ELECCIONES EN ANDALUCÍA

Moncloa da por descontada la derrota en Andalucía y busca que no salpique a Sánchez

En el Ejecutivo creen que está "amortizado" el previsible mal resultado de Espadas el domingo, y subrayan que las elecciones formaban parte del "plan" del PP

En el círculo del presidente aseguran que, pasadas estas urnas, se entra en un "año de crecimiento" y que puede haber un "impulso", que no concretan aún

El presidente del gobierno, Pedro Sánchez (d) y el secretario general del PSOE de Andalucía y candidato a la presidencia de la Junta, Juan Espadas (i) durante un acto electoral celebrado en Granada.

El presidente del gobierno, Pedro Sánchez (d) y el secretario general del PSOE de Andalucía y candidato a la presidencia de la Junta, Juan Espadas (i) durante un acto electoral celebrado en Granada. / EFE/Pepe Torres

Juanma Romero

Poco hay que hacer ya. Es la desazón que recorre el PSOE y que retumba igualmente en la Moncloa. En el equipo de Pedro Sánchez dan por amortizadas las elecciones andaluzas del 19-J, son conscientes de que se darán mal para el partido, de que Juan Espadas, el hombre por el que apostaron directamente el presidente y Ferraz para relevar a Susana Díaz, se quedará lejos de su objetivo de ganar los comicios. Por eso prefieren pasar página. Y cuanto antes. En el Gobierno se centran en los retos a la vuelta de la esquina: la cumbre de la OTAN, el debate del estado de la nación y el “impulso” que Sánchez quiere imprimir de cara al último curso de la legislatura, que dará comienzo en septiembre y que tendrá como gran examen las municipales y autonómicas de mayo de 2023, “verdadera” antesala y verdadera prueba de fuego, convienen en el partido y en el Ejecutivo, de las generales de finales de año. 

Pero no tan rápido. Porque las andaluzas de este domingo marcarán, para bien o para mal, el siguiente capítulo de la política española. También para los socialistas. El PSOE-A, hasta ahora pulmón de todo el partido, arrancó la carrera con muy malas cartas, tras dos años y medio enredado en sus cuitas internas, en la lucha por la supervivencia de Susana Díaz, quien ganó las autonómicas de 2018 pero firmó el peor resultado de la historia de la federación: 33 escaños, 27,94% de los sufragios y 1.010.889 votos. Espadas, respaldado por la cúpula federal, batió en primarias a Díaz hace justo un año y el proceso de recomposición orgánica se solapó prácticamente con la carrera electoral.

Los socialistas firmarían repetir el resultado de 2018 (33 escaños) o mejorarlo ligeramente. Caer por debajo de las 30 actas sería leído como un desastre total

El exalcalde de Sevilla, a quien no conoce aún un 25,3% de los electores, se fijó como meta recuperar la confianza de ese medio millón de abstencionistas de 2018 que luego sí votaron a Sánchez en las generales del año siguiente. Pero las encuestas son concluyentes: Espadas podría, en el mejor de los casos, repetir los 33 diputados de hace cuatro años, o bien deslizarse por la pendiente a la baja. O, peor aún, desplomarse por debajo del umbral psicológico de los 30 escaños, como se apunta en los últimos 'trackings'. Este último escenario pondría en duda la continuidad de Espadas al frente del PSOE-A, sería leído como una absoluta hecatombe y a Ferraz y a Sánchez les resultaría difícil abstraerse de la lectura en clave nacional. Más aún si el jefe de la Junta, Juanma Moreno, logra la mayoría absoluta (55 actas) o se acerca mucho a ella.

"Ya sabemos lo que va a pasar. Lo que pase el domingo está amortizado, hay que mirar hacia adelante", "que pase el trago ya y punto, no vale la pena", subrayan sin rodeos distintos interlocutores en la Moncloa. Es decir, se cuenta con una derrota sonora de Espadas, aunque no se anticipa un descalabro absoluto. Se ha constatado que la campaña no ha fortalecido al candidato, que no ha sido un "revulsivo" ni le ha servido para "crecer". Y se firmaría repetir el resultado de 2018. No se atreven a dar números, porque todo dependerá de la participación de un domingo final de puente, de calor y de playa: "Podemos tener 30 o 36: dependemos no de los indecisos, sino de votantes nuestros que pueden quedarse en casa". También miran hacia el PP: "No importa tanto lo que ocurra el domingo sino cómo lo gestiona, qué hace con la ultraderecha, si Moreno gobierna o no con ella, porque eso sí será relevante".

Solo tres actos en campaña, y ni uno más

A la vista de las malas expectativas, Ferraz ha preferido no forzar un hueco más en la agenda institucional de Sánchez, justo para no sobreexponerle: su participación en la campaña será la prevista. Tres actos (en Almería, Málaga y este viernes 17, en el cierre, en Sevilla) y ni uno más. En Castilla y León, en las autonómicas de febrero, iban a ser cuatro mítines, y en la recta final se sumó uno más ante la posibilidad de vuelco. El líder socialista sí protagonizó en Andalucía otros tres actos más (en Jaén, Granada y Sevilla), pero en precampaña. Ministros y dirigentes federales del PSOE (y barones) sí se han volcado para apoyar a Espadas.

En el Gobierno destacan que el PP ha llevado a cabo su estrategia de adelantar elecciones autonómicas para crear un clima de opinión favorable, pero los equilibrios territoriales, dicen, no han cambiado

En el equipo de Sánchez llaman a la calma, porque la estación del 19-J formaba parte del "plan" escrito por Pablo Casado, subrayan, y al que no ha renunciado Alberto Núñez Feijóo. Indican que la estrategia del PP, tras el batacazo de las elecciones catalanas del 14 de febrero de 2021, pasaba por la convocatoria de comicios en Madrid, Castilla y León y Andalucía, tres comunidades gobernadas por ellos, para así resaltar que hay un cambio de ciclo y pedir un adelanto de las generales "que no se va a producir". "En el fondo, nada cambia: el PP no ha ganado ningún Gobierno nuevo, ni tampoco el PSOE lo ha perdido", señalan fuentes gubernamentales.

A lo que se suma, dicen, el respaldo que los ciudadanos están dando a los ejecutivos durante y tras la pandemia de covid. "Y no es que el PP haga grandes maravillas —añaden—, es simplemente que se beneficia del hundimiento de Ciudadanos, se lo come. Y parece que Vox, que iba a ser la bomba, empieza a tocar techo". Otros cargos consultados, no obstante, advierten de que no se puede pasar por alto que, aunque Espadas repitiera los 33 escaños de Díaz, el PSOE-A perdería su condición de primera fuerza y se quedaría a mucha distancia del PP, así que eso obliga "a trabajar mucho Andalucía" de cara a municipales y generales: la comunidad reparte 61 escaños en el Congreso.

En el círculo del presidente sí aseguran que, pasado el 19-J, se entra en un "año de crecimiento" y puede haber un nuevo "impulso" en el Gobierno. Pero no entran a concretar en qué se traduciría. Cabría un giro en la estrategia (la hubo a comienzos de curso, acercando al líder a la calle y a los territorios), un refuerzo en la comunicación.

"Lo que hará es pelear"

Pero no solo eso. Cabría el gesto más vistoso, la carta que con celo guardan todos los presidentes: una remodelación de su Gabinete. En la Moncloa y en la cúpula del PSOE reiteran que Sánchez no tiene hoy por hoy en mente ningún relevo en su equipo, ya lo acometió en julio del año pasado. Sí admiten que en el partido hay quienes creen que el revulsivo debiera ser una crisis de gobierno, y son conscientes de que el lamento más extendido es que el actual Ejecutivo adolece de falta de músculo político y que el presidente no tiene un escudero que le proteja, ya que esa función que ejercían la vicepresidenta Carmen Calvo y el entonces titular de Transportes, José Luis Ábalos, se ha perdido. El hombre de absoluta confianza de Sánchez es el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, 'de facto' su vicepresidente, aplaudido internamente por su labor de coordinación de los ministerios, su relación con los socios y su cualificación técnica, aunque su peso político es menor.

"Después de un mal resultado, algo tienes que hacer, pero lo que tenga que pasar solo está en la cabeza del presidente", observan en la Moncloa. En el círculo del líder niegan cualquier cambio en su Gabinete

"Después de un mal resultado, algo tienes que hacer, pero lo que tenga que pasar solo está en la cabeza del presidente", observan con prudencia en la Moncloa. ¿Y cuándo? Todo apunta a que podría esperar a septiembre, ya que el foco está situado en la cumbre de la OTAN en Madrid del 29 y 30 de junio —un encuentro que se presume trascendental en la historia de la Alianza, y un mayúsculo reto organizativo— y en el debate del estado de la nación, previsto para la segunda semana de julio. En 2021, Sánchez emprendió la reestructuración de su Gabinete un sábado de julio, tres meses antes del 40º Congreso Federal del PSOE, en el que procedió a refrescar equipos en el partido. Ahora, Sánchez podría tener la excusa para hacer ajustes en su Gobierno: el lanzamiento de candidatos para las autonómicas y municipales de mayo de 2023. Tiene tiempo para mover esas piezas, porque la previsión de Ferraz es culminar el proceso de elección de los cabezas de cartel a lo largo de este otoño.

"Lo que hará Pedro es pelear", resumen en Ferraz. Y esa idea glosa el espíritu con el que Sánchez afronta el curso político quizá más complicado, debilitado —aunque intente esquivar esa interpretación— presumiblemente por Andalucía, y con los comicios de mayo y las generales a la vuelta de la esquina. En la Moncloa insisten en que el 'efecto Feijóo' se disipará y que el principal activo del Gobierno será la recuperación económica, pese al empeoramiento de las previsiones por la guerra en Ucrania.

En la Moncloa reiteran que las elecciones importantes serán las municipales y autonómicas de mayo de 2023 y hacen valer el proceso "transformador" del Gobierno en esta legislatura

En definitiva, que nada está perdido y que las andaluzas no empañarán las siguientes urnas. Porque en el PSOE se cuenta también con ganar las locales y retener todos o casi todos los ejecutivos autonómicos, con la duda principal de La Rioja. Si esos pronósticos se cumplen, continúan, Sánchez acudirá más fortalecido a las legislativas de final de año. El presidente, repiten en su equipo, pondrá toda la carne en el asador, haciendo valer el proceso "transformador" de España que está acometiendo su Ejecutivo en apenas cuatro años y la cantidad de iniciativas sacadas adelante "pese al ruido" y la precariedad parlamentaria: más de 140 leyes.

El PSOE andaluz, mientras, se aferra al posible voto oculto para vencer las encuestas, voto oculto que ya hubo en 2012 y que permitió al partido continuar en la Junta, cuando el popular Javier Arenas se disponía a vestirse de presidente. La esperanza es, por tanto, que el resultado sea "mejor que el predicen los sondeos", porque "lo que se percibe en la calle es otra cosa": más receptividad hacia el PSOE, mayor a la que hubo en 2018. Pero eso quizá no sea suficiente para impulsar a Espadas.