COMPARECENCIA EN EL CONGRESO

Ya nadie presiona a Sánchez por Marruecos: el Congreso retoma la crisis dos meses después

El presidente del Gobierno, aunque el Congreso le obligue a comparecer, maneja los tiempos y el calendario de su asistencia

Hace dos meses estaba completamente solo por el cambio sobre el Sáhara Occidental; ahora ya no tiene presión alguna

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. / EP

Ángel Alonso Giménez

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparecerá este miércoles en el Congreso para hablar sobre la crisis política con Marruecos dos meses después de la visita a Rabat que consolidó el viraje en la posición sobre el Sáhara Occidental, que era de neutralidad. A raíz de aquel viaje, el 7 de abril, que hizo a pesar de que una mayoría del Congreso expresó su rechazo, el PP registró una petición de comparecencia para que el mandatario socialista explicara lo que hubiera hablado con el rey marroquí. La vio la Junta de Portavoces de la Cámara Baja a finales de mes, y para sorpresa del PSOE, salió adelante. ERC, PNV y Cs, entre otros, la apoyaron.

Eran tiempos conflictivos en la política nacional, precisamente por el conflicto territorial del Sáhara. La forma en la que se produjo el cambio de posición, así como la manera en la que el Gobierno la comunicó y la explicó, causaron perplejidad entre los aliados parlamentarios, y acto seguido, un enfado considerable. Al PP también le incomodó. Es el otro partido que ha gobernado España desde la restauración de la democracia, y entre las filas socialistas sobrevoló la creencia de que no torpedearían la decisión del Gobierno. Un cargo del PSOE señaló a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA por aquel entonces, finales de marzo, que en la cúpula conservadora sabían que los últimos movimientos de la comunidad internacional al respecto apuntaban justo al mismo destino: a la búsqueda de una solución tras años de paralización.

Pedro Sánchez en el Congreso.

Pedro Sánchez en el Congreso. / epe

Pero el Partido Socialista y el Gobierno se quedaron completamente solos. Dos fechas se lo demostraron con crudeza.

30 de marzo de 2022. El presidente comparece por primera vez ante el hemiciclo del Congreso para explicar la nueva postura de la diplomacia española. Aunque los motivos de la comparecencia fueron varios y variados, el del conflicto con el vecino del Sur fue el que más tiempo llevó y el que más bronca generó. Sánchez, ese día, pudo comprobar su soledad.

7 de abril de 2022. El pleno del Congreso votó la proposición no de ley de Unidas Podemos, ERC y EH Bildu, los socios parlamentarios más alineados dentro del bloque progresista, y el resultado fue a favor. El PSOE volvió a quedarse solo. Confiaron en la dirección parlamentaria, hasta minutos antes del desenlace, que el PP se posicionara igual y permitiera esquivar el órdago. No fue así. El presidente viajó a Rabat con la votación aún humeante.

La velocidad

El texto que enmarca la comparecencia del líder socialista es el siguiente: "para que explique el nuevo partenariado para el siglo XXI que estableció en su visita a Rabat y las consecuencias que ello ha ocasionado en la relación con Argelia".

El PP, con el enunciado, muestra una de las variables más controvertidas: los vínculos comerciales con el Estado argelino, basados en la importación de gas. El Gobierno del país norteafricano, después de la reunión de Sánchez con Mohammed VI, amenazó con cortar el suministro.

La velocidad de la política, sin embargo, fue poco a poco desvaneciendo el asunto. No mucho después explotó el caso Pegasus, el presunto espionaje a personalidades independentistas catalanas. La virulencia con la que reaccionaron las formaciones soberanistas, sobre todo ERC, provocó un tremor político mayúsculo. El portavoz de Esquerra en el Congreso, Gabriel Rufián, advirtió de que la legislatura incluso estaba en peligro. Sin el respaldo de los 13 diputados de la formación republicana, la agenda legislativa depende de un trabajo de alianzas de orfebrería. A pesar de eso, el PSOE y Unidas Podemos no se han dejado en el camino ninguna ley de las que ha impulsado para su aprobación.

Las elecciones andaluzas marcan ahora la velocidad de los acontecimientos. El Congreso y el Senado, de hecho, congelarán sus actividades la semana que viene para que los focos se vuelquen en la campaña. Es la costumbre.

Desde el 7 de abril, por tanto, han sucedido muchas cosas, un escándalo (Pegasus) entre ellas, aunque no parece que en la opinión pública haya calado. Las preocupaciones ciudadanas se han instalado en las derivadas económicas, del paro a la inflación, provocadas por la guerra de Ucrania. La tradición dice que en contextos así es cuando se producen cambios de ciclo. El de Pedro Sánchez da síntomas de agotamiento, pero aún dispone de margen para recuperarse (cómo no si en principio queda un año y medio para que haya elecciones). La demoscopia electoral, en cambio, está retratando a un Alberto Núñez Feijóo en auge.

La crisis con Marruecos ha quedado enterrada en la percepción social, por tanto. Es cierto que por la onda expansiva de las intromisiones en los móviles del presidente y de la ministra de Defensa ha revoloteado la presencia del Estado vecino, pero no ha pasado de eso.

El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, en unas declaraciones a los medios de comunicación este jueves. 

El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, en unas declaraciones a los medios de comunicación este jueves.  / Eduardo Parra / Europa Press

El olvido

La comparecencia del presidente de este miércoles constará de dos partes: de los acuerdos adoptados en el Consejo europeo de hace siete días, que versó sobre un nuevo paquete de sanciones a Rusia por la invasión a Ucrania, y de aquella visita a Rabat, el 7 de abril. Sánchez, al no tener límite de tiempo, podrá dedicar el tiempo que estime a uno y a otro. Los portavoces de la oposición no tienen la misma suerte: han de comprimir en los 15 minutos de los que dispongan los asuntos a tratar. Es probable que más de uno, precisamente por la compresión de los plazos, se dedique sólo a uno.

Cuando una comparecencia de este calibre se expande por varios temas, la oposición siempre sale perjudicada. A todos los presidentes les ha interesado agrupar cuestiones diversas. Obliga a elegir y a priorizar a los adversarios parlamentarios. Las críticas, por tanto, quedan mermadas. El portavoz del PNV, Aitor Esteban, lo tiene ya claro, según ha afirmado en rueda de prensa este martes: "Yo he sido crítico con el Gobierno. Lo sucedido durante los últimos días no ha hecho más que reafirmar mi posición".

El dilema político que surge es lógico: ¿volver al debate sobre Marruecos, que tantos reproches generó contra el presidente, es un "marrón" o una oportunidad para dar explicaciones pendientes y zanjar la polémica definitivamente?

El máximo representante del grupo socialista en el Congreso, Héctor Gómez, preguntado sobre esto, ha negado que la comparecencia de Sánchez sea un mal trago, a pesar de que el PP es el artífice tras lograr los apoyos necesarios. No es lo habitual en la Cámara. El diputado del PSOE ha destacado que la sesión servirá, más bien, para retratar "las contradicciones del Partido Popular", en concreto en política exterior. Ha manifestado su deseo de que demuestre "altura de miras". A la vez, se ha mostrado convencido de que el líder del partido y del Gobierno aportará contexto, lo que será "bienvenido".

Para Cuca Gamarra, secretaria general y portavoz parlamentaria de los populares, "no es de recibo" que el presidente haya tardado dos meses en acudir al hemiciclo a explicar la reunión con Mohammed VI en la capital marroquí. Ahora bien, ha considerado, en la comparecencia ante los medios, que urge "transparencia" sobre una visita que hizo a pesar de que horas antes el Congreso había dejado muy clara su oposición. El líder de Más País, Íñigo Errejón, se ha pronunciado en términos similares: aunque a su juicio las explicaciones de Sánchez lleguen tarde, debe darlas.

Todas estas declaraciones las han hecho los portavoces a preguntas de este medio. Nadie, previamente, "motu proprio", había mencionado el asunto. La crisis con Marruecos por aquella visita a Rabat ha caído en el olvido parlamentario. Que este miércoles lo saquen de ahí, bien el presidente, bien la oposición, dependerá de los anuncios o propuestas que hagan.