LOS EFECTOS DEL 19-J

Podemos acusa la ausencia de Iván Redondo en Moncloa: "No existe relato"

En el ala morada del Gobierno creen que desde la salida del anterior jefe de gabinete de Sánchez la estrategia es más desordenada

Unidas Podemos achaca más la desmovilización del electorado progresista a que no se hace suficiente "política de izquierdas"

No asumen que el constante enfrentamiento entre los socios puede ser otro de los factores que desincentivan al votante

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su ex jefe de gabinete, Iván Redondo.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su ex jefe de gabinete, Iván Redondo. / Emilio Naranjo / EFE

El Gobierno continúa dándole vueltas a por qué los resultados electorales no les acompañan si, defienden, están adoptando decisiones para mitigar los efectos de la alta inflación, como hicieron en 2020 con las consecuencias económicas de la pandemia. Creen que sus políticas son las correctas, pero asumen que no se valoran. Al menos no han influido para que el PSOE obtuviera un mejor resultado en Andalucía, donde Juanma Moreno ha cosechado una histórica mayoría absoluta. Hay una reflexión abierta en todos los ámbitos de poder: Moncloa, Ferraz y las comunidades. Y el análisis es muy parecido en todas partes: es necesario un revulsivo porque el Ejecutivo no es capaz de "rentabilizar" su gestión.

Unidas Podemos, la otra pata del Gobierno de coalición, tiene su propia opinión. No acaba de darse por aludido, pese a que su derrota en las elecciones andaluzas fue igual de estrepitosa. Acumula, además, una legislatura de intención de voto a la baja, lo que significa que no amortiza su presencia en el Consejo de Ministros. Su lectura es que esto sucede porque no se toman suficientes medidas de "izquierda". El Ejecutivo de coalición "no está respondiendo a las expectativas", aseguran. Pero también reconocen que no se transmite con claridad su acción política. Algo que ocurre, señalan, desde la destitución del anterior jefe de gabinete del presidente del Gobierno, Iván Redondo. Según fuentes de la formación, desde que Pedro Sánchez decidió prescindir de él en la remodelación de julio pasado, "Moncloa no tiene relato".

Redondo, destacan, tenía "cuatro ideas" pero estaban "claras". Recuerdan, a modo de ejemplo, el llamado "escudo social" -las medidas post Covid- o el "salimos más fuertes". Ahora el jefe de gabinete del presidente del Gobierno, Óscar López, y su director adjunto, Antonio Hernando, no son proactivos sino "reactivos". A esto achacan algunos de los últimos episodios que ha protagonizado el ala socialista del Gobierno, como la gestión que se hizo del 'caso Pegasus', el supuesto espionaje a líderes independentistas.

El director del Gabinete del Presidente del Gobierno, Óscar López, comparece en el Congreso.

El director del Gabinete del Presidente del Gobierno, Óscar López, comparece en el Congreso. / EFE/Kiko Huesca

La reacción a este asunto, apuntan desde Podemos, dio muestra de falta de cohesión en el discurso y la impresión de que el socio mayoritario de la coalición actúa a golpe de “bandazos", en referencia a que denunció públicamente que Sánchez y otros ministros habían sido espiados por un "agente externo". Una iniciativa que parecía destinada a diluir las escuchas a los separatistas, pero que finalmente se usó de coartada para cesar a la directora del Centro Nacional de Inteligencia, Paz Esteban. Para la Generalitat se consideró insuficiente y, de hecho, pedían la dimisión de la ministra de Defensa, Margarita Robles, algo de que Podemos respaldaba.

FALTA DE ESTRATEGIA

Esta situación de estrés con ERC hizo que los republicanos votaran contra el primer decreto anticrisis por la guerra de Ucrania, que incluía la bonificación de 20 céntimos a los carburantes, a pesar de que días antes se daba por supuesto su apoyo. Una sensación de caos, que se vivió también con la Ley Audiovisual, que salió adelante gracias al PP, aunque algunos artículos se habían pactado hace meses con los republicanos. Para Unidas Podemos, esta "falta de estrategia", este baile en la política de alianzas, no ha ayudado a la hora de proyectar la imagen de un Gobierno que impulsa medidas sociales y progresistas.

Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, con quien era su portavoz parlamentario, Antonio Hernando, el 19 de julio de 2016 en el Congreso.

Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, con quien era su portavoz parlamentario, Antonio Hernando, el 19 de julio de 2016 en el Congreso. / REUTERS / ANDREA COMAS

En este análisis, la formación morada no incluye el persistente "ruido" que rodea al Ejecutivo por las continuas fricciones entre los socios de Gobierno. Ellos se escudan en que el único modo en que el PSOE les haga caso es así, pero a la vez lamentan que muchas de las leyes que hace el Gobierno "no interesan" a los medios de comunicación si no existe un enfrentamiento entre los socios.

Podemos considera que sus votantes les exigen que sean reivindicativos y que si no se cumple el acuerdo programático lo reclamen públicamente, aunque no esconden que el enfrentamiento con el PSOE también resulta cansino para el electorado progresista. En todo caso, su receta es "más políticas de izquierda". Aseguran que desde las elecciones en Castilla y León tanto la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, como la ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, están avisando de que el Ejecutivo debe ser más audaz para frenar el avance del PP y Vox y combatir la resistente subida de la inflación. Y piensan que tras la debacle en Andalucía el PSOE está siendo más receptivo porque, como publicó este diario, apenas unas horas después Pedro Sánchez transmitió a Díaz que iban a extender las medidas sociales del nuevo decreto anticrisis. Los dos socios se encuentran ahora negociando el nuevo texto.

RELACIÓN AGRIDULCE CON REDONDO

A la espera de cómo el Gobierno en su conjunto reaccione a la hecatombe electoral en Andalucía, resulta llamativo que Podemos eche en falta a Iván Redondo, con quien los morados mantenían una relación agridulce. A él le atribuyeron directamente la estrategia de ir a una repetición electoral en 2019, tras negarse a compartir coalición con el partido entonces liderado por Pablo Iglesias. Una hoja de ruta que estaría claramente establecida: después de asegurar Sánchez que no dormiría tranquilo con los morados en Moncloa, se esperaba que el PSOE aumentara su ventaja en las urnas. Un extremo que, lejos de producirse, le llevó a perder tres escaños y les obligó a pactar a contrarreloj una coalición con Podemos para pasar de pantalla y evitar las consecuencias del desgaste. 

Archivo - El exdirector del Gabinete del Presidente del Gobierno, Iván Redondo, durante una comparcencia en el Congreso en una imagen de archivo.

Archivo - El exdirector del Gabinete del Presidente del Gobierno, Iván Redondo, durante una comparcencia en el Congreso en una imagen de archivo. / EP

Pese a este ‘pecado capital’, lo cierto es que la relación entre Pablo Iglesias y Redondo era buena. El consultor había trabajado para dirigentes de otros partidos como el alcalde de Barcelona, Xavier García Albiol y se incorporó al equipo de Pedro Sánchez para las primarias de 2017 en las que se enfrentó a Susana Díaz, después de ser defenestrado. Desde entonces le acompañó en las dos elecciones de 2019 y en la conformación del Gobierno de coalición hasta que el pasado verano cayó en desgracia y Sánchez prescindió de él. Dentro del PSOE se le acusó desde el principio de una excesiva ambición de poder. La sonora derrota en la Comunidad de Madrid, en la que diseñó la campaña de Ángel Gabilondo, y el anuncio de una ‘reunión bilateral’ entre Joe Biden y Pedro Sánchez, que terminó en un paseíllo de unos pocos segundos el pasado junio, fueron algunas de las razones directas que contribuyeron a su salida. 

Lo cierto es que, pese a los recelos que Podemos veía en Redondo, el todopoderoso jefe de Moncloa mantuvo una buena relación con el entonces vicepresidente tercero del Gobierno, Pablo Iglesias, a quien conocía de años atrás. En 2016 el entonces líder de Podemos llegó a entrevistarle en su programa 'Otra Vuelta de Tuerka', y la confianza entre ambos prevaleció a las posiciones políticas. Tanto es así que Redondo llegó a deshacerse en halagos hacia el dirigente morado en una comisión parlamentaria. Ambos salieron del Gobierno casi a la vez, con menos de tres meses de diferencia tras la dimisión de Iglesias para centrarse en las elecciones madrileñas, que acabaron por dejarle fuera de la política.