionario y antieuropeo. Es verdad que son coherentes porque cuando gobernaron ya congelaron las pensiones. Reducir el gasto público es reducir en las escuelas de nuestros hijos, centros de día, de dependencia. No hay ningún grupo del Partido Popular Europeo que defienda una bajada generalizada de impuestos. Como decíamos, el señor Guterres, la propia presidenta de la Comisión Europea o la OCDE piden tributos e ingresos de las grandes eléctricas y corporaciones. Conozco muy bien a Feijóo. Es el mismo capaz de gobernar con Vox, con Isabel Díaz Ayuso y, a la vez, con el señor Moreno. Sigue en las mismas políticas de austeridad. Es más, le digo que no va a llegar a Moncloa.

–¿Habló con él desde que es presidente del PP?   

–Hablo con mucha frecuencia.

"El siguiente acto de Sumar será en O Courel"

–“Si por mí depende no llegará a Moncloa”. Pues una parte puede depender de usted.   

–Es verdad. Estoy muy emocionada con

Sumar

, lo que no quiere decir que sea un proceso electoral. El siguiente acto de escucha lo voy a hacer aquí en Galicia, en O Courel, un sitio maravilloso, especial, que representa la montaña, esa parte del país de la que nunca se habla. Absolutamente despoblada, que tiene derecho a servicios públicos, con un sector productivo primario muy importante y muchos ganaderos con rostro de mujer. Será el 31 de agosto y 1 de septiembre y convido a todas las personas que quieran a acercarse. Sé la complejidad que tiene ir, pero merece la pena. Tengo un gran vínculo afectivo por la poesía en general y con un autor gallego en particular, Uxío Novoneyra.

–El poeta do Courel.   

–Efectivamente. Desde aquí anticipo que no pararemos en los procesos de escucha y los grupos sectoriales para abordar el nuevo proyecto de país para la próxima década.

Yolanda Díaz presenta SUMAR, un proyecto político que pretende revitalizar a la izquierda alternativa al PSOE

/ Vídeo: AGENCIA ATLAS Foto: EFE

–Cuesta creer que Sumar no acabe convirtiéndose en un vehículo para presentarse a las elecciones.   

–Es que soy un vehículo. Hay que hacer política de manera diferente. El otro día me mandaba un audio [el actor] Antonio de la Torre diciéndome: “madre mía, cuando terminaste el acto invocando la ternura”. La política hay que hacerla desde los afectos, no desde el odio. No tengo más que reconocimiento y cariño de la ciudadanía, lo que me indica que tenemos un país que está muy por delante de sus dirigentes políticos. Este país tiene futuro y Sumar es un proyecto ciudadano por el sí con todas las inteligencias y los corazones.

–¿Y tiene también el cariño de Unidas Podemos?   

–No tengo más que agradecimiento de Unidas Podemos, sinceramente lo digo. En realidad, de todas las formaciones políticas. Y cuando digo todas, son todas, incluso la comprensión de sus militancias.

"Hablar ahora de las elecciones de diciembre de 2023 es no entender qué pasa en este país"

–Le piden una negociación “bilateral” para las próximas generales.   

–La ciudadanía quiere que la política se ocupe de los problemas de sus vidas, políticas útiles, y no que hablemos de cosas internas de partidos, ni de tiempos electorales en un momento como este. El que hable en el verano de 2022 de unas elecciones que se producirán en diciembre de 2023 no comprende lo que está pasando en este país.

–Hay citas antes. ¿Llegará Sumar a las locales y autonómicas?   

–No lo creo. Es una iniciativa ciudadana y no nos va a dar tiempo.

–¿Sería posible volver a verla compartir mitin con Pablo Iglesias?   

–Por favor, con Pablo Iglesias y con muchísimas personas. Hago actos con todo el mundo y quizás sea algo bueno que nos haga pensar cómo se deben hacer las cosas. Sí, ¿por qué no? Pero creo que Pablo Iglesias ha dejado la política.

–¿La coalición agotará la legislatura?   

–Sin lugar a dudas, sí.

–Parafraseando su expresión en una entrevista con FARO en febrero de 2020, cuando presentó al Gobierno como músicos diferentes con la misma partitura, últimamente se escucha cierta desafinación.   

–Mantengo exactamente lo mismo. Nos llevamos muy bien, pero es verdad que somos dos espacios políticos diferentes y no pensamos de igual manera. Las diferencias hay que llevarlas de manera tranquila, sosegada, sin generar ruido mediático, que eleva la voz, pero aleja a los ciudadanos. A través de ustedes, los medios de comunicación, tienen derecho a conocer qué pensamos en términos de democracia económica, de una reforma fiscal. ¿Qué piensa el PSOE? Nosotras somos claras: el tiempo es ahora porque hay una crisis y una percepción de injusticia fiscal y porque el 80% del IRPF está sufragado por nóminas, es decir, por trabajadores y trabajadoras.

–¿Habrá mucho ruido en la negociación de los presupuestos?   

–Hemos empezado bien con un techo de gasto histórico. Estos presupuestos tienen que ser los proyectos útiles para los pensionistas, los jóvenes, las mujeres y las mayorías sociales. Le pongo un ejemplo. Un hogar con una persona celíaca tiene un sobrecoste en la cesta de la compra de 935 euros al año. Una pieza de pan cuesta 3 euros. Los presupuestos de 2023 tienen que dar respuesta a estas personas. Hablamos mucho de salud mental, que es transversal y muy compleja. No solo basta con implementar las plantillas, hay que dar más pasos y redefinir la salud mental.

–¿En qué sentido?   

–Con la incorporación de los riesgos psicosociales a los catálogos, las empresas y sindicatos requieren más medios y atención. Le pongo otro ejemplo: los fisioterapeutas. Todos sabemos cómo está la sanidad pública y muchísimas personas tienen que ir a un fisioterapeuta por las razones que sean. Me gustaría que los presupuestos de 2023 resolvieran problemas de verdad de la gente como estos.

–¿Con ayudas directas?   

–Vamos a trabajarlo, pero esto debe contemplarse.