Cataluña

Junts sella su retirada de la mesa de diálogo y carga contra ERC por 'socorrer' a Sánchez

Laura Borràs recibe el espaldarazo de su partido para continuar en la presidencia del Parlament pese a estar a un paso de ser juzgada por corrupción

La presidenta de Junts, Laura Borràs.

La presidenta de Junts, Laura Borràs. / EP

Júlia Regué

Júlia Regué

Junts per Catalunya cierra su apuesta por dinamitar la mesa de diálogo y forzar una segunda vuelta del procés. La militancia posconvergente se reúne este sábado en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) para marcar un nuevo rumbo para las siglas después de que Laura Borràs y Jordi Turull recogieran el testigo de Carles Puigdemont y Jordi Sànchez como presidenta y secretario general. Un cónclave que ya ha quedado inaugurado con la reafirmación de que no volverán a la senda del diálogo entre gobiernos después del encuentro este viernes entre el president Pere Aragonès y el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez.

La posconvergencia, por boca de su secretario general, ha certificado su retirada de la mesa de diálogo -que se retomará a finales de julio- y ha cargado contra sus socios en el Govern, Esquerra, por 'socorrer' a Sánchez, a su juicio debilitado tras las elecciones en Andalucía y cercado por un PP al alza. "Para hacer de socorristas de un naufragio electoral del PSOE que busquen a otros. Sánchez, para salvar Moncloa, es capaz de ahogar Cataluña", ha espetado Turull. Bajo su mando, ha dicho, Junts no se dejará "arrastrar por cantos de sirena interesados o envenenados ni intimidar por las malas artes del Estado". "Es una mesa que sirve para quedar. Más que una mesa, les iría bien que constituyesen un grupo de Whatsapp, que es lo que hace la mayoría de mortales cuando tienen que quedar", ha recomendado, con sorna, a Aragonès y Sánchez. "Un poco se seriedad y de dignidad", ha pedido.

Borràs ha optado por derribar el relato de la 'desjudicialización': "La agenda del reencuentro y de la concordia es la agenda de la judicialización creciente. Esta mesa solo quiere llevarnos a la parálisis, a la anestesia, a la rendición", ha aseverando, defendiendo que su partido no cae "en el servilismo del PSOE".

El futuro de Borràs

La presidenta, que ha recibido el espaldarazo de su partido por su causa judicial, ha vuelto a sostener que es víctima de una persecución política, pese a que está acusada de delitos vinculados a la corrupción, para rematar que "la represión es una estructura del Estado español". La también jefa del Parlament se enfrenta a seis años de prisión y 21 de inhabilitación por presuntamente haber fraccionado contratos durante su etapa al frente de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC) y, pese a la presión de Esquerra, CUP y el resto del hemiciclo -salvo los 32 diputados de Junts- no está dispuesta a dimitir. Su formación prevé incluso modificar los estatutos para evitar que sea suspendida de forma automática cuando se le abra juicio oral.

Según las directrices organizativas de la fuerza política, todavía pendientes de la convalidación de la militancia, Borràs podrá mantener el carnet pese a sentarse en el banquillo de los acusados porque la nueva ponencia sostiene que no serán apartados los investigados o condenados por corrupción si la comisión de garantías considera que se trata de un caso de 'lawfare' (guerra jurídica), como opinan que es el de Borràs. Hay una enmienda viva del Berguedà que pide eliminar este supuesto y que se negociará hasta el último momento para intentar que se apruebe el texto base.

Otra cosa es qué pasará en el Parlament. Borràs defiende su inocencia y se niega a apartarse. El reglamento de la Cámara prevé que sea apartada de sus funciones cuando tenga fecha para el juicio, si se hace uso del artículo 25.4 de la normativa, pero ella alega que su causa es política y se fija en el 25.1 que requiere de mayoría absoluta -así pasa la pelota a ERC- y esquiva los delitos vinculados a la corrupción.